El conocido actor argentino Alfredo Caseros, hizo famosa una frase cuando en un programa televisivo, puso el ejemplo de una casa que se incendiaba y ante la mirada incrédula del jefe de familia, el resto de los integrantes le gritaban “queremos flaaaaann”.
A lo que aquel respondía, “se prendió fuego la casa y la heladera”, pero la familia seguía gritando y reclamando “queremos flaaaann”.
Un singular, como claro ejemplo, de las demandas de los seres humanos cuando anteponen sus derechos, deseos, reivindicaciones, a la realidad posible de cumplirlos, sin tener en cuenta las consecuencias que puedan acarrear, cuando el “flan es el que gana el partido”.
Uruguay, hace muchos años que grita casi a coro, por lo menos la parte más visible, más ruidosa y con amplias posibilidades de difundir sus demandas, que “quiere flan”.
¿Y está mal querer flan? Yo confieso que como postre lo quiero siempre y si es con dulce de leche mucho mejor, pero no es este el caso, sino que la alegoría pretende revivir lo irracional de pedir un postre rico a gritos, mientras se prende fuego la casa, en un claro ejemplo de desconocimiento y ausencia de la realidad.
Algo frecuente en nuestro país, donde como ya hemos detallado, las fuerzas sindicales manipulan a trabajadores, embarcándolos en conflictos salvajes, sin sentido y con riesgos de perder su trabajo, como tantas veces ha sucedido, según ejemplos recientes.
La fuerza atractiva y seductora de “luchar” por sus derechos, de exigir lo que corresponde, de que todos seamos iguales o que los patrones siempre se quieren enriquecer a costa de los trabajadores, ha penetrado en el ADN nacional, por lo que tantas veces somos testigos de conflictos que parecen sacados de utópicas películas.
¿Está mal luchar o exigir lo que corresponde? Rotundamente digo que no, lo que corresponde debe ser exigido y está bien que se haga, pero todo debe tener una cuota de responsabilidad, racionalidad, oportunidad, para no caer en ese “quiero Flan”, que se repite en un país donde el conflicto es un estado permanente, como el pan de cada día.
El nuevo gobierno viene mostrando que su gestión no será fácil, ya que semanas antes de instalarse, viene provocando situaciones no claras entre sus principales figuras, declaraciones que generan rechazos, así como rumbos contradictorios y cuestionados, aclaraciones de lo que quiso o se supone alguien quiso decir.
Volvió un tema no menor, si el nombrado ministro Oddone llevará a cabo su idea de desindexar los salarios, una medida de cierta racionalidad económica para combatir procesos inflacionarios, en esa loca carrera con los precios, la que es cuestionada por “Pacha” Sánchez, Juan Castillo, la banda del pitcnt, como buena parte del mismo Frente.
Es el tema en estos días, mientras el electo presidente Orsi, ya fuera de la discusión, es homenajeado por un cuadro de baby fútbol que le regala la número diez, quedando Oddone abandonado a su suerte, en esa contienda despareja con semejantes rivales, aunque ya Sánchez acomodó el expediente, diciendo que era una idea personal de aquél.
El designado ministro de economía, parece estar sentado desde ya, sobre un polvorín y sus bombas, cuyo detonador está en manos de los que piden más flan.
O sea, ya vamos viendo cómo se perfilan los roles, donde está el poder y ya tenemos pistas de cómo será esta gestión, en la que el capitán designado, jugará en cancha chica, en el precioso baby fútbol.
Los mayores demandantes de flan, hicieron un paro en protesta por los gremios en conflicto, algo cargado de irracionalidad, primero, porque los principales responsables de las contiendas, hacen un paro por lo que ellos mismos provocan y segundo, porque si apuntaron al gobierno, a este le queda una semana para terminar su mandato.
Instalan una carpa frente a la Casa de Gobierno, donde concurren los designados, ministro de trabajo y el secretario presidencial, todos se abrazan y besan con los sindicalistas allí presentes, en donde los roles, las amistades y porque no, los intereses en común se mezclan en una escena, más de un asado, que de seriedad institucional.
En la proclama de la convocatoria, varios asuntos recurrentes y conocidos, pero siempre hay uno a destacar, al que hay que prestar atención, cuando se reclama una y otra vez, el rol del estado en la economía, Pitcnt y Frente Amplio en idéntica visión, que provoca el perverso estancamiento, atraso, costos, que paralizan al país.
