Por: Esc. Sebastian Rodríguez Merlo.
En esta oportunidad, me toca hablar de quizás, la variedad que últimamente me asocian. He dicho por ahí “El Manjar de la Nobleza”. Si a la nobleza se la va a entender como una larga mesa, candelabros, platos anchos, copas de cristal (de exportación), el pavo en el centro, y afuera, los caballos, los ministriles, etc, puede ser. La pregunta es:Qué vino vamos a poner al lado del Pavo?Un Borgoña Señores!!! La PINOT NOIR.
Pero no es menos cierto, que si sacamos punta para reseñar un poco de Historia, habría que remontarse a los diez siglos más oscuros de la historia…o de Luz? Según quien lo mire. Lo cierto es que Borgoña es tierra de Abadías, sea Cluny, sea Císter, el mantra “Ora et Labora” con interpretaciones más laxas o más estrictas, vamos a vincularnos con esos mantos negros, capuchas, sandalias, labrado de la tierra, el hierro fundido, la reverberación del canto monofónico litúrgico en Latín en esos templos románicos…de ahí sale la PinotNoir.
Y es justamente esa tierra, ese contacto con los animales, ese dejo a establo, es lo que uno percibe cada vez que estamos ante esta cepa. Es de las menos tánicas, su color es rojo rubí, y por su consistencia, se encontrará en una noche de cierto calor, una buena pamplona de pollo con papas y a otra cosa.
Lo dijo Mails en Sideways (“entre copas” para los que aman los doblajes), un Pinot requiere constante cuidado y atención, y cuando así se realiza, nos remonta a los sabores más antiguos del mundo. No puede entenderse la pasión que uno lleva con esta cepa, sino comprueba esas palabras, es un verdadero viaje en el tiempo…
Entrando en nuestro país, me sale del alma decirlo: estamos haciendo los mejores Pinot que uno puede aspirar…Irurtia, Cerro del Toro, Pizzorno, Marichal, De Lucca, Los Cerros de San Juan, Narbona, Pisano, Castillo Viejo, Garzón, José Ignacio…
Señores: No sólo está hecho de tannat este país. Salú