ANALIZANDO LOS SUCESOS EN BRASIL. Por Daniel Hosman

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Las situaciones, como los puntos de vista, son diferentes dependiendo desde el lugar donde se viva, vea o analice. Es por ello que para comprender  consecuencias hay que detenerse en analizar causas, de forma de acceder a posiciones mas solidas sin dejarse guiar tanto por titulares de prensa.

Desde hace años, la situación que viene desarrollándose en Brasil es muy compleja. Para comenzar debemos recordar que fue en el país vecino donde nació el Foro de Sao Paulo, fundado por el PT en 1990 y compuesto de partidos y grupos políticos de izquierda de América, desde reformistas hasta colectividades políticas de izquierda revolucionarias, desde donde se imparten y exportan diferentes políticas de izquierdas de toma del poder al estilo Venezuela, Nicaragua, Chile, Colombia, desde una línea de izquierda ortodoxa que nace en Fidel Castro.

Durante 25 años se sucedieron en Brasil gobiernos de izquierda, hasta que producto de los diferentes problemas que se sucedían y los profundos descalabros que se originaban, es electo como Presidente Jair Bolsonaro en 2018.

A partir de ese año comienza a surgir una “derecha” organizada y que gana terreno ideológicamente.

Tanto es así que podríamos decir que todos los Estados productivos son “bolsonaristas” y según los últimos resultados electorales esta línea ha logrado sumar varios Gobernadores, Diputados y Senadores, además de los resultados que deja al cierre de este periodo, con superávit fiscal, deflación, disminución del desempleo y una economía pujante.

Lo que hoy ocurre es que a través de un fraude escandaloso, se logró que Lula da Silva fuera electo como Presidente, quien a pesar del fraude logró su triunfo por un estrecho margen.

Para entender el fraude, hay que entender que es la Corte Suprema (Supremo Tribunal Federal – STF).

El STF es el más alto tribunal del Poder Judicial de Brasil y posee las atribuciones propias de una Corte Suprema y de un Tribunal Constitucional. Su función es servir de guardián de la Constitución Federal resolviendo casos que implican lesión o amenaza a esta última. En la jerga jurídica, el STF es llamado también Pretorio Excelso.

El Supremo Tribunal Federal es de vital importancia dentro del sistema brasileño, pues le corresponde decidir las acciones que versen sobre la constitucionalidad de las normas. Además, le compete resolver las acciones penales, en delitos comunes, contra el jefe del Ejecutivo federal.

En resumen es un tribunal constitucional que está por encima de todo,  son 11 miembros que no necesariamente deben ser jueces con carrera, ni abogados; pueden ser profesores de Derecho y se los elige a propuesta del Presidente con acuerdo del Senado. De los 11 miembros 9 son del Foro de Sao Paulo (Comunistas, Socialistas, PT, etc.) uno de ellos abogado histórico del PT, otro abogado de los Sin Tierra que ocupan los campos (MST).

La Corte puede emitir fallos unipersonales, o sea un Juez puede emitir un fallo por su cuenta sin necesidad de pasar por el Procurador de la Nación (Fiscalía) o sea son Fiscales, Jueces y Parte. Esos fallos se respetan hasta que el pleno de la Corte vote algo diferente. Los Partidos Políticos tienen fueros especiales y pueden acudir directamente a la Corte Suprema y elegir el Juez.

En este sentido un Partido Político que integraba la oposición o del actual “oficialismo” puede presentar una acción a determinado Juez y este emite fallos por su cuenta. Eso fue lo que paso bajo el gobierno de Bolsonaro que lo torpedearon cuando la pandemia, cuando designaba algún Ministro o por cada decisión que tomaba, la oposición presentaba una acción para echar por tierra lo que el Gobierno pretendía hacer.

La Corte Suprema de Brasil emite alrededor de 1000 fallos al año. Todos estos Jueces se reúnen con políticos, viajan al exterior oficialmente y les hacen reportajes, lo que podríamos definir como un tribunal político. Se jugaron a plasmar el fraude electoral, que llevaron adelante con la utilización de “maquinas de votación” similares a las utilizadas en Venezuela, que no emiten comprobante alguno.

Cuando se quiso estudiar el fraude y que se demostró que hubiera sido imposible que Lula fuera el ganador, el Tribunal Electoral desestimó todos los pedidos, cuando Autoridades del Ejercito pretendieron acceder a las urnas para cotejar los códigos fuente y al programa para verificar el resultado final, se les prohibió el acceso, multando además al partido del ex Presidente Jair Bolsonaro.

Una vez que la gente percibió todo esto comenzaron a movilizarse, desde el mismo día de las elecciones y fueron a los cuarteles, solicitando a los militares que cumplieran con su rol constitucional de intervenir para moderar la armonía entre los 3 Poderes. La Constitución en Brasil le otorga a las FFAA el poder de intervención cuando uno de los poderes pretende tomar o avasallar a otro. En este caso el Poder Judicial por sus acciones yendo sobre el Ejecutivo y el Legislativo.

Los problemas se profundizan, Jueces de la Corte Suprema han encarcelado Diputados por delitos de opinión, hay periodistas y empresarios presos, frente al primer inconveniente intervienen las cuentas bancarias, los celulares, siempre que entiendan que se identifiquen como simpatizantes del ex Presidente.

Lula decretó la intervención de Brasilia, destituyendo al Gobernador electo y colocando a uno nombrado por él.

La prensa dice que hay que aceptar el resultado electoral cayendo en la trampa facilista, sin conocer detalles y tergiversando realidades. La verdad es que no  hubo una elección limpia y transparente y obligar a que la gente acepte esto pidiéndole que acepte un fraude, es una utopía.

Se habla de Democracia, de respetar los resultados electorales y estoy totalmente de acuerdo, pero al no haber garantías tiembla el sistema Democrático-Republicano.

En conclusión muchos pretenden que los brasileños acepten a un Gobierno juzgado y condenado, y liberado por la misma Corte Suprema que había participado en el Lava Jato que ha limpiado su ficha ya que de otra forma no pudo haber participado de la ultima elección. Hoy es Presidente una persona condenada en 3 instancias y que ha elegido a Ministros que cuentan con hasta 400 procesos.  

Por ultimo pero no menos importante, aclarar que estoy contra todo tipo de violencia, que tengo principios Democráticos y Republicanos y que soy un libre pensador que pretende expresarse libremente, buscando la luz de la verdad mas allá que en estos momentos padezcamos de fuentes de información poco objetivas, poco analíticas y muchas veces tendenciosa.

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