Afganistán y los señores de la guerra

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Por: Tilio Coronel Grillo.

El escenario

Afganistán es uno de los países donde Occidente hizo el mayor esfuerzo en la guerra contra el terrorismo fundamentalista islámico. La constante falta de seguridad permitió que diferentes grupos -terroristas o delincuentes comunes- emplearan diversas zonas como base de operaciones. La Provincia de Faryab, en el Norte de Afganistán, es un ejemplo de ello.

Allí se desarrollaron operaciones de mantenimiento de la paz y asistencia humanitaria. En ambas, el conocimiento ayuda a sortear las dificultades que aparejan las operaciones en los escenarios de Asia Central. Sin embargo, toma tiempo aprender y entender otras culturas y la tarea no consiste tan solo en reunir datos, sino analizarlos e interpretarlos con el propósito de ver como es ese estilo de vida tan extraño a nosotros. Se debe aprender la cara oculta del sentir afgano que subyace por debajo de la impresión adquirida a primera vista.
Los resultados no fueron los previstos y
el retorno de los Taliban no garantiza que
la delincuencia común disminuya.

Los afganos tienen lealtad  al linaje, la etnia y la familia. Muchas veces, los grupos étnicos pesan más que los sentimientos de respeto hacia el Estado afgano o a las Instituciones Nacionales como el Ejército, Policía o la “Walesi Jirga (Asamblea Nacional). Si a esto se suma la obediencia religiosa, ambos factores determinan una forma muy especial de pensar y comportarse, particularmente en la región Norte.

La provincia de Faryab tenía ( y tiene)un sistema feudal muy antiguo y arraigado en sus aspectos político, social y económico y los “señores de la guerra” (también llamados “comandantes”) son  muestra elocuente de ese comportamiento.

Quiénes son y que hacen

La importancia de los “comandantes” o “señores de la guerra” se media por su influencia sobre la población, sus recursos en ganado, dinero y por la cantidad de armas disponenibles (tanques, morteros, ametralladoras, AK 47 y RPG-7) [1].

Creadores de redes de crímenes, acciones ilegales y tráfico de opio, los “comandantes” habían  adoptado la guerra como forma de vida. Estas redes se relacionaban unas con otras y con gobiernos ilegales instalados dentro del propio gobierno legal. Provocaban guerras para lograr el control de las plantaciones de amapola, conflictos que no siempre eran  ideológicos ni políticos, sino por dinero. Se aprovechaban de la ineficacia de un gobierno carente de recursos para enfrentarlos. Impedian la acción policial y dificultaban el trabajo de los Gobernadores de Distritos nombrados por el gobierno.

Con sus “ejércitos” o “grupos armados” (por supuesto ilegales), se autoproclamaban  encargados de la seguridad de la población en su área de influencia. Se enfrentaban  entre “comandantes” de diferentes etnias y tomaban  por asalto aldeas, llevando prisioneros a hombres, mujeres y niños, por quiénes luego cobraban rescate. Recaudaban tributos por las tierras de pastoreo, por el acceso a ciertas áreas o regiones (lugares de paso en las montañas, por ejemplo) y el usufructo del agua de ríos y arroyos. Cobraban también un impuesto mensual a las familias para solventar los gastos de sus “ejércitos” y “soldados”.[2] Algunos tenian cárceles privadas dónde los condenados por el “comandante” cumplian la pena que éste les imponía.

Cómo lo hacen

No debia subestimarse en modo alguno a los “señores de la guerra”, ya que eran muy eficientes en el terreno. Sacaban ventaja de una zona que conocen al detalle. Durante el día reina la más absoluta tranquilidad en las montañas y estepas, pero era durante la noche cuando  libraban sus combates, en escaramuzas dónde aplicaban la emboscada en forma maestra, como ni el mejor ejército del mundo sabe hacerlo.

Poseian recursos de tecnología inferior, pero usaban  creativamente la táctica. Eran los mejores jinetes del mundo[3], aunque también empleaban vehículos 4×4. No tenian equipos de radio ni satélites, solo empleaban  “teléfonos celulares”. Usaban el apoyo de la población logrado por el terror, técnica heredada del caudillo mongol Gengis Khan[4].Se alimentaban con “kabob” (carne de cabra asada) y “palao” (arroz con pasas de uva).

Según su jerarquía, los “señores de la guerra ejercían  influencia a nivel nacional, a nivel provincial y a nivel regional.

