Habiendo transcurrido algunos días desde el balotaje, ha resultado difícil no hacer análisis, valoraciones, leer a muchos que han escrito o hablado de sus explicaciones, de porque ganaron unos y perdieron otros.
Los que apostamos a la Coalición, seguro tenemos más razones, para encontrar argumentos que den respuesta de porqué se perdió.
No pretendo hurgar en estas razones, que son de un hecho puntual, relevante sin dudas, pero quisiera trascender lo del balotaje, e intentar zambullirme en un tema más complejo, vasto y que ya lo tratamos muchas veces en estas notas de Contexto.
La Batalla Cultural, sin entrar en una larga explicación de que es y que comprende, algo que ocupa a distinguidos escritores, a dedicar libros enteros en su desarrollo, como es el caso de Agustín Laje, un autor argentino, joven y que dedica su tiempo a investigar, dar conferencias y exponer sobre el asunto, yo trataré de ir directo al punto.
Uruguay está bastante influido por determinadas premisas ideológicas, que vienen desde principios del siglo pasado, en el que diferentes gobiernos con una impronta batllista, fueron imprimiendo una visión, en la cual el Estado, fue quedando como el referente, garante, constructor de una cierta “felicidad”, definida como “el escudo de los débiles”.
Por lo tanto, aquellas ideas de riesgo económico, inversión, menos estado, más iniciativa privada, o sea ideas de cierto corte liberal, no son del agrado de la mayoría de los ciudadanos y terminamos mirando, a quiénes fomentan y hablan del estado siempre presente, con mayor simpatía, lo que termina traduciéndose en votos.
Estos apuntes, los entendió muy bien el Frente Amplio, quién pasó, de la nacionalización de la banca, el no pago de la deuda externa, la reforma agraria y muchas otras medidas de corte socio comunista, a convertirse, en una fuerza llena de pragmatismo.
Así, incorporó medidas de neto corte capitalista, que se originan, en hasta atreverse a nombrar a Astori como ministro de economía, en las puertas del mismísimo Fondo Monetario Internacional, por el ex presidente Vázquez, el mismo que trajo a Bush, un día.
También, el mismo Frente Amplio, que gobierna la IMM desde hace 35 años y que, no ha resuelto el tema de la basura, pero ostenta un Dpto. de Cultura, que ocupa más de 1300 funcionarios, encabezando la mayoría, considerando los diferentes sectores.
¿Alguien se pregunta por qué? ¿Ese es el sector principal dentro de los cometidos municipales? Nada es casualidad, lo tienen muy claro y así lo demuestran.
Algunos puntos para ponernos en contexto, parafraseando a nuestro semanario, para introducirnos en este mundo, donde están en juego, costumbres, tradiciones, valores, lenguajes, todos elementos de la cultura, que debemos entender de una vez, es poder.
Allí se ha ido posicionando la izquierda, a lo largo de años, no solo cumpliendo premisas de nivel internacional, de la mano de personajes como Gramsci, que entendió que la batalla y la pelea, era dominar la cultura en el amplio significado del término, asunto que han aplicado en buena parte del mundo y eso es lo que deberíamos comprender.
De ahí, que se vea, una educación y programas, que están impregnados de determinadas visiones, que la Udelar forme tantos docentes, investigadores y profesionales, formateados con ciertas premisas tan parecidas, donde el marxismo es vanguardia.
La historia reciente de nuestro país, es un claro ejemplo, cuando se ha instalado la idea de que aquí hubo “terrorismo de estado”, términos repetidos por políticos de todos los pelos y hasta han sido embanderadas sedes partidarias, denunciando algo equivocado y tergiversado, cuando en realidad fue un estado que se defendió del terrorismo.
¿Pero quién dice lo contrario, quien se anima a reivindicar una verdad histórica, avalada por un parlamento legítimo que hasta decretó un Estado de Guerra Interno?
Así llegamos, a que se construyeran personajes como Mujica, rodeado por una serie de mitos, de “silencios austeros” que no desnudaron a un viejo ladrón, travestido en terrorista, responsable de muertes, atentados, al que le pusieron micrófonos para decir cualquier barbaridad, que fue santificada como verdad, hasta convertirlo en presidente.
“Como te digo una cosa, te digo la otra”, se fue convirtiendo, en su sello de presentación, algo que detona certezas, invalida la palabra empeñada, haciendo que todo sea relativo, sin que esto importe mucho y se termine aceptando lo bueno por malo y viceversa.
Lo vimos en esta campaña, para que se entienda, Mujica la manipuló, cuando un día emitió un mensaje póstumo, de despedida, emocional hasta las lágrimas, mostrando un deterioro generalizado, mientras al otro día, portaba una lucidez y verborragia completamente contraria a la anterior, todo saldado con un complaciente, “es el Pepe”.
La inversión de valores, costumbres, el propio lenguaje, que han terminado implantando ese pegajoso “niños, niñas y adolescentes”, que es usado hasta en propaganda oficial, son detalles, que aparentan ser, “bobadas” de algunos “ridículos”, cuando en realidad, contienen el germen de cambios profundos en el pensamiento. “No la ven” dijo Milei.
Así ha sucedido con el arte, la música, solo basta ver que conjuntos y cantantes gozan de millonarios contratos del estado, su música es difundida, casi implantada, un periodismo que los alaba y catapulta al estrellato, todo porque pertenecen a una élite bien pensante, que manifiesta y divulga sin pudor sus posturas políticas e ideológicas.
