LOS ARCHIVOS SIGUEN GOLPEANDO… Por Daniel García

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Un archivo es un elemento que almacena un conjunto de datos para su posterior uso. Digamos que esta es una definición simple de la palabra archivo.

Parece que el plural, o sea archivos, ha vuelto a la discusión pública, cuando está sobre la mesa la posible publicación de los llamados “archivos del pasado reciente”, según la voluntad expresada en un proyecto de ley del Poder Ejecutivo.

El Frente Amplio, en cuyo seno se encuentran los grupos terroristas que intentaron tomar el poder mediante la lucha armada, se opone, o esgrime reparos y cuestionamientos a su posible publicación.

Cincuenta años reclamando conocer los hechos del pasado, hemos escuchado y leído las versiones dadas por sus integrantes, en ese papel de víctimas de la justa represión y combate que el estado ordenó realizar para neutralizarlos.

La aparición de los llamados Archivos Berruti en una dependencia militar, ha ocasionado, primero, el manejo de estos por notorios agentes de la izquierda, investigadores, docentes, etc., que han manipulado los mismos con total discrecionalidad.

De la misma forma, los otros archivos, conocidos como Castiglioni, han sido revisados y usados solo por agentes de izquierda y según denuncia el escritor Alvaro Alfonso, cuando ha intentado acceder a los mismos, por estar elaborando un libro, dicha posibilidad se le ha negado o entorpecido.

No sucede así, con la Asociación de Familiares de Desaparecidos, ni con el gremio de Antel, organizaciones a las que se les dio acceso, en una situación difícil de explicar, salvo el ser “compañeros”.

Desde hace un corto tiempo, el nuevo gobierno ha insistido en la publicación de estos archivos, para que se conozca su contenido, que seguramente pueda arrojar luz sobre acontecimientos y hechos aún no divulgados.

Solo sabemos que las organizaciones de izquierda se oponen, diciendo que, sí hay que divulgar los contenidos, pero acto seguido comienzan las barreras y excusas, que no sería bueno que se conocieran declaraciones de detenidos obtenidos bajo torturas y cosas de la intimidad de las personas.

Desde la coalición se dice, que no se sabe el porqué del rechazo a la publicación, que no se comprenden las razones.

Desde aquí opinamos sobre esto, ya que las autoridades no se animan a decirlo, que el asunto es que saldrían a la luz una cantidad de hechos, testimonios, confesiones y entregas, que lejos de haber sido realizadas bajo apremios, fueron hechas por jóvenes que reaccionaron colaborando ante los temores propios de su detención, por lo que no hay tantos héroes como nos muestran las películas.

Varios ex integrantes del MLN ya nos han ilustrado sobre esto, siendo el más conocido y notorio el Sr. Amodio Pérez, uno de los fundadores de la propia organización clandestina, quien nos cuenta situaciones desde su programa de radio, descorriendo el velo de victimismo que los terroristas han construido.

Aparecen documentos interesantes, que dejan al descubierto innumerables situaciones, como ya expusimos en un artículo anterior sobre este tema, como los que muestran al actual fiscal Perciballe, el que actúa sobre los supuestos delitos de lesa humanidad, cuando visitaba en el penal de Libertad a su sobrino detenido por integrar el MLN

Cosa no desmentida por el fiscal, hecho que ha denunciado el diputado Lust por esa relación con las cosas que el fiscal investiga y por las que detiene a tantos militares y policías, situación que lo inhabilitarían para seguir en dicho cargo.

¿Cuándo actuará el fiscal de corte o el presidente como máxima autoridad, ante esta flagrante irregularidad?

Allí están la planificación de atentados, quienes hicieron cursos de entrenamiento en militar en Cuba o la URSS, como el caso del “estudiante” Líber Arce, alumno en dichos centros soviéticos, por ejemplo.

Se ha intentado desacreditar estos archivos, cuando los mismos comienzan a hablar y mostrar las realidades que se torcieron y cambiaron durante tantos años de relato unilateral.

Los archivos son un compendio de información acumulada, fundamentalmente, en los años de la guerra interna contra la subversión y años posteriores.

Contienen información, que incluyen hasta recortes de prensa de la época, que aportaban datos a quienes los procesaban para elaborar sus informes.

Los básicos, con los que trabaja cualquier servicio de inteligencia de un estado soberano, para poder evaluar, procesar y analizar datos de todo tipo que permitan a los gobiernos, conocer su entorno, así como descubrir aquello no visible, pero que pueden ser amenazas sobre la Nación.

Incluye esto, la propia relación con organismos de inteligencia de otros países, debido a lo transnacional de sus actividades, de la misma forma que Interpol se conecta para el seguimiento de la delincuencia internacional.

Todos hacemos inteligencia para tomar decisiones, así sean las más simples, como comprar un electrodoméstico, averiguamos y comparamos precios y calidades, garantías, financiación, etc.