Para ser breve, presentaré información acerca de los “comandantes” que tenían el mayor renombre durante el tiempo de mi estadía en Afganistán. Salvo el General Dostun (a quién no conocí en persona) los demás vivían en la Provincia de Faryab y mantuve varias entrevistas y encuentros con ellos.

El General Dostum 

El General Abdul Rashin Dostum (etnia uzbeca) era el hombre más poderoso en el Norte de Afganistán y lo apoyaban las comunidades ubzbeca, turkmen y hazara[5]. Era el jefe del Frente Islámico Nacional Unido para la Salvación de Afganistán (más conocido por la denominación de Alianza del Norte[6] ). Ex -oficial del Ejército afgano, fue el mayor artífice en el derrocamiento del régimen comunista soviético del cuál el mismo formo parte. Durante la guerra civil contra el régimen Taliban se unió a los “mujahideen” (guerreros santos), a quiénes se había enfrentado cuando apoyaba a los rusos. A mediados de los noventa, cuando los Taliban conquistaron la mayor parte del país, Dostum huyó a Turquía. En 2001, al lograr Estados Unidos el control de Afganistán, Dostum regresó al país.

Fue asesor militar del Presidente Karzai, pero sus relaciones con el mandatario fueron “tirantes”. Buscó la estabilidad del país luchando contra una de sus etnias rivales, los “tajikos”, e invadió una provincia del Norte donde éstos predominaban .El presidente Karzai envió fuerzas militares para imponer el orden. Pero luego, para congraciarse con el insubordinado, lo nombró Jefe de Estado Mayor del Alto Comando de las Fuerzas Armadas afganas. De paso, Karzai buscó aliados uzbecos e influencia en el Norte, una zona que a todos les gustaría controlar. Es comprensible, porque allí se acumulan cuantiosas reservas de uranio, petróleo y gas natural.

Según algunos organismos internacionales establecidos en Afganistán, Dostum tenía cuentas pendientes con la justicia por delitos cometidos durante la guerra civil. Entre ellas se citaba la muerte de centenares de Taliban, ocurrida por asfixia cuando eran trasladados como prisioneros en contenedores herméticamente cerrados. Dostum salvó milagrosamente su vida en un atentado suicida ocurrido en su pueblo natal, Shiberghan. La organización Taliban se atribuyó la autoría, en venganza por las atrocidades causadas por Dostum durante la guerra civil.

General Fateullah Khan

El General Fateullah Khan (etnia uzbeca) fue electo Senador de la Walesi Jirga el 18 de septiembre de 2005. Fue “mouhadin” y prestigioso jefe de la División 200 a. (Ejército afgano) en la lucha contra la URSS. Hombre de confianza del General Dostum, era el principal Señor de la Guerra en el Distrito de Qaysar, pero su influencia se extendía a otros “comandantes “de la Provincia de Faryab. Siempre se mantuvo junto al Gobernador Provincial en su labor de apoyo y era  consultado en asuntos importantes. Para un recién llegado, Fateullah Khan aparecía como miembro del Gobierno cuando era un «señor de la guerra» como los demás, pero su actitud era distinta. La actividad proselitista lo llevaba a ayudar a la gente cuando la gobernación no lo hacia, cosa que le granjeó el respeto y simpatía de la población.

Fateullah aparecía como muy inteligente, observador y de pocas palabras. No hacia ostentación de su poder e intentaba ser persuasivo mediante el uso de la palabra. Escondía muy bien sus intenciones y no expresaba su opinión a no ser que le fuera requerida. Su carencia de instrucción no era obstáculo para que se constituyera en un líder y evidenciaba sólidos conocimientos de táctica y empleo de diversos armamentos. Una vez electo Senador dejó de mostrarse como “comandante” para aparecer como un civil que dejó el poder de las armas para emplear el poder de la experiencia, un consejero, más bien un miembro de un “consejo de ancianos” que ejerce su poder mediante la persuasión y el conocimiento.

General Guli Pahlawan

Temido por la población y odiado por las autoridades de Faryab, Guli Pahlawan era una figura de gran influencia en el Norte y respaldaba su figura  de señor feudal de la más pura cepa en la posesión de siete mil cabras, doscientos caballos de bushkashi, trescientos empleados en sus tierras de labranza, cientos de armas livianas y pesadas y treinta y siete vehículos blindados. Era hermano del General Razul Pahlawan, poderoso “comandante” del Norte asesinado por uno de sus propios guardias en circunstancias nunca aclaradas y debido a disputas internas, aunque se atribuía la autoría al General Dostum[7].

