Luego de arruinar la economía, destruir la cohesión social, desmantelar el sistema
productivo y estancar la pobreza y la indigencia, el siguiente paso del control
dictatorial de la extrema izquierda sobre nuestra sociedad es controlar qué
podemos y qué no podemos decir. Única forma de evitar que se expongan las
consecuencias de sus acciones.
Cuatro millones de ingresos en YouTube en apenas diez días tuvo la entrevista a
Jordan Peterson quien saltó a la fama cuando publicó tres vídeos en YouTube
denunciando un proyecto de ley, que se aprobó finalmente al verano siguiente,
que instauraba una suerte de inquisición LGTB que permitía sancionar a quien no
utilizara los pronombres que le dictara su interlocutor, porque los activistas han
inventado términos como ze, zhir y cosas así para sustituir al he (él) y she (ella) en
caso de que la persona a la que se refieren sea transexual, de género fluido o
perteneciente a alguno de los colectivos que forman parte de esas siglas en
perpetuo crecimiento. Pero su fama no ha dejado de crecer, por sus lecciones
propugnando el valor de la verdad y la responsabilidad, y porque conoce e
investiga científicamente las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres,
asunto incorrecto para la posmodernidad.
La entrevistadora es la clásica incapaz de imaginar que alguien que no está de
acuerdo con los dogmas de lo políticamente correcto pueda ser algo menos que
un monstruo descerebrado, vociferaba a cada argumento que daba Peterson,
tergiversándolo y convirtiéndolo en una caricatura. Pero el entrevistado fue capaz
de contrarrestar esta táctica con habilidad, conocimientos, inteligencia,
tranquilidad y cortesía todo el mundo ha podido evaluar con libertad quien era la
verdadera caricatura. La diferencia con alguien que busca la verdad, no confirmar
los prejuicios propios. Esto es quizá el mejor ejemplo que podemos encontrar en
la entrevista:
–Peterson: Existe esa idea de que las estructuras jerárquicas son una construcción
sociológica del patriarcado occidental. Y es increíblemente falso. Uso la langosta
como ejemplo: nos separamos evolutivamente de las langostas hace más o menos
350 millones de años. Y las langostas existen en jerarquías. Tienen un sistema
nervioso adaptado a la jerarquía. Y ese sistema nervioso funciona con serotonina
como el nuestro. Son tan parecidos los sistemas nerviosos de las langostas y los
humanos que los antidepresivos funcionan en las langostas. Y es parte de miintento de demostrar que la idea de jerarquía no tiene absolutamente nada que
ver con construcciones sociológicas.
–Newman: Permítame aclarar esto. ¿Está diciendo que deberíamos organizar
nuestras sociedades del mismo modo que las langostas? No, claro que no está
diciendo que deberíamos vivir en el fondo del mar como Bob Esponja.
–Peterson: Estoy diciendo que es inevitable que haya cierta continuidad en el
modo en que animales y seres humanos organizan sus estructuras. Es
absolutamente inevitable y hay más de 300 millones de años de evolución detrás.
Tienes un mecanismo en tu cerebro que funciona con serotonina similar al de las
langostas que evalúa tu estatus, y cuanto más alto es, mejor reguladas estarán tus
emociones. A medida que tus niveles de serotonina aumentan, sientes más
emociones positivas y menos emociones negativas.
–Newman: Así que estás diciendo que, al igual que las langostas, estamos
fabricados como hombres y mujeres para hacer ciertas cosas, para seguir ciertas
líneas, y no hay nada que podamos hacer al respecto.
Y así transcurrió la entrevista con el psicólogo intentando aportar datos
soportados por estudios, información útil y realista y la entrevistadora
caricaturizándolo porque no puede rebatir lo que dice y no puede aceptarlo
tampoco porque va en contra de todas las estructuras que lleva creyendo toda su
vida adulta. Y cuando la realidad y nuestra percepción entran en conflicto,
entramos en disonancia cognitiva, que solemos resolver negando la realidad para
meterla a martillazos en nuestro sistema de creencias y valores.
–Newman: ¿Por qué tu libertad de expresión debe prevalecer sobre el derecho de
un transexual a no sentirse ofendido?
–Peterson: Porque para poder pensar tienes que arriesgarte a ser ofensivo. Es
decir, fíjate en la conversación que estamos teniendo ahora mismo. Sin duda te
estás arriesgando a ofenderme en busca de la verdad, ¿por qué deberías tener el
derecho a hacerlo? Está siendo bastante incómodo.
–Newman: Bueno, me alegro de haberte puesto en esa situación.
