Afganistán. Las armas portátiles, una pesadilla insoslayable.

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Las minas anti-personal y anti-tanque están sembradas a lo largo y ancho de Afganistán, principalmente en los caminos y en las tierras de cultivo.

Hay miles de artefactos aún activos. Cientos de infelices afganos han quedado con una sola pierna, muchos de ellos mutilados en sus propias tierras de sembradío, porque el desparramo de minas se hizo sin ton ni son, incluso en áreas que no afectaban las operaciones militares.

Recuerdo mi experiencia en el Sahara. Era imperioso obrar con precaución y seguir la huella dejada por otros vehículos para evitar volar por los aires con el cuerpo destrozado o en el mejor de los casos terminar sin piernas, las partes más directamente afectadas El problema está multiplicado en Afganistán y en mi opinión no tiene solución inmediata.

Pero a nivel mundial se habla poco de las armas portátiles, una verdadera plaga, según los expertos. Vi niños que no sabían leer ni escribir pero ya sabían usar un arma. Su empleo en forma usual ya forma parte del subconsciente colectivo afgano.

Los millares de armas disponibles generan decenas de conflictos. Le resulta fácil a cualquier “comandante” formar una banda de bribones porque es fácil y barato conseguirlas. Las autoridades hicieron un enorme esfuerzo por llevar adelante el llamado “plan de desarme de grupos armados ilegales”, pero los resultados fueron poco alentadores.

El arma portátil más difundida es el Kalashnikov AK-47. Es además un símbolo tan representativo como la boina del doctor Ernesto Guevara de la Serna. El arma de referencia fue diseñada por el ruso Mikhail Kalashnikov en la Segunda Guerra Mundial y desde 1949 ha sido usado por guerrilleros, terroristas, bandas armadas y ejércitos clandestinos.

El Kalashnikov es calificado por los estudiosos como una “maravilla mecánica”, por su eficiencia y simplicidad.

Otra arma portátil muy usada fue el lanzagranadas RPG 7, un tubo de cuatro centímetros de grosor soldado a una sección más gruesa. Lleva una empuñadura tipo pistola y un apoyo para el hombro. Una mira óptica permite disparos a objetos inmóviles hasta 500 metros de distancia y a blancos en movimiento a 300 metros.

El empleo del RPG 7 ha revolucionado las formas de lucha de las fuerzas irregulares.

La forma de pelear de los afganos contra los soviéticos ha sido el ejemplo más estudiado e imitado. Mi amigo Najibullah fue mujadin y peleó en las montañas cercanas a Maimana. Me explicó su forma de combatir. Durante el día se escondían en cuevas y por la noche entraban a Maimana a buscar comida y municiones. Usaban muchísimo este famoso RPG 7. Se escondían en una posición elevada en el terreno que controlaba el paso de alguna columna blindada. Ellos conocían muy bien esos caminos. En la posición cavaban trincheras que luego camuflaban. Formaban grupos de combate de entre 8 y 12 hombres y cada equipo llevaba dos RPG 7y varias granadas anti-tanque. El resto del equipo cargaba con sus propias armas individuales y alguna granada más. También portaban ametralladoras livianas y los clásicos AK 47.

Al arribar la columna enemiga, le disparaban al primero y al último vehículo. Si los destruían, la formación quedaba inmovilizada. Los vehículos soviéticos abrían fuego sobre las posiciones afganas y la infantería de apoyo desembarcaba para combatir a los atacantes, porque los blindados no podían moverse. Los guerrilleros afganos –que contaban con la ventaja de ocupar posiciones elevadas- usaban las ametralladoras y los fusiles de francotirador para matar a los soviéticos, mientras iban saltando de una trinchera a otra para eludir los disparos. Si la situación se volvía muy peligrosa, los afganos salían se retiraban, usando vías de escape previamente elegidas.

Los afganos adquirieron tal habilidad en el uso del RPG 7 que hasta disparaban a los helicópteros en vuelo, derribando a varios.

A lo largo de los caminos en las montañas pude ver los restos de los vehículos de esos combates. En algunos lugares quedaron cuatro, cinco y hasta seis vehículos destrozados. Donde vi más cantidad fue en el Valle de Panshir, un lugar estratégico cercano a Kabul que los soviéticos nunca pudieron conquistar. En algunos lugares quedaron columnas de hasta quince blindados, o los restos de ellos.

Tengo presente la imagen de un vehículo cuyos restos permanecían en la orilla de un rio de montaña, de violento caudal. Era un enorme tanque que estaba patas para arriba. Una mina le había abierto un enorme boquete debajo. La torre del tanque y el cañón habían volado unos treinta metros y permanecían dentro del rio. Una oruga estaba desprendida y ubicada cincuenta metros adelante, en el sentido de la marcha del vehículo. Viendo los restos del blindado me pude hacer una idea de la fuerza de la explosión.

Si vuelvo al lugar, estoy seguro de encontrar todo como estaba en 2005.

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