Las empresas lo hacen, investigan sobre su competencia y tratan de obtener datos sobre su estrategia, precios, etc.

Los gobiernos lo deben hacer, porque nadie puede andar ciego en este mundo complejo, bajo pena de ser sorprendido, vulnerado o derrotado si está en una contienda.

La izquierda ha estigmatizado el accionar de los servicios de inteligencia, porque en definitiva en ese pasado, gracias a su accionar, derrotó a los grupos terroristas que pretendían tomar el poder.

¿Qué es la publicación de conversaciones privadas como vemos en la prensa, de las propias investigaciones de las fiscalías? Eso es espionaje y manejo de información reservada. ¿Cómo se obtuvo, por parte de quién?

Medios de prensa y agentes de la izquierda, bien que se valen de todo esto y lo usan para disparar munición gruesa sobre sus rivales, como para hacerse los sorprendidos o hacer escándalos sobre organismos necesarios del estado.

Pero yendo un poco más allá, ¿qué sentido tendría la información recabada durante décadas por los servicios de inteligencia y que la misma fuera falsa?

¿Sería un auto engaño, para favorecer a quién?

Los miles de datos no se recogieron con la intención de que fueran publicados cincuenta años después o que se polemizara en programas de televisión, muchas veces sin tener la menos idea de cuál era el sentido de diferentes investigaciones y de yapa veamos a algunos jugando al agente 007.

Pero hay cosas más bochornosas en torno a estos archivos.

La Universidad ha gastado, no se sabe cuánto dinero, en crear un proyecto llamado Cruzar, que lo definen como:

“Cruzar es un proyecto interdisciplinario surgido en la Universidad de la República (Udelar) en el año 2018, que involucra a docentes, egresados y estudiantes de diferentes servicios universitarios como las Facultades de Ingeniería, de Información y Comunicación (FIC) y de Ciencias Sociales, con el apoyo de la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos y en acuerdo con el Grupo de Trabajo Verdad y Justicia. La Facultad de Ciencias Sociales fue el último servicio en integrarse, en 2020. El proyecto busca recuperar, sistematizar y analizar todos los documentos que conforman el Archivo Berruti”-

Estos días escuché, en internet, una presentación de dos horas sobre este proyecto, donde jóvenes estudiantes, en el entorno de los veinte años, exponen sobre este asunto, analizan el accionar de los servicios de inteligencia, como operaban, como se conformaban, etc.

O sea, la Udelar, que nos reclama recursos en forma permanente, gasta miles de dólares en docentes, estudiantes, investigadores y demás actores, para analizar y desmenuzar los servicios de inteligencia y sus archivos.

Servicios que pertenecen al estado, son legales y operaron en el medio de una guerra interna, intervinieron por mandato de las autoridades, son parte de las instituciones armadas del país y gracias a su accionar, se pudo destruir el aparato armado de grupos terroristas, pero, en una clara posición ideológica, la Udelar toma partido por estas últimas.

Si vamos a investigar, gastar dinero en seguir dando vueltas sobre ese pasado que no deja de estar presente, hubiera sido lógico que se invirtiera entonces también, en desmenuzar los grupos terroristas y sus acciones, asesinatos, secuestros, bombas, verdaderos causantes de los trágicos hechos sucedidos.

Pero no, se toma partido claramente por los grupos armados, se cuestiona y se analiza en los mínimos detalles a una organización legal de la República, a la que se sienta en el banco de los acusados, en una verdadera afrenta sobre las instituciones armadas de la Nación.

Un atropello de la Universidad, que forma agentes políticos, sesgados ideológicamente, donde, cuando se llega al final de las conclusiones de los investigadores y los escuchamos, queda solo la sensación de estar en presencia de una típica declaración de un acto del pitcnt o una charla política de comité de base frenteamplista.

Conclusiones que dicen, que la dictadura tenía una clara intención de favorecer a las clases pudientes, a las empresas de la actividad privada, aplicando políticas de corte neoliberal, en contra de las clases trabajadoras, etc., etc., etc.

¿Esto es lo que produce nuestra Universidad? Una prueba gráfica de lo que estamos diciendo.

Es muy lamentable, que la institución dedicada a formar profesionales de tantas áreas dedique sus recursos a una investigación de neto corte ideológico, funcional a los intereses de los grupos de izquierda que defienden y justifican a los grupos terroristas que desataron tanta violencia en el país.

Tanto, como ver a jovencitos, embarcados en un proyecto e investigación con claro sesgo ideológico, exponiendo sobre temas complejos, con gran desconocimiento y repitiendo las conocidas consignas de un relato mentiroso.

Los archivos seguramente darán mucho sobre lo que hablar, investigadores podrán hurgar, ilustrarnos, así como descubrir todo aquello que se ocultó deliberadamente, se caerán máscaras, se correrán muchas cortinas y los mitos o ídolos con pies de barro, mostrarán que los archivos siguen golpeando.

Daniel García

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