BRIG. GRAL. DON FRUCTUOSO RIVERA,

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El héroe más popular.

Nota preliminar: Dado lo extenso del período histórico que narraremos en este capítulo, el mismo será separado en más de un artículo, para no hacerlos muy extensos y poder rememorar la mayoría de los hechos históricos que acontecieron y en los que tuvo primordial importancia la presencia de nuestro héroe, el General don Fructuoso Rivera.

III.- EMANCIPACIÓN ORIENTAL

La Revolución de Mayo, bien sabido es, que dio comienzo en Buenos Aires con el movimiento juntista del 25 de Mayo de 1810 y tuvo repercusiones en todo el cono sur americano. Así, casi un año después en nuestro territorio, que en aquellas épocas se lo identificaba como la Banda Oriental, un 28 de febrero de 1811 se produjo a orillas del Arroyo Asencio Grande “La Admirable Alarma”, que fue la llama que inflamó toda la campaña Oriental.

Con el “Grito de Asencio” da comienzo por estos lares, lo que se dio a llamar por los historiadores, la “Emancipación Oriental”.

Surgida esta rebelión al influjo de bravos paisanos, necesitaba una cabeza que dirigiera estos impulsos libertarios, y ahí aparece para convertirse en el conductor de este pueblo en armas, el mayor de los demócratas de aquellas épocas (y quizás no igualado hasta ahora), don José Artigas. Con apoyo de la Junta de Mayo y nombrado 2do. Jefe del Ejército Patriota con el grado de Teniente Coronel, trae la misión de sublevar toda la Banda Oriental y esperan sus superiores que en seis meses esté a las puertas de la ciudad amurallada de Montevideo, capital del Virreinato del Río de la Plata y último bastión español, junto con la también amurallada ciudad de Colonia. Pero en tres meses estará sitiando a Montevideo, ocupando gran parte de todo el territorio Oriental con diferentes columnas de un Ejército Oriental, que tiene su bautismo de fuego en la triunfante “Batalla de Las Piedras” un 18 de mayo del mismo año que comienza la “Emancipación”.

En un principio, los patriotas de Soriano conquistaron Villa de Soriano, Mercedes y Colla; la columna comandada por Venancio Benavidez pone sitio a la ciudad de Colonia; la columna de Manuel Artigas (hermano del héroe), adhiere los poblados de Minas, San Carlos, Maldonado y Santa Teresa a la revolución; la columna central del Ejército, comandada por José Artigas, toma San José, ocupa Guadalupe, triunfa en Las Piedras y pone sitio a Montevideo, todo esto entre el 28 de febrero y el 20 de mayo. En poco menos de tres meses, la misión encomendada a Artigas estaba cumplida y nuestro Prócer obtenía el ascenso a Coronel.

Como vimos en el capítulo anterior de estos escritos, desde el principio de los acontecimientos que citamos, la presencia de don Frutos Rivera se hace notar y ascendido a Capitán, continuará integrando las milicias orientales cuando a partir del 2 de junio se presenta el Coronel José Rondeau (también desertor del Cuerpo de Blandengues de Montevideo) como Jefe del Ejército Expedicionario en lugar del relevado General Belgrano, quedando las Topas de Línea a cargo de Rondeau y las Milicias a  cargo de Artigas.

Al firmarse un armisticio entre las autoridades bonaerenses y las montevideanas, por el apoyo que los españoles recibieron de los portugueses, asentados en territorios del Brasil, se impone el levantamiento del sitio y las tropas a cargo de Rondeau se volverán a la Provincia de Buenos Aires y las de Artigas se dirigirán a Yapeyú, en el norte de la mesopotamia argentina, actual Provincia de Corrientes.

Esto dará lugar, a que el Pueblo Oriental prefiera el sacrificio de seguir a su líder Artigas, con la esperanza de en algún momento lograr su independencia, que vivir oprimido por los extranjeros. Este hecho histórico, de un pueblo en marcha, será conocido en la historia como el “Éxodo del Pueblo Oriental” y el Capitán Fructuoso Rivera participará activamente brindando custodia a su gente y defendiendo a su Ejército, enfrentando a los portugueses por órdenes de Artigas, junto a los Capitanes Fernando Otorgués y Manuel Pintos Carneiro, en la recuperación de Belén, Santo Tomé, Yapeyú y La Cruz, y en el combate del Arapey

Cabe agregar, que la familia de Rivera, padre, madre, hermanas, cuñados y tíos, en una palabra, todo el clan Rivera marchará junto a este pueblo en movimiento.

Ante la insidia que provoca el porteño Manuel de Sarratea en el Ayuí, donde varios oficiales de Artigas lo abandonan, encandilados por las ofertas y prebendas que les presentan, Rivera se mantendrá fiel a su Jefe, brindando junto con el también fiel Juan Antonio Lavalleja, instrucción y preparación bélica a sus milicias, preparándose para volver a la lucha por su terruño.

En 1812, retiradas las tropas portuguesas del territorio oriental, se reanudarán las operaciones del Ejército de la Junta de Mayo al mando de Sarratea y como 2do. Jefe el Coronel José Rondeau, poniendo nuevamente sitio a Montevideo. Artigas y sus tropas, también retornarán a la Banda Oriental, pero no se incorporará con todas sus tropas al Ejército Expedicionario, por conflictos con Sarratea y se mantendrá en la zona de Durazno.