Guli Pahlawan entregó la ciudad de Mazar – e-Sharif a los Talibán. A los dos días cambió de parecer y los echó. A los lerdos en huir los encerró en el fuerte de Qala -I – Jhangi, fortaleza del siglo XIX situada a diez kilómetros al Oeste de Mazar que era usada como cárcel. Durante un motín hizo masacrar a trescientos Taliban en una construcción subterránea. Usó armas portátiles, explosivos y granadas de mano. Luego se aseguró de ahogar a los sobrevivientes inundando el recinto con agua.
Enemigo del General Dostum, se mantuvo en guerra con el mismo durante todo el año 2005, creando una situación crítica para las autoridades.

General Farook

El General Farook era uno de los “comandantes” problemáticos por sus desmanes y desafíos a la autoridad. De etnia uzbeco, se decía descendiente directo de Gengis Khan. Nació en la aldea de Chaghatak, población de dos mil personas, todas descendientes del caudillo mongol. Aunque vivía más del tiempo en Mazar -e-Sharif, tenía más de un millar de seguidores en Almar, su Distrito de nacimiento. Escondía sus armas en las montañas y podía reunir (según sus declaraciones) trescientos hombres armados en un par de horas.

Comandante Abdul Rhaman Shamal

A mi regreso a Uruguay pude apreciar que la remotísima aldea de Qata Kala, en el Distrito de Pashtun Kot, había adquirido renombre mundial.

 Un diario europeo decía que en dicha aldea se “estaban atropellando los derechos humanos de sus habitantes y que el responsable directo era un tal Shamal”, persona que durante ese año de 2005 había sido el individuo más problemático para la Policía de Faryab. Considerado como “loco e irresponsable”, era el permanente dolor de cabeza y fuente de conflictos no solo para la Provincia, sino que algunas de sus acciones salpicaban hasta el lejano Gobierno Central de Kabul.

Uzbeco, era de corta estatura, trato afable y risa fácil. Su aspecto no concordaba con su fama, pero mantenía aterrados a los pobladores de la aldea. Propietario de un centenar de armas, contaba con treinta hombres, a quiénes comandaba usando teléfonos celulares. Instaló una cárcel privada junto a su domicilio y allí los aldeanos cumplían las penas que él imponía.

Administraba el mercado local -que funcionaba los jueves- y había instalado un peaje frente al puesto policial dónde los conductores abonaban una tarifa acorde al tamaño del vehículo.

Conclusiones

Acostumbrado a que exista un sistema legal que regule la convivencia de los miembros de la sociedad, al observador occidental le resulta escandaloso este estado de cosas, pero para cambiar y mejorar se necesita más que un análisis de situación o situacional, ya que las causas son complejas e intangibles. Provienen de herencias étnicas muy antiguas, enclavadas en la mente del hombre asiático, de por sí impenetrable. Herederos de tradiciones guerreras, de combates a caballo, saqueos y muertes por ofensas de honor, tienen su propio estilo de vida y pensamiento, inhóspito para los conceptos liberales occidentales. No lo cambiarán del día a la noche, y menos por imposición.

Notas

[1] Conservan las armas en escondites en las montañas o las distribuyen entre hermanos, primos y parientes de las aldeas que controlan. Usan el concepto: “Quién tiene las armas, tiene el poder”.

[2] Durante mi permanencia en Afganistán la cuota mensual era de 200 a 300 afganis por familia. Cincuenta afganis equivalían a un dólar.

[3] El deporte nacional afgano es precisamente el “bushkashi”, juego montado a caballo.

[4]Los habitantes de las más apartadas aldeas tienen fresca en su mente la imagen de Gengis Khan  y sus atrocidades. Es una figura arraigada en subconsciente colectivo del afgano del Norte.

[5] La minoría uzbeca en Afganistán  (radicada en tres provincias del Norte) se hallaba bajo el mandato de Dostum.

[6] Ese organismo fue fundado en Junio de 1997 por el General Mazud,un heroe nacional afgano  famoso por sus batallas contra los soviéticos en el Valle de Panshir.

[7]  Cuando fue asesinado, Rasul Pahlawan era vice-comandante de la Alianza del  Norte y Dostum el jefe. El dato ilustra que las alianzas, pactos y dependencias jerárquicas valen muy poco.

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