En 1952 la novela autobiográfica de Leonhard Frank “A la izquierda, donde está el corazón” propuso un tema esencial, la alienación y el sufrimiento del individuo en contextos sociales adversos. La destrucción del espíritu individual por parte de la sociedad burguesa. Abundan ejemplos de esta obsesión enfermiza, basta pensar en el prototipo del joven romántico, aventurero y antisistema que se ha construido con la mistificación del Che Guevara. Una cosa es ser sensible, y otra es la animadversión al “sistema”, al status quo, al establishment, o, paradójicamente, a lo hegemónico, destruirlo todo para imponerse hegemónicamente. Un grado extremo de alienación, categórica, inflexible, que identifica al sistema alienante con el capitalismo. Una sensación de aislamiento o distancia extrema por parte del individuo respecto de la sociedad en que vive. El individuo alienado se siente impotente para cambiarla, por lo cual, asume como defensa equívoca oponerse siempre a todo, aún sin fundamento racional, sucumbiendo en su propia autodestrucción. Luego del fracaso económico de los regímenes del bloque soviético se ha intensificado la relación entre el descontento de los alienados y el espíritu anticapitalista. Pensadores socialistas, inspirados por Gramsci, han redirigido sus críticas al campo de la cultura y de la política identitaria. La política socialista se ha incorporado a la cultura, y la cultura al socialismo. La consigna: deconstruir; ser anti sistema; multiplicar la rebeldía alienante. Pero la crítica anticapitalista, está mal dirigida. La tendencia a la mediocridad, e incluso la inclinación a la bajeza moral, podrán ser parte de la vida, pero no son provocadas por la economía de mercado. Las dificultades espirituales o los problemas ambientales que afrontamos en las actuales sociedades urbanizadas tampoco desaparecerán ni menguarán si optamos por controlar como en la URSS a los mercados. Los socialistas que denuncian a la cultura “burguesa hegemónica” echan mano a diversas causas como amenazas al sistema, básicamente las de la política identitaria, y variantes basadas en ideas de hermandad, igualdad y bondad inherente del ser humano, tales como la voluntad general rousseauniana, traducida en la figura de “el Pueblo”. Este tipo de posturas en algunos casos peca de inocencia, en otros de bastardos intereses de poder. No parece racional apostar por un sistema que carga con 25.000.000 de muertos por hambre, como el stalinista, frente a alternativas abiertas al comercio internacional con un grado de libre mercado que ha llevado a 8.000 millones de personas a consolidar una mejora exponencial. La incapacidad de ver la inviabilidad de esa vía se corresponde únicamente por intencionalidad alienígena marxista, anti sistema y anti social. La idea de “humanizar” el capitalismo mediante la intervención estatal, enfrenta a la igualdad con la libertad, valorando a aquélla por sobre ésta, lo que no condice con la migración de millones de personas hacia las naciones relativamente más libres, y no al revés. El error del anticapitalista es no reconocer que vivir más allá de la preocupación por la subsistencia con ideales solidarios y elevados es un dilema vital de difícil solución, y que no ha sido creado por el capitalismo. Proponer la conculcación de la libertad de disponer de lo propio y comerciar, además de implicar una tiranía, presupone un grave error de diagnóstico.
