«HEREJE NO ES EL QUE ARDE EN LA HOGUERA, HEREJE EL QUE LA ENCIENDE». Por Marcelo Martín Olivera

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Así dice una de las tantas frases de William Shakespeare y es totalmente cierto, para validarla tenemos a personas como el diputado del FA por Maldonado Eduardo Antonini. En la red social Twitter se despachó con total desparpajo a modo de «burla» con respecto a la inauguración de gallineros en el ex Comcar.

Puede que «no se vuelva» de inaugurar gallineros, pero lo que sí es seguro es que no se vuelva de ser miserable a la hora de hacer comentarios. Especialmente cuando el caballito de batalla de la izquierda es la defensa de los DDHH y aunque sea un gallinero ayuda en la rehabilitación de las personas.

Según las Naciones Unidas estos derechos, como todos aquellos que irremediablemente están unidos a la persona física, corresponden por igual a todas las personas. Nos podemos remitir a la Declaración Universal de Derechos Humanos que en su artículo 1 lo expresa claramente «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».

Esto nos resume a lo siguiente: sin importar las circunstancias nadie tiene potestad para limitar a otro de algo tan básico como la dignidad, aun siendo el peor criminal del mundo.

Las personas privadas de libertad están cumpliendo su sentencia y tal cual lo mandata la Constitución en su artículo 26 «(…) En ningún caso se permitirá que las cárceles sirvan para mortificar, y sí sólo para asegurar a los procesados y penados, persiguiendo su reeducación, la aptitud para el trabajo y la profilaxis del delito».

Aunque sea con un gallinero o un palo de escoba, pero se está cumpliendo con lo mandatado en nuestra carta magna. Salir muy suelto de cuerpo a decir que «no se vuelve» por cumplir con la Constitución es una muestra de ignorancia supina, eso sin hablar de la miseria que se demuestra como persona. Mucho más grave es esto si estamos hablando de un representante departamental en el Palacio Legislativo.

Todos tenemos derecho al acceso de las mismas garantías ante la comisión de un delito y ante la sentencia tenemos el derecho de cumplirla con dignidad. Esto no es justificar a nadie, ni minimizar a los delincuentes, sino todo lo contrario. Esto se trata de establecer un puente que termine con esto de «ellos y nosotros» que tanto daño le hace al país. No es ético considerar a una persona, por criminal que sea, inferior y que pierda por eso su legítimo derecho a la rehabilitación, es hora de que tengamos un diálogo franco como sociedad ante estos temas y motivemos al que quiere salir adelante. Justamente este diálogo se tiene que patrocinar por los legisladores, si es que realmente están interesados en el futuro del país.

Detrás de los números de las cárceles hay personas, historias y familias que esperan su salida para intentar tener una vida normal.

Lo que sí podemos hacer, lo que sí tenemos derecho es de ayudar cuando sea necesario y dejar de criminalizar luego de la sentencia. Están cumpliendo una condena por sus delitos ¿Qué más queremos? ¿Qué no salgan más? ¿Quién nos da ese derecho?

3 COMENTARIOS

  1. Tema vidrioso para tratar el de las cárceles, más en estos tiempos de «buenos contra malos» y de relatos que criminalizan la pobreza más que nunca.
    Pero bueno, alguien se tiene que animar a tocarlo y marcar la cancha ¡Excelente columna!

    P.D este autor ya nos tiene acostumbrados a este nivel.

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