Piense estimado lector, el feudo del mundo carnavalero, donde casi en forma unánime, gobierno o figuras de los partidos que hoy son Coalición, son sometidos a una feroz crítica, desprestigio, burla, sorna e incluso insulto, en una trituradora que se pasea de escenario en escenario, prepara a un público que complace con aplausos y víctores.
Por lo tanto, lo que se dice en los tablados, queda como santificado, como verdades reveladas, que artistas disfrazados y pintados con un despliegue de lujos inauditos, se encargan de penetrar en la cabeza de miles, a los que se les canta sobre la miseria y la pobreza, aunque luego se suban a un costoso vehículo de alta gama.
Nada nuevo bajo el sol, en épocas previas a la Revolución Francesa, había juglares y artistas varios, que recorrían Francia, pregonando y burlándose de la nobleza y la aristocracia, siendo éstos, el gran público que reía y gozaba de esos espectáculos, pero fueron luego, los primeros en ser guillotinados cuando la Revolución aceleró su marcha.
“No la ven”, dice Milei, si bien hoy no existe la guillotina formalmente, la destrucción de ideas, personas, opiniones, posturas ideológicas o políticas, que no se encuadren dentro de una especie de “pensamiento único”, son sometidas a otro cercenamiento, que una aplanadora mediática se encarga de arrinconar, golpear, denostar y silenciar.
La literatura, es otro campo, donde en forma sistemática, solo determinados autores, que son de una línea “progre”, son los agraciados de recibir premios, difusión, recomendaciones del propio mundo intelectual, habiendo autores y libros, que gozan de ostracismo en librerías o medios, basta escuchar o leer a la escritora Mercedes Vigil para comprender el punto.
Dice Agustín Laje, un pensador y politólogo argentino a quien sigo, “mientras la derecha se dedicó a hacer cuentas, la izquierda se dedicó a hacer cuentos y a la gente le gustan más los cuentos que las cuentas”, en un resumen clarísimo, para entender por donde transcurre la batalla cultural que intentamos colocar en el debate.
Así vemos complejos análisis de la economía y de la macro, con gráficas, barras de estado, que intentan mostrar, como aumentó el PBI, cuantos electrodomésticos más se vendieron, autos cero kilómetros o como se agotan los pasajes al exterior.
Pero resulta, que luego aparece un señor sindicalista o un dirigente de la izquierda y nos dice que todo es un fracaso, que el gobierno no ha hecho nada bien, que solo se preocupó por un conjunto de personas llamadas los “malla oro”, para que todas las gráficas sean pulverizadas, cuando la gente va y vota de acuerdo a ese estado de ánimo.
Entonces, menos entendemos, muchos entran en cólera, cuando en extensas caravanas de automóviles cero kilómetros y con lujosas camionetas 4 x 4, lucen ostentosamente, la bandera de la izquierda, formando parte de miles de personas que perciben que todo está mal, hasta ellos mismos y que debe venir un nuevo gobierno a corregir todo.
¿Se entiende el punto? Si esto no se analiza, cual autopsia, la que no incluye puntualmente lo que pasó en estas elecciones, sino que se debe entender, que es un proceso que se viene gestando hace décadas y que, como una metástasis, ha ocupado el tejido social en todas sus actividades, generando reacciones, ya por reflejo condicionado.
El Gral Manini lo dijo hace pocos días, que “la enseñanza pública era una fábrica de pensamiento frenteamplista”, lo que generó reacciones inmediatas del mundo político, dónde inclusive, supuestos aliados, enseguida salieron a desmarcarse, criticando para asumir una posición “políticamente correcta”, en clara demostración de no entender nada.
En un programa de la tarde, la conocida directora de la empresa Cifra, que produce cientos de encuestas de opinión pública, quiso desacreditar e ignorar la llamada “batalla cultural”, opinando que no sabía que quería decir y que significaba la misma.
Con gran picardía, la señora vinculada estrechamente a la política, sabe bien, cual es la clave que encierra, el que se vaya por un camino u otro, para que exista una verdadera reacción, que intente cambiar el viento que sopla hace años del mismo lado.
Esta batalla, tiene un visible buque insignia, en el que navega la izquierda, relacionado con el tema de la ideología de género, cuya perversidad no se advierte, o quiere advertir, por las implicancias que esta tiene en costumbres, como afecta en la familia, cambiando percepciones por realidad, en una distorsión que comprende a la ciencia y la biología.
Los partidos mayoritarios, reniegan, no entienden, no se forman, o en una gigantesca demostración de cobardía, evitan condenar las consecuencias, sus objetivos, prefiriendo una complacencia hacia las razones de los que promueven esto, por lo que siguen sin entender, que luego la gente elige el original, descartando la mala copia.
Este tema, es muy vasto, como complejo, pero debe llegar un momento, en que los que quieren representarnos, conducirnos, pidiendo nuestro voto, deberán entender, que hay emociones que destruyen razones, poderosas fuerzas trabajan sin pausa, logrando tantos cambios, que solo será posible revertir, cuando comiencen a dar la “Batalla Cultural”
Daniel García
García, excelente artículo. Mientras nuestros representantes no miren el país y su población antes que su beneficio personal. Seguiremos mirando nuestra historia en los libros del siglo XIX. Añorando la utrora Suiza de América y los Campeonatos de futbolt del 24, 28, 30 y 50.
Muchas gracias Sr. Walter, agradezco y comparto el comentario. Perder las raíces siempre cuesta caro.
Cordial saludo
Comparto las apreciaciones de Daniel García. Es un análisis mesurado, profundo y certero.
Muchas gracias Sr. William, agradezco y aprecio el comentario.
Cordial saludo