Por: Daniel García
Montevideo, 26 de Julio de 2021.
En columnas anteriores hemos recorrido y opinado sobre la hegemonía cultural y la revolución cultural, en lo que a marxismo se refiere.
Mencionamos que estas ideas y teorías tienen laboratorios donde se procesan hace muchos años. Allí pensadores y filósofos se dedican a elaborar métodos de intervención social que se han terminado imponiendo como ideas y modelos de conducta en Occidente.
Desde los años 30 en que se funda la conocida Escuela de Frankfurt por pensadores como Max Horkheimer, JurgenHabermas, Theodor Adorno, Herbert Marcuse y Erich Fromm, para nombrar solo algunos de los más importantes exponentes de esta corriente filosófica y política, de esta Escuela que se ha dedicado a producir contenido ideológico.
La matriz de esta corriente es común al marxismo, ya que su visión es autodefinida como neo marxista aplicando la Teoría Crítica de la Sociedad, como sesgo identificatorio inconfundible para cualquier analista atento.
En líneas generales, la misma se ha caracterizado por pretender, como objetivo primordial, la destrucción de la Civilización Occidental y todo lo que esta representa, incluyendo de paso el sistema económico representado en el capitalismo.
Sus principales teóricos impulsan estos movimientos en el entendido que van a “liberar a los seres humanos de las circunstancias que los esclavizan”.
Como podemos ver, siempre aparecen “iluminados” que están convencidos que poseen una especie de mesianismo, por el cual llevarán la felicidad a las sociedades cuando se apliquen sus elaboraciones intelectuales.
Uruguay padeció las incursiones de estas “lumbreras intelectuales”, cuando el MLN Tupamaros pretendió llevar a cabo una revolución que nos salvaría y llevaría al ideal mundo igualitario.
Si bien sufrieron una dura derrota en el campo militar donde incursionaron, sus visiones y elaboraciones teóricas no han dejado de existir y también aplicarse en ocasión de gobernar.
A través de la cultura, esta Escuela ha hecho el esfuerzo de intentar destruir nuestra civilización. Al sostener que un argumento es lógico si cumple con este cometido e ilógico si pretende defender sus valores.
Si habrá que estar atentos para poder desenmascarar estos objetivos que son promovidos por estas organizaciones que tanto influyen, generalmente de manera sutil e imperceptible.
Debatir abiertamente sobre estas realidades es evitado por los formadores de opinión. Políticos, periodistas y maestros no marxistas no hablan estos temas e inciden sin quererlo, para que predomine lo “políticamente correcto”, eso que se impone y repite sin condiciones y sin análisis., haciendo que se imponga el llamado “pensamiento de manada”.
Lo grave de esto, es que vemos a diario, hasta a aquellos a quienes conocemos y compartimos muchas veces sus ideas, como el afán y la presión de lo políticamente correcto, los condiciona a apoyar o defender tonterías, para decirlo suavemente. Escuchar a dirigentes políticos deformar el idioma para quedar bien con una moda ridícula y claramente innecesaria, es solo una muestra de lo que queremos poner en consideración.
Un objetivo certero de los seguidores de la Escuela de Frankfurt es su animosidad hacia la religión y todo lo espiritual. Le atribuyen a las creencias y a Dios en particular, ser una mera ficción, una forma de distracción de la miseria que causa el capitalismo.
Como se comprueba, son ideas que circulan a diario entre nosotros, el discurso de los dirigentes sindicales tiene siempre estos conceptos en sus consignas, los grupos de izquierda también tienen en su contenido estas apreciaciones, en el arte en sus mil formas, en los trabajos que los docentes promueven a sus alumnos. .
El hombre pasó de ser la entidad más alta de lo creado, a ser considerado, a ser una especie destructora de si misma y del medio donde habita y que requiere vigilancia y protección constante de parte del Estado puesto en el trono de Dios. De allí tantos derechos, benevolencias y casi un culto permanente a lo humano, que no siempre nos deja tan satisfechos, si revisamos todas nuestras debilidades y miserias. La parte espiritual como analizamos en una columna anterior, ha ido quedando en un cierto olvido. La dignidad humana va desapareciendo.
La influencia marxista marca profundamente lo que esta Escuela divulga, el hombre producto de combinaciones materiales sin referencias de tipo espiritual, queda sometido a que su mente y acciones son productos moldeados por el mundo material.
Así tenemos tantos intelectuales impregnados según esta perspectiva, por lo que sus ideas no solo, muchas veces son aberrantes, sino que en tantos planos solo provocan miseria.
La Escuela de Frankfurt nos dice que todos los defectos de la humanidad provienen de la familia, dicen que los hijos en el seno familiar son formados de una manera autoritaria, de donde deducen que se forman adultos sumisos, obedientes y dependientes. Tomá mate, si no querés chocolate.
Agregan que esa formación en el seno familiar es lo que prepara a ese hombre sometido para recibir el fascismo. Estas ideas ven a la familia como un estorbo en su cambio cultural, por lo que abonan el camino para destruir la familia y al capitalismo que aquel terreno provocó.
La solución entonces propuesta por esta Escuela se traduce en infiltrar todos los estamentos de la sociedad, con especial énfasis en la educación y los medios de comunicación, nada es por casualidad como se aprecia.
La educación a todo nivel hoy la vemos asfixiada en sus programas, diseñada casi en panfletos ideológicos con una visión anticuada, influenciada claramente por un marxismo y su versión actual neo marxista.
