Este 2023 arranca con muy buenos números para el turismo local, luego de dos años de privaciones y limitantes era hora de que un sector insignia de Uruguay se pusiera de pie. Los números no mienten y en todos los ámbitos del turismo (local, llegada de extranjeros y partida de uruguayos) ellos hablan por sí solos.
Cada turista que llega a nuestro país significa que un uruguayo podrá tener la posibilidad de mostrar lo mejor de nosotros, lo mejor de nuestra tierra y asegurar su estabilidad laboral. Lo mismo con cada uruguayo que sale y visita lugares nuevos, significa que estuvo todo el año juntando para llegar a ese día de merecido descanso y asegurar con su visita el sustento para un compatriota.
En medio de esto lo que se cae también es el relato de la carestía, Uruguay no es un país barato para vivir, pero tampoco es tan catastrófico estar todos los días en estas tierras. Sobre esos precios la izquierda vernácula hizo de las suyas levantando un relato apoyado en ollas populares que se destaparon y en datos estadísticos surgidos de sus satélites ideológicos.
Pasaron todo el invierno agitando y agotando estos cucos, ahora el verano demuestra otra realidad, una tan distinta que le permite a figuras del calibre de Fernando Pereira disfrutar de las mieles de la oligarquía en José Ignacio. Que no está mal pasarlo ahí, pero sostener el discurso «anti oligarca» para luego ir a compartir sombrilla con ellos es por lo menos hipócrita. Al decir de George Orwell en su mítica Rebelión en la granja: «todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros».
Aún con este panorama turístico de enero y con el boom de divisas hay sectores de la población que no la están pasando bien, justamente ahí debemos hacer foco y el gobierno debe seguir apuntando las baterías.
Pero por lo pronto, el verano demuestra que un nuevo relato cae y algunas máscaras están flojas de elástico.
Dos semanas sin este muchacho fue demasiado tiempo para sus seguidores y por lo visto el asueto vino bien.
Tintero cargado de realidad y la agudeza habitual.
Cuánto peor, mejor. Siempre fue la consigna siendo gobierno o siendo oposición.
Y encima tienen votantes.