–Peterson: Pero entiendes a dónde quiero llegar. Estás escarbando un poco para
ver qué demonios está pasando y es lo que debes hacer, pero estás usando tu
libertad de expresión arriesgándote a ofenderme y está bien. La dictadura de lo políticamente correcto ha llegado hasta el punto de que una
periodista, cree sinceramente que el derecho de alguien a no sentirse ofendido
debe prevalecer sobre la herramienta de trabajo que le permite ejercer su
profesión. El epílogo, por previsible, no deja de ser triste. Newman ha usado las
críticas y las burlas que ha recibido tras la entrevista para interpretarlas como
supuestas «amenazas» para justificar que haya llamado a «expertos en seguridad»
para evaluarlas. Y la noticia para la prensa bien-pensante ha dejado de ser su
ridículo histórico, sino unas supuestas amenazas misóginas que no se han
producido.
Peterson declaró, que si es multado por negarse a usar el lenguaje que la ley le
obliga a utilizar se negará a pagar, y que si es encarcelado por ello hará huelga de
hambre. El control del lenguaje es el primer paso del totalitarismo y cree que es su
responsabilidad resistirse a él. Como liberal experto en historia del comunismo y
nazismo y autor de un libro que explica la psicología detrás de las
monstruosidades de los totalitarios, sabe bien de lo que habla y está dispuesto a
luchar por lo que cree.
El siguiente paso del control dictatorial de la extrema izquierda sobre nuestra
sociedad es dictar qué podemos y qué no podemos decir, tachando de «delito de
odio» en un primer lugar las cosas más extremas, los nazis de verdad, aunque
naturalmente sólo de un lado del espectro ideológico. Pero, conseguido eso, lo
siguiente es estrechar el cerco cada vez más, de modo que sea ilegal hablar de lo
que no quieren que se hable y, por lo tanto, pensar.
LA VENTAJA MORAL DEL LIBERALISMO
El liberalismo de Hayek no se basa en la capacidad intelectual superior de una élite
con una cosmovisión coherente, sino en las limitaciones de la mente y la falibilidad
de la razón. Desaprobó el constructivismo racional, entendiendo el valor creativo
del proceso epistémico para ordenar el conocimiento distribuido en los millones
de individuos, que ninguna persona o grupo de personas podía poseer. En su
opinión, los mercados emitían señales sobre información dispersa relativa a
circunstancias locales que ningún planificador experto comprendía plena o
adecuadamente.
El paradigma hayekiano no implica el gobierno de una panoplia gnóstica de élites
superdotadas con planes totalizadores para las masas. Por el contrario, celebra la
descentralización y la difusión del poder, así como el conocimiento cotidiano ytácito de innumerables agentes que toman decisiones ordinarias sobre sus
circunstancias inmediatas.
Hoy en día existen tres grandes tesis económicas que son erróneas:
1. La economía de libre mercado solamente beneficia a los capitalistas.
2. El socialismo y la redistribución beneficia a los pobres.
3. El proteccionismo económico beneficia la nación (es decir, beneficia el
bienestar económico de los ciudadanos del estado).
El truco del capitalismo es que no sólo beneficia y enriquece a los Ford, los Edison,
los Gates, y otras personas con mentalidad empresarial. La repentina riqueza de
estos grandes empresarios se debe a que sus inventos tuvieron un impacto
positivo en nuestra vida. No podríamos imaginar nuestra vida sin coches, luz
eléctrica, y ordenadores. Gracias a este proceso de innovación constante, la
calidad de vida es inimaginable comparada con épocas anteriores.
En el capitalismo, la desigualdad, como en todas las sociedades jerárquicas, sigue
siendo una característica existente. Pero en el capitalismo la desigualdad es la
consecuencia de la innovación empresarial. Y dado que esta innovación mejora la
calidad de vida en general, es un juego en el que todos ganan. Tanto para las
personas innovadoras con mentalidad empresarial como para los consumidores.
En definitiva, el problema del autodenominado progresismo de izquierda o
derecha, es la DISONANCIA COGNITIVA, fuerza la realidad para convertir su
concepción ideológica como se pretende en su relato. No tiene capacidad crítica
ya que le resulta imposible salir de preconceptos absolutamente probados como
falaces, erróneos y en definitiva catastróficos.
La izquierda nunca se equivoca; mientras los liberales tenemos la insuperable
capacidad crítica con todas las humanas debilidades, los errores de planificación
estricta y podemos aceptar las diferencias naturales como un beneficio individual
que construye bienestar social.
Los 150 millones de personas que fueron víctimas del pensamiento extremo de la
izquierda, y la derecha que lo aplicaron con sevicia está demostrando el resultado
cuando los humanos distorsionamos a nuestro empaque ideológico la realidad y
creemos que podemos organizar la vida ajena mejor que cada individuo.
La DISONANCIA COGNITIVA actúa con mala intención cuando intenta modelar los
derechos que avasalla justificando en el intento de “ordenar” desde el poder el
ejercicio de la libertad. ESO NO DEJA DE SER SIEMPRE, SIEMPRE, TOTALITARISMO.