Analicemos la palabra «pírrica» tan de moda por estos días. Se dice de una victoria «pírrica» aquella que es temporal o aquella que, al contar las bajas, el ganador cree haber perdido igual. Cuentan que «Pirro» rey de Epiro logró una victoria contra los romanos con un costo elevado de bajas y al contemplar el resultado de la batalla de Ásculo, dijo: «Con otra victoria como esta estoy perdido». En términos futbolísticos, sería como ganar 1 a 0 un partido de Libertadores, pero necesitar 3 goles para pasar de fase.
Así titularon los portales del mundo: Victoria pírrica del PP (y amarga del PSOE). ¿Qué tiene que ver esto con Uruguay? Un tweet de Graciela Bianchi, infeliz en su momento de escribirlo, aunque es un silencio a voces que todos o casi todos conocen, pero nadie se atreve a decirlo. Si el PP hubiera ganado con 179 escanios (PP + Vox), el PSOE no estaría tan enojado por un tweet de un país que no le genera ningún conflicto ni bilateral, ni económico ni ideológico. Si sucediera con algún socio de la Unión Europea lo puedo entender. ¿Pero Uruguay? ¿Me están hablando en serio? El mensaje que fue claramente poco feliz sirvió de cortina de humo para un PSOE que por 30 segundos desvió la atención del tema más importante que tienen los Españoles, que ha perdido en las urnas y que no quiere dejar el poder. Basta recordar la nutrida agenda del ex Canciller Nin Novoa en setiembre de 2019 cuando hizo declaraciones en la ONU denunciando el bloqueo cubano y la intervención en Venezuela y Nicaragua. Apremiado por encuestas que no daban buenos resultados y sin primar la mesura en sus declaraciones a un mes de las elecciones, volvió a posicionar a Uruguay en un lugar ideológico que no representaba el pensar ni de la oposición ni de algunos compañeros de la coalición de izquierda.
Siempre que la izquierda (no importa en qué lugar del mundo), está en apuros, «cualquier ómnibus la deja cerca» y las alusiones a conflictos o disputas internacionales provocan (aunque con poco vuelo) una cortina de humo importante.
La consigna de acusar a Biachi de no tener filtro no es algo nuevo. Lo más triste no es el tweet en sí mismo. Sino el uso que algunos actores políticos y otros autoproclamados periodistas hicieron del caso. En la mañana de Sarandi (690 AM) incluso la trataron de ridícula y falto poco para que pidieran un juicio político. Luego que se terminó el espacio radial, guardaron la hoz y el martillo en el cajón del escritorio y fueron seguramente a buscar las llaves de sus lujosos vehículos comprados en el sistema capitalista que tanto odian.
Lo de Bianchi no fue más que un infortunio. Lo de la prensa una práctica fascista. María Elena Walsh cantaba:
Me dijeron que en el Reino del Revés[…]
Que un ladrón es vigilante y otro es juez
Totalmente de acuerdo, estamos viviendo un mundo bizarro!