Aparentemente Montevideo tiene un nuevo plan, el “Plan V”. La Intendente Carolina Cosse ha manifestado tenerlo, también que se recurriría nuevamente al BID y que la comuna solicitará créditos de corto plazo que no necesitan una mayoría especial en la Junta.
Y digo aparentemente porque lo único que se tiene son trascendidos, a la Junta no ha llegado una nota, un bosquejo, un boceto, absolutamente nada.
Cuando algo no existe, es insensato aventurar si se estará a favor o en contra, complejo es opinar sobre el vacío.
Resulta al menos raro que quienes tienen que aportar el voto por sí o por no, estén totalmente fuera de la conversación, pero así se ha decidido.
Tampoco es una extrañeza nunca vista, es una forma de comunicación que la Intendente ha elegido desde el inicio de su gestión, primero la prensa o medios alternativos, luego quienes deben votar en la Junta.
Sobre si estaría dispuesto a acompañar un préstamo del BID solo para saneamiento, en crudo y hablando de generalidades, sí, ahora, hay que observar los pormenores, el cómo, si los recursos terminan efectivamente ahí, cuánto, las filtraciones, etc., los detalles, todo eso está faltando.
En el día de ayer se le manifestó a la Intendente nuestra voluntad de interiorizarnos al respecto, veremos si hay una respuesta, y si la hay, que tipo de información llega para poder analizarla.
Para los Ediles de la oposición en Montevideo es muy complicado ejercer influencia, se puede en casos concretos como el fallido préstamo al BID en el que se necesitaban mayorías especiales.
En sesiones pasadas, un Edil oficialista nos tildó de “decorado”, fueron palabras desafortunadas, y muestra claramente el sentir y el proceder del Frente Amplio en Montevideo.
Por eso sostengo que, quizá ese capítulo que terminó con la negativa al préstamo, haya sido el hecho más relevante del período, ahí el decorado se transformó en decisivo y terminó laudando en algo que nunca fue claro y que pretendía endeudar a los montevideanos en 25 años.
En otro orden y teniendo que ver con el mal de fondo en todo esto, el funcionamiento de la IM necesita darse un baño de realidad, no se puede seguir bicicleteando y pateando para adelante.
El hincapié debe hacerse en gestionar de mejor manera los 700 millones de dólares que recauda la Intendencia anualmente para ofrecer un retorno de calidad al contribuyente.
Este actual esquema de 80/20, ochenta por ciento para prender la luz y abrir las puertas de la Intendencia, y menos de veinte por ciento para inversiones, es insostenible.
La Intendencia es un armatoste enorme e ineficiente, no cierra. De lo que recauda se le va 80% en salarios y gastos de funcionamiento, con 10.000 funcionarios, de los cuales 1200 están en cultura, por ejemplo, 1500 en el departamento de desarrollo ambiental, (este departamento es el encargado justamente de la limpieza de la ciudad), carece de lógica.
Mientras se siga con esta realidad estructural indefendible, parece un deseo inalcanzable que se logren buenos resultados. Los debes en los servicios se postergan una y otra vez, y la Intendencia necesita una reconversión para transformarla en algo viable, hoy no lo es.