La Universidad de la República (UDELAR) se encuentra en medio de un debate controvertido sobre la inclusión de los títulos de género en su sistema de expedición de diplomas. La discusión fue desencadenada por el reclamo de una estudiante trans no binaria que exigió que su título de Facultad de psicología refleje su identidad de género utilizando la forma «Licenciade» en lugar de «Licenciado». Sin embargo, este debate ha suscitado preocupaciones legítimas.
En primer lugar, es incomprensible que una institución pública de educación superior permita la alteración del idioma en los títulos de grado. El uso de «Licenciade» en lugar de «Licenciado» no solo es gramaticalmente incorrecto, sino que también plantea preguntas sobre la calidad de la educación en la universidad. ¿Deberíamos sacrificar la integridad del lenguaje en aras de la inclusión? La educación debe centrarse en la excelencia académica, no en agendas ideológicas.
Además, esta discusión se produce en el contexto de un sistema educativo público que enfrenta numerosos desafíos y problemas. El fracaso escolar es un problema constante, y las tasas de abandono escolar son preocupantes. En lugar de abordar estas cuestiones fundamentales, la Udelar parece estar más interesada en debatir sobre la gramática de los títulos. La prioridad debería ser la mejora de la calidad de la educación y la creación de oportunidades equitativas para todos los estudiantes. En lugar de centrarse en cuestiones lingüísticas, la universidad debería invertir tiempo y recursos en abordar los problemas reales que enfrenta el sistema educativo público.
El reclamo de la estudiante trans no binaria es válido y debe ser respetado, pero el debate sobre la inclusión de los títulos de género en la Udelar nos lleva a una encrucijada fundamental en la educación superior: ¿qué es más importante, la integridad del idioma y la excelencia académica, o la adaptación a las ideologías pasajeras o de moda? Si bien es esencial respetar y reconocer la diversidad de identidades de género, no podemos perder de vista que la educación es una piedra angular de la sociedad y debe mantener un estándar de calidad lingüística y académica., ni debe convertirse en un vehículo para agendas ideológicas temporales.
Puede considerarse la opción de nombrar los títulos de manera que no se marque morfológicamente el género, como por ejemplo, utilizando «Nombre Apellido posee una Licenciatura en…». Esta opción abarca un espectro más amplio de identidades de género, incluyendo tanto a personas binarias cómo no binarias, así como a aquellos que experimentan fluidez de género. Esta opción representa un enfoque inclusivo que reconoce y respeta la diversidad de identidades de género dentro de la comunidad estudiantil, sin necesidad de sacrificar el idioma español.
Si bien no debemos ceder ante modas ideológicas, tampoco podemos ignorar las legítimas demandas de inclusión. Debemos encontrar un equilibrio entre la aceptación de la diversidad y el respeto por el idioma y la trayectoria de nuestras instituciones educativas. La solución debe ser cuidadosamente considerada, garantizando que la educación superior siga siendo un faro de excelencia académica, mientras se abren las puertas para que todas las identidades de género se sientan reconocidas y valoradas.