El broche de oro es, envolver las piedras como para regalo, al agregarse, que todo será contemplado y tratado en un gran diálogo nacional, la mejor estrategia de adormecimiento planteada, utilizada permanentemente por todos estos actores.
Cual serpiente, que se come a si misma, proponen un estado que sea el motor económico, para que eso suceda, vemos una y otra vez, diferentes corporaciones reclamando más recursos para cumplir con sus cometidos, más recursos humanos, todas cosas que aumentan el dinero necesario, el que será aportado por el bolsillo ciudadano.
Así, cada rubro del estado siente el derecho de exigir, los sindicatos presionan y el sistema político accede a dar, para lo cual debe buscar como y a quién cobrar, retener o ponerle trampas en su camino, para que por diferentes vías, tributos, trámites, multas, permisos, etc.,esa máquina insaciable sea alimentada para cumplir programas y promesas.
Promesas que se lanzan desde todo el espectro político, ya que la demagogia y la presión de querer ser simpático y generoso en el reparto, es tentadora como irracional.
Las razones de porqué el estado se convierte en una trituradora de recursos, que aumenta el déficit fiscal, o sea el estado gaste más de lo que recauda, que la seguridad social no genere soluciones, la salud en general tampoco, las obras se posterguen, la educación se deteriore, encuentra siempre el grito destemplado de “quiero flan”.
Un grito, al que no le importa nada, no asume responsabilidades, se siente ajeno a las consecuencias de sus demandas, con pocas voces que intentan poner racionalidad, audacia para elegir otros caminos, por los que transitan las sociedades modernas y pujantes, pero aquí alimentamos esa serpiente que se va comiendo a sí misma.
Las cifras de endeudamiento son astronómicas, cada cual cuando pasa, hace cosas para aumentarlo, el que llega, se queja de los compromisos que debe asumir, pero al comenzar el camino de su gestión, la misma y perversa lógica, vuelve sobre sus pasos y da rienda suelta a seguir gastando, porque además, siempre hay un coro gritando “quiero flan”.
La última campaña electoral caminó sobre esos parámetros, donde cada coalición se disputaba cifras sobre recursos, repartos, ayudas e injerencias de un estado que no para de crecer, cuyos datos indican que más de 300.000 personas dependen de él, sin que casi nadie advierta, que es una situación que hace inviable al Uruguay.
La empresa japonesa Yasaki fue más que elocuente, al dar las razones de su retiro, se quejó de dos cosas muy obvias, que sólo una gran cantidad de uruguayos y autoridades no ven, el alto costo de funcionamiento del país y la conflictividad que provocan gremios ajenos a la más elemental norma de racionalidad, que en medio de las llamas piden flan.
Otras empresas están dando su voz de alerta, cuando advierten que corre riesgo su permanencia o actividad, se anuncian medidas que como misiles, van directo a la línea de flotación, pero tal vez, como estamos en el carnaval más largo del mundo, el coro sigue muy tranquilo gritando “queremos flaaaan”, mientras la tribuna aplaude a rabiar.
¡Y que lindo ver a los trabajadores luchar por sus derechos!, “más y mejores salarios, más y mejores empleos de calidad”, son expresiones de deseos que emocionan, pero que solo se alimentan de eso, cuando la correspondencia de prepararse, capacitarse más, tener otra cultura de trabajo, es saboteada por esos mitos tan uruguayos, como paralizantes.
Dejar en manos de una dirigencia sindical, que responde a los intereses ideológicos de un partido internacional, no parece ser una libertad que un país se pueda dar, cuando estos hacen y deshacen, todos los días opinan en los medios, son consultados cual expertos, pero peor es, que accionen como un poder más, en forma ilimitada y asfixiante.
La clave de un sistema cultural antiguo, que funciona con mitos, premisas y visiones fuera de la realidad, no puede formar personas en la forma debida, de estar a tono de los tiempos en que se avanza y consolida un mundo rápido en extremo, cuando aquí se estimula a premiar por militancia, el color de piel o lo que tenemos entre las piernas.
“Esta vieja es peor que el tuerto”, se despachó Mujica hace unos años sobre Cristina de Kirchner, quien recientemente vino a visitar ese centro de poder en Rincón del Cerro.
Personaje que como sabemos, dejó una Argentina en un estado de miseria calamitoso, devastada por la pobreza, porque los que pedían flan ganaban el partido siempre.
Daniel García
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