De todas formas, Rivera participará en noviembre de ese año en la acción de Arroyo Seco y el 31 de diciembre en la importante “Batalla del Cerrito”, que bajo en comando del Coronel Rondeau las tropas patriotas vencen a las españolas, dirigidas por Gaspar de Vigodet, quién quedara como gobernador de Montevideo, ante el regreso a la península ibérica del Virrey Elío.

Se provocarán algunas acciones dentro de los propios patriotas, entre las que se destaca, el despojar a las tropas de Sarratea de sus caballadas, hecho que se atribuye a la baquía para estas acciones sorpresa a don Frutos Rivera. Concretado lo que se dio a llamar “La Precisión del Yí”, por la cual Sarratea era separado del mando del Ejército, quedando este a cargo de Rondeau, Artigas se adhirió al sitio, acompañándolo Rivera en esa acción. También lo siguió, cuando tiempo después, por discrepancias de nuestro Jefe con la dirección política y conducción de las operaciones por parte del Directorio instalado en Buenos Aires y las actitudes adoptadas por Rondeau, los Orientales se retiraron del sitio y se establecieron en el norte del país.

El rechazo de los Delegados de la Provincia Oriental a la Asamblea General Constituyente y por ende el desconocimiento de las llamadas “Instrucciones del Año XIII” así como al “Congreso de Abril” donde se produjeron, causó estas desavenencias y reavivó el sentimiento de pertenencia a la Provincia, que derivó en la conformación de la Nación Oriental.

Debemos hacer notar, que durante el año 1813 y como consecuencia del destacado y correcto proceder de Rivera en desalojar de sus posiciones a tropas españolas, de las zonas de la Aguada y el Cordón, se le confiere en grado de Sargento Mayor de Línea, lo que provocará que en las operaciones que sobrevendrán, lo encontremos a cargo de una división del Ejército Oriental, con medios de Caballería, Infantería y Artillería, la que operará en el litoral, mientras que al sur lo hará la División a cargo de Fernando Otorgués.

Retirándose los españoles de Montevideo en 1814 y ocupada esta ciudad por las tropas bonaerenses, ahora a cargo del Gral. Carlos María de Alvear, se desata lo que podría llamarse una guerra civil entre las Provincias Unidas del Río de la Plata, dirigidas por un Directorio desde Buenos Aires y la Provincia Oriental, que ya se reconocía como tal a partir del “Congreso de Abril de 1813”. Se tilda a Artigas de traidor y se busca su destrucción, así como someter a las tropas que lo acompañan.

Se produce un primer encuentro entre Porteños y orientales, a causa de un ardid de Alvear, que invita a parlamentar a Otorgués y este cae en la trampa, siendo atacado con sus tropas sin aprestos de combate, salvando parte de ellas por la intervención de Rivera, que con sus fuerzas hace retirar al, a partir de ese momento, enemigo. Por esta acción se le confiere el grado de Teniente Coronel.

Desatada la contienda, se destaca al Coronel Manuel Dorrego a combatir las tropas artiguistas y en un primer encuentro vence en la “Batalla de Marmarajá” las fuerzas a cargo de Fernando Otorgés, quien, como dijimos, comandaba las operaciones en el sur del territorio. Continuando las operaciones contra el ejército rebelde, las tropas bonaerenses avanzan hacia el norte del país, donde se encontraba el campamento movil de Artigas; estos movimientos, permanentemente serán hostigados por las fuerzas que comanda el Teniente Coronel de Caballería don Fructuoso Rivera, quién cuenta entre sus filas al Capitán Juan Antonio Lavalleja. Esta pareja hará estragos en las avanzadas de las tropas de Dorrego y con movimientos astutos lo conducirán al lugar elegido por ellos para darle batalla.

Así, llegamos un 10 de enero de 1815 a la “Batalla de Guayabos”, donde las tropas orientales al mando de Rivera, diezman a las de Dorrego, quién no solo huye con las pocas tropas que pudo salvar de la muerte o de caer prisioneros, sino qué vencido el Ejército del Directorio, se procede a la entrega de Montevideo a los orientales, lo que significó la liberación de la Provincia Oriental de todo yugo extranjero, ya fuere español, portugués o porteño. Podemos reafirmar lo que resaltan algunos autores, que esto significó la independencia autonómica de la Provincia Oriental. Recordemos que el objetivo de Artigas, no era transformar a las Provincias en Estados independientes, sino la conformación de un Estado Federal que comprendiera a todo el territorio que integró el Virreinato del Río de la Plata.

Esta fecha, casi que fue borrada por años de ser festejada o destacada, dícese para evitarse problemas con los argentinos, así como también se obvió la fecha de la “Batalla de Ituzaingó” (a la que llegaremos en otro capítulo), por no molestar a los brasileños.

Vale resaltar sobre este hecho, palabras que con total acierto dictara la Señora Profesora doña Ofelia Pliegas y que publicara hace un tiempo el diario “El Pueblo” de Salto: “Esta batalla es el verdadero germen de la Independencia uruguaya…”

Con este hecho de trascendental importancia en la historia de nuestro país, hacemos un alto en este relato, que proseguirá la próxima semana, con el advenimiento de “La Liga Federal de los Pueblos Libres” y lo que significó nuestra primer República.

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