La discusión abierta de ideas es limitada, hay algunas que no compiten, los gremios estudiantiles son un claro reflejo, por lo menos en sus más visibles y notorios. De hecho las ideas que circulan y promueven siempre tienen que ver con más intervención estatal, justo todo lo contrario a lo que el país necesita para progresar.
Esta Escuela ha generado la creencia que libertad y justicia son términos contradictorios, en el que más libertad significa menos justicia.
La clave de lo políticamente correcto es creer que menos libertad garantiza más justicia y por ende mayor seguridad. A continuación los medios, los centros educativos, los discursos políticos terminan repitiendo esto hasta que va penetrando las mentes dejándolas prontas para asimilar determinadas ideas ya incuestionables.
Entra en acción entonces el llamado Marxismo Cultural, donde el proletariado y la vieja lucha de clases es sustituida por las clases oprimidas y opresoras. Así aparecen las feministas, minorías, grupos LGBT y demás organizaciones.
Debemos invitar, como ya lo hicimos en artículos anteriores, a Don Gramsci, un pensador italiano decisivo para entender cómo se engarzan las ideas de la Escuela de Frankfurt y las de este intelectual.
Este tenía claro que el principal enemigo a destruir era todo lo Cristiano y Católico, la familia y lo que esta representa, en una idéntica unidad de propósitos con los de Frankfurt.
Horkheimer, uno de sus teóricos decía, que la manera de destruir la Civilización Occidental era a través de un ataque sistemático a todos los valores asociados a ésta, incluyendo la destrucción del matrimonio, la familia y los hijos.
Como se puede apreciar esta gente no se andaba con chiquitas y sus objetivos y propósitos son bien explícitos.
Si repasamos la realidad de nuestro mundo, uno no puede desconocer que el trabajo realizado a través del tiempo ha sido positivo para ellos lamentablemente.
La crisis de las familias es notoria y palpable, siempre me pongo este ejemplo, cuando iba a la escuela en mi clase había un solo compañero cuyos padres eran divorciados o separados. Cuando mi hija iba a la escuela, la mitad de la clase estaba en esas condiciones. Hoy en día si hiciéramos una encuesta en cualquier salón de clase, seguro nos sorprenderíamos con los resultados.
La Escuela de Frankfurt sufre un impase a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, retomando su influencia en los años 60, instalados ya en la Universidad de Columbia en Nueva York a través de Marcuse, que termina siendo un referente de la cultura hippie de la época, divulgando su visión e impregnando de la misma el ambiente Universitario tan fermental y proclive a estas ideas.
Comienzan a circular ideas que cuestionan el sexo biológico, pretendiendo modificar esto por creencias tales como, que eran ideas impuestas debido a la opresión que ejercían los heterosexuales.
Como vemos todas cosas están bien presentes hoy en día, aquel que pretenda defender una cultura tradicional y cristiana es acusado y se le adjudican las peores intenciones, además de emparentarlo con cosas antiguas y opresoras. Es usted testigo de estas cosas actualmente?
Hay una nueva clase que merece toda la atención y defensa, constituida por todos aquellos que integran etnias no occidentales, minorías que con su pensamiento y acción van en contra de los valores cristianos, inmigrantes de todo tipo, que hoy se mueven por el mundo en una verdadera invasión, sin que en Occidente nadie perciba las consecuencias de tales movimientos, sobre todo Europa con un feroz avance musulmán.
Esta escuela ha terminado imponiendo su predicamento, así vemos invadidas como copadas casi todas las cátedras universitarias, medios de comunicación y toda nuestra cultura por aires de lo “políticamente correcto” que casi nadie hoy en día cuestiona.
Quién se atreve a hablar sobre los años 60 y la guerrilla que asoló nuestro país, sin hacerlo como con miedo, incapaz de condenar a quienes se levantaron en armas contra las Instituciones? Quién se atreve a defender el accionar de las FFAA ante la orden del Parlamento de la época de combatir a estos grupos? Quién se anima a criticar a los dirigentes y militantes que estuvieron presos por sus fechorías? Quién se atreve a cuestionar al Frente Amplio que desconoció los resultados de dos plebiscitos, que la mayoría votó democráticamente por mantener como ley? Quién se anima a cuestionar públicamente ese aberrante y deformante lenguaje ridículo que usan varias autoridades? Quién osa hablar sobre el aborto, sin sufrir una andanada de condenas? Quién se anima a criticar las marchas del silencio sin pasar a ser un hereje sin sentimientos?
Así podríamos seguir con muchos cuestionamientos, sobre este mundo políticamente correcto que se ha ido imponiendo, el llamado “pensamiento único” ha ido invadiendo todos los ámbitos, generando una condena a quien no lo siga o acepte, cosa que parece que pocos están dispuestos a sufrir.
Quisimos con estas reflexiones, no solo repasar, sino que más bien advertir que hay hechos y aconteceres que no pasan por casualidad.
Una larga y sin pausa revolución está en marcha, se mimetiza, da dos pasos adelante y uno atrás, toda vez que sea necesario, pero que en forma imperceptible va modificando costumbres, percepciones de la realidad, visiones y valores que trastocan la vida de mucha gente.
La Escuela de Frankfurt y sus ideólogos han hecho un trabajo en una estrategia sin tiempo, pero sus objetivos están a la vista, nadie debería ignorarlos.
Ya sabemos, cómo la rana se cocina a fuego lento sin percibirlo, suceden cosas a nuestro alrededor que nos deberían poner en alerta, por nosotros, nuestras familias y la sociedad, por aquello de “Morir con las botas puestas”.
Daniel García