Los políticos capitalizan las tendencias alienantes a los efectos de cosechar votos. La obesidad presupuestal es un sólido galimatías del arte extractivo de recursos privados para gastos inútiles, inversiones innecesarias, y recursos para fines obscenos. El fracaso mórbido inevitable produce alienación electoral, que conspira contra la oportunidad de mantener el gobierno. Frena el crecimiento económico, acrecienta frustración y multiplica la alienación contra la libertad y la democracia. Si se profundiza la degradación ataca la esencia republicana. Incorporar pseudoderechos impuestos por corporaciones sindicalistas, agotando los recursos, castiga la contratación formal de trabajadores, obliga a homogenizar con un salario “legal” básico, o incita al pago informal. El alto costo del despido, que acumula partidas multiplicadas por antigüedad, conspira contra la productividad. El statu quo de un mercado de trabajo paralizado; multiplica personas alienadas, sin creatividad, atenta contra empresas sólidas y competitivas, conspira contra estabilidad laboral y mejores salarios. En definitiva, la “sensibilidad social” alienada, nos arrastra al abismo de subsidios públicos, recortes presupuestales socialmente “imposibles”, multiplicación de empleo burocrático, regulaciones y controles para recaudar más. Más presión inflacionaria, más endeudamiento, incorpora financiación política extra presupuestal para cubrir el agujero alienante. El hybris de hacer sin atender las urgencias, y la perversión keynesiana de que el gasto produce recursos, codena al contribuyente, con premeditación y alevosía a pagar la obra pública; que pretexta ocupar mano de obra, al socaire de la veleidad política. Lujuria de préstamos para cumplir compromisos internacionales “ineludibles”. Consumir recursos para apagar los incendios sociales, generados por alienados incendiarios que destruyen emprendimientos productivos. Paralizar el consumo que multiplica recursos y oportunidades laborales. Vamos construyendo sociedades mediocres. Medio socialista, medio comunista, medio capitalista, que frena el ascenso en calidad de vida por mérito, esfuerzo y capacitación. Los cambios utópicos, están en unas revistitas-programa electoral que nadie lee.
La “oposición” alienígena (que debió ser minoría constructiva), avanza en el añejo deporte de frustrar, frenar, impedir, y desarrollar el circo político. A esta altura del partido (minuto 525.600 del tiempo electoral) enfrentados a lo que ya no se hizo para devolverle recursos del contribuyente, recorremos por nonagésima vez el espinel extranjero procurando inversiones y apertura comercial. Desde Mujica seguimos luchando contra ADES para conseguir una adecuación educativa al siglo XX. Intentamos vanamente sofrenar sindicatos para reducir servicios públicos a pérdida. Pretendemos ajustar dentro de 30 años un sistema previsional que nació desfinanciado, sin saber los empleos que todavía aportarán al sistema en cinco años. Todo en contra de la única solución: el crecimiento económico.
La Coalición, cada vez más ocupada por sus profundas diferencias, y la pandemia frenaron el tiempo nupcial. Esquizofrénicos, presagian que vamos a terminar en manos de alienados, y piden “regalar platita”, canjear más deuda por votos. Corrernos del sitial esbozado de “país confiable” que costaría carísimo, especialmente, si vuelven los alienados de lo político por encima de lo productivo. Un mínimo de seriedad económica nos diferencia del desastre regional, que expelió capitales, capacidad tecnológica; y mano de obra expatriada del caribe. Un poco de seriedad en el gasto y ajustar corruptelas alien dio resultado. Ha sido un lastre el sistema político que conspira contra sí mismo impidiendo tocar las bancas, los Departamentos, los ministerios, los cargos políticos y los 300 mil empleados públicos “on the record”. Nos queda el viejo y alienante camino de mendigar, endeudarnos, aumentar el gasto, la inflación, manipular el valor del dólar para esconder nuestras propias deficiencias; abrazar las mentiras aperturistas de Lula; seguir las indicaciones de los Fernández hacia el abismo económico, social, político, y corrupto. Adorar a Xi para que mercantilice nuestros pecados arancelarios, omitiendo algunos desvíos orwellianos inevitables del autocratismo. Y entregarle en bandeja el poder absoluto continental a la barra anarco socialista sindical, de alienados solidarios y déspotas no ilustrados. Socialismo alienante siglo XXI.
En la década de 1960, en la publicidad era: “La alternativa es clara. O gana la UBD, o todo sigue como está”. Hoy, define una situación electoral decisiva. Por un lado, todos los proto candidatos de la coalición gobernante viven en clima ultra optimista confrontando consigomismos. Enfrente, con sevicia de volver, la “colcha de fracasados retazos” por recuperar privilegios conseguidos gracias a sus alienados votantes. “Break it all”. Trescientos sesenta grados hacia: festejen alienados, festejen. Celebrar lo que nos iguala a todos a ser miserables, menos a las mafias auto percibidas redistribuidoras y sus cómplices.
