IDEOLOGIA DE GÉNERO

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Por: Daniel García

No es que tenga un espíritu suicida, pero cada semana me da por incursionar en algunos temas polémicos, cuando no difíciles de encarar. Pero gracias a los amigos de CONTEXTO, en cada número me alientan a nadar en aguas turbulentas.

Quienes de alguna forma llevan adelante lo del título, con consignas y acciones, dicen que no existe y que es un invento de grupos conservadores y vinculados a la Iglesia.

Lo concreto es, que el compendio de estas ideas y corrientes existen o se vienen imponiendo desde hace más de 50 años.

Conocidos pensadores vienen dando una batalla, donde el sexo, mencionado en forma general, ha pasado a ser un desvelo y algo de notoria preocupación.

Hay quienes sostienen y defienden, como un punto bastante estratégico de esta postura, que el sexo no está dado por lo biológico, sino que es un sistema de percepciones. O sea tenemos el sexo que autopercibimos, por lo que no es cierto que al nacer tengamos uno determinado.

Esta corriente dice que la sociedad impone sexos y roles que nos condicionan de por vida, ocultando muchas veces el verdadero sentir y querer de la persona.

Podríamos decir que esto nos lleva a una indