Un berrinche es un estallido emocional violento, en general en respuesta a una frustración, también está asociado a una rabieta o enojo grande, generalmente en niños en etapas precoces.
¿Quién no ha tenido cuando alguna de las características anteriores, momentos en los que se alineaba y la padecíamos?
Nuestras sabias abuelas y madres tenían los antídotos eficaces para neutralizarlas y que rápidamente todo volviera a la calma.
Algunos métodos que hoy en día escandalizarían a tantos bien pensantes y políticamente correctos moldeadores de conductas desviadas, pero bueno, es un tema que excede a lo que nos queremos referir.
El panorama y el mundo político como sindical, está cada día más poblado de actores que padecen de berrinches, con la particularidad que los escuchamos en radios, vemos en actos partidarios o en televisión.
Dirigentes que ante determinados anuncios, manifiestan cierta indignación transformada en acalorado e irrefrenable berrinche, clara respuesta a una frustración de infancia no bien procesada ni tratada adecuadamente.
Rápido ejemplo lo tenemos con el próximo anuncio que el presidente hará en la Asamblea General el día dos de marzo, referido a la promesa realizada en campaña sobre una rebaja en el IRPF y en el IASS.
No sabemos aún cuanto será ese porcentaje, pero la noticia en sí merecería el elogio más lleno de encomio, alegría, por lo menos, por parte de los beneficiados.
Sin embargo, vemos a dirigentes del Frente Amplio, lanzar su inconformidad, presentar una crítica despiadada y sin lógica, rápidamente recogida por aquellas huestes funcionales a este discurso, que genera asombro por lo menos en los desprevenidos ciudadanos demócrata-republicanos.
Primero Pereira y enseguida Astori y Mujica, han dicho insensateces.
Tal vez la más sesuda sea la de Astori que fiel a su trayectoria, ha dicho que bajar impuestos significa retacear dinero a las áreas fundamentales del Estado, donde sólo el Estado puede actuar, como seguridad y dada la estructura armada en Uruguay, la salud y la educación.
Pero se olvida el ilustre economista de corte marxista que también se puede ahorrar mediante una buena gestión, cosa que a él le estuvo vedada por la prole frenteamplista que resultó demasiado demandante.
Hacia él o hacia Mujica o Tabaré, demandaban Pereira y su séquito, cuatriplicando la deuda externa en quince años, no debería ni asomarse a hablar.
La reforma tributaria llevada a cabo por el Cr. Astori nos hizo debutar con este mal llamado Impuesto a la Renta de las Personas Físicas, que en buen romance es un declarado impuesto a los sueldos.
La Solución Astori fue imponer carga impositiva al ahorro, pero también al gasto, creo que, con semejante Tesis, el profesor hubiera reprobado al atrevido que se lo planteara, pero la política real, la real politik Leniniana, es otra cosa.
Siempre bajo la falaz consigna, repetida una y otra vez, “que pague más el que tiene más”. Pobre clase media, pobre motor de la economía, al país productivo ni las plumas le dejó Mujica, solo algunas velas prendidas a la nada.
En la lógica implantada en Uruguay, en la cual aquel que cobra más dinero, porque alcanzó algún cargo de responsabilidad, estudio más, se esforzó más, presentó buenas ideas, tal vez, tiene más de una actividad, ha logrado mejores retribuciones, entonces lo ponemos en esa categoría, casi de envidia, por la cual hay que sacarle más.
Pero si es un extranjero y con dinero, todas las exenciones arancelarias, UPM, agradecida.
Podemos estar de acuerdo, que cuenta con una mayor disponibilidad, pero eso no habilita automáticamente a ser objetivo de la voracidad fiscal.
Porque esa persona probablemente también tenga más gastos y un presupuesto mayor, pero debe restringir en que, y como desea gastar sus ingresos, debe perder libertad y el fruto de su sudor, en aras del socialismo real, a la uruguaya.
Si bien el famoso IRPF afecta a un 30% de la población trabajadora, este anuncio no logra poner contento a una parte de la dirigencia política, en especial la del Frente Amplio, la cual, a través de algún vocero como el Senador Bergara, emiten también su berrinche.
Siempre con un argumento que solo provoca división, parece que no serían merecedores de ese alivio tributario, ¿todo por qué extraña razón?, porque ganan un poco más que el promedio, así que minga de favorecerlos, capaz que se aumenta la brecha salarial con lo más sumergidos y eso ya provoca malestar del lado izquierdo.
Pasa otro tanto, con quienes están jubilados y por tener “jubilaciones de privilegio”, se les ha aplicado el inconstitucional IASS, un impuesto que afecta a la prestación de Seguridad Social de quien ya se jubiló, una clara inconstitucionalidad original.
Pero como la capacidad creativa de generar tributos es deber del Estado socialista y emulando al famoso “chicho”, aquel personaje televisivo capaz de poner impuestos a las cosas más disparatadas, han superado a la ficción y se oponen a que el poder ejecutivo cumpla una promesa de campaña.
Esto sucede por una sola y simple razón, al aumentar el gasto público sin que se haga nada por frenarlo, se hacen necesarios más ingresos, más allá de los entonados discursos que engolan la voz, pero que no aportan las verdaderas soluciones.
El estado crece en actividades, ministerios, funcionarios y gastos innecesarios, por lo que el sistema ha encontrado el atajo perfecto que lo lleva a la solución rápida y simple, aumento impuestos, genero nuevos y salgo del problema.
Todos los partidos nos hablan de reformas del estado, algunos las han llamado la “madre de todas las reformas”, la cual no ha acontecido, cuando lo que sucede es exactamente lo contrario.
Durante los quince años de gobierno lo vimos claramente, solo Mujica ingresó bajo su administración 60000 funcionarios públicos más, lo que representa unos 1000 millones de dólares de gastos extras.
Tabaré les regaló pensiones vitalicias a las tupas y a sus nietos, luego de perder las elecciones que ya nos cuestan 500 millones de dólares, suma y sigue.
Vimos también un despilfarro atroz, una política de fracaso en fracaso al querer prender esas utópicas velas al socialismo, en ese intento de poner a funcionar empresas fundidas por mala gestión o corrupción.
Entonces el Frente Amplio nos manifiesta su descontento porque se van a beneficiar aquellos que ya ganan más, imagínese lector estar en esta categoría de desalmados ciudadanos poco solidarios con sus compatriotas, que ni siquiera les afecta el IRPF o el IASS, usted debería protestar contra esta desigualdad.
Imagino que, en esos beneficiarios, habrá votantes del Frente Amplio y escucharán que sus dirigentes no están de acuerdo con esta noticia a su favor, supongo que estarán tomando debida nota de los que se les viene arriba si siguen votando así.
Creo, que por lo menos estarán cuestionando a esos dirigentes si es que los representan debidamente, o tal vez, sean de ese núcleo que tantas veces festejan un tiro en su propio pie, eso sí, disimulando el dolor.
Las redes, con todas sus particularidades, son también un lugar donde el ciudadano se manifiesta y es curioso leer, como enseguida tantos militantes se colocan en sintonía con el berrinche de turno, por lo que es fácil deducir, que fantástico es hacer demagogia o discursos de odio con el bolsillo ajeno.
Así que, en principio, bienvenida esta noticia, poco frecuente, de que se rebajará algo de una carga tributaria, que seguro en su conjunto se volcará en más dinero disponible para gastar en beneficio del comercio y el consumo en general.
El presidente del Frente Amplio Fernando Pereira, es uno de los mejores representantes del berrinche que la política nacional nos ha entregado, ya lo hemos dicho, pero bien vale enfatizarlo.
Con una larga experiencia acumulada desde que dejó el ascensor en primaria y durante 15 años que no fue a trabajar convertido en dirigente sindical, ha practicado todos los berrinches que las frustraciones puedan provocar.
El año, para no ir muy hacia atrás en el tiempo, lo comenzó cuestionando los comentarios sobre la temporada, en la cual quienes están vinculados a la actividad del turismo, coincidieron en lo halagüeña que se presentaba.
Pero no, el señor de los berrinches, cómodamente instalado en su veraniega silla en las arenas de Punta del Este, se despachó con su crítica, advirtiendo que todo eso no se podía saber ya que eran comentarios muy apresurados.
Tuvimos varios días a la prensa tratando este berrinche de don Pereira, no a Inodoro, para comprobar si eran ciertos o no, que opinaba tal o cual autoridad, si los números, si la pandemia, si como los medimos y desde cuándo y una casi novela, mientras no resurgía el affaire Astesiano, nuevamente.
¿Quién le pregunta a Pereira ahora por la temporada?
Pero tenemos otro berrinche, ahora con el amigo y compañero Leal, ya que don Fernando así lo llamó, de quien nos dice que tiene toda la confianza y es por esa razón por lo que Fernando provocó el berrinche, como es que pasó de testigo a indagado, cuando es una persona buena e inteligente.
Y el encumbrado jurista el exfiscal Díaz, salió enseguida a apoyar sus dichos, avalando el disparate, ahora se acuerda que hay jurisprudencia, el querido Fiscal Diaz.
La ciudadanía está por tener un berrinche, si no se nos explica verdaderamente que fue a hacer Leal a la Barra del Chuy visitando al papá de Astesiano.
Parafraseando aquella canción que decía “de boliche en boliche…”, de berrinche en berrinche iremos transitando este año complicado y seguramente tendremos muchos, ya me preparo para el inicio de clases que seguro nos traerá rabietas y enojos, que define certeramente que es un berrinche.
Exelente artículo para la reflexión y ver que el hilo es tan inestable de la política y sus representantes..no hay bases ni fundamentos y las ideas se diluyen en el mar de las mentiras los reproches y la falta de responsabilidad de algunos sectores que quieren taparlas con «berrinches»…
Muchas gracias Claudia. Es así tal cual, hay varios agentes políticos con un nivel muy bajo, más para estar en la barra brava de un cuadro de fútbol. A falta de razones, argumentos e ideas, lo mejor es gritar o en este caso hacer «berrinches».
Cordial saludo