Previamente, habrá circo político, DEBATE. El “candidate” del FAPIT, partido alienante, presidido por “negativo” Pereira, fundamentará que este gobierno ha fracasado en alcanzar el modelo “redistribuidor”. Será el de Argentina, un país que debiera producir alimentos para 400 millones y tiene a 25 millones en la pobreza. Planeros hipócritamente nominados “potenciar trabajo” a 60 dólares al servicio de los gerentes del pobrismo. O quizás el modelo Boric: incendiar Santiago para surgir como alternativa entre los alienados. Pedro Castillo en Perú, que paralizó el país por inepcia; fue depuesto al intentar cerrar el Congreso, denunciado por corruptelas familiares e incapacidad para gobernar. El modelo Petro, otro ex guerrillero evaluado el peor presidente; obligado a dar marcha atrás a sus “reformas” progre-regresivas de la economía y del trabajo. O AMLO, en México, viejo alienado, que no puede controlar el narcotráfico, tolerándolo para que lo sostengan. Tendrá que explicar el candidato alienado, si en Cuba hay democracia “diferente”, a la que incorporarnos. Una libreta de racionamiento para canjear por un pedazo de pollo o tres huevos por semana; tiendas exclusivas para turistas ricos y gobernantes despóticos; los restos de un país devastado por la economía “revolucionaria”, que sobrevive por las remesas de parientes en Miami; la exportación de servicios médicos esclavos, y la infiltración narco-guerrillera de la “patria grande”. Puede destacar el modelo bolivariano-nicaragüense: depredadores de la oposición, que consiguen el “milagro” de ganar reelecciones con 90 % de los votos. Todos ocultan las catacumbas de los muertos que cargan en la mochila denunciados hasta por Bachelet. Quizás, proponga el candidate, el exitoso modelo chino, que, primero enterró a millones muertos de hambre y pobreza, luego permitió una apertura al capital y el know-how extranjero “explotador”, ofreciéndole una sociedad a costo Mao, comiendo arroz junto a las máquinas, que multiplicó millonarios capitalistas chinos. Una runfla temerosa de que tanta libertad económica exigiera también libertad social, que controla la privacidad individual con millones de cámaras sépticamente dispuestas por el PCCH. Tendrá que explicar el “candidate” frentista cómo va a aumentar el reparto a su público objetivo. Ese que dejó tirado luego de 14 años de millonarios ingresos por exportación, aumento tributario al salario, despilfarro burocrático, inflación galopante, desempleo. Ocultará que si aumenta más la inflación impactará entre 25 y 30 veces más en los más pobres; pero quedarán a salvo los mantenidos políticos y los sindicalistas. O que aumentarán el endeudamiento con especuladores del pobrismo como Soros, carancho del desastre y del empobrecido. Afectará a los uruguayos niños y no natos, que pagarán los intereses acrecidos. Deberá explicarle que el FMI no es tan malo si les presta, pero perverso si exige ajustes para pagarle. Pedirá a la clase media sobreviviente, más esfuerzo tributario, pagar más por deficientes servicios públicos, aguantar la inflación de precios como en la Argentina. Volverán a administrar las empresas públicas con Sendic y Martínez: la tarjeta corporativa para promover empresas nacionales de colchones y trajes de baño. Las inversiones del FONDES se multiplicarán porque habrá más empresas fundidas. Convocarán al no licenciado Olesker, más ideas fuerza para enterrar Salud Pública, y el MIDES: contenedores sin destinatarios, comida sin repartir, ONGs “compañeras” recibirán partidas para inexistentes menesterosos. Liberará otra vez presos alienados, para que asuelen a los más débiles de los barrios marginados. Se multiplicará el déficit de las carísimas Intendencias de Montevideo y Canelones; más fideicomisos, mientras financian murgas auto publicitarias. Mantendrá salarios solidarios que paga el Pueblo, sumados a los miles de trabajadores municipales. Multiplicará alcaldes que no consiguen recursos humanos, materiales, o técnicos, mientras cuestan millones al contribuyente. Reivindicará la política exterior del Foro de San Pablo, alienados cuyo objetivo es encerrar a la producción nacional, asfixiar a quienes en la frontera tratan de mantener un comercio, y hacer del contrabando un eufemismo de derecha.
El debate, otra vez una farsa, podrá exhibir alienantes propuestas económicas y sociales. Nunca reconocer que lo que hay que hacer es imposible por culpa propia que impide dejar crear los recursos necesarios amputando al que produce. Eso, chocaría con intereses espurios y pisaría callos de prebendarios.
Y así, hasta sucumbir…o esperar el milagro que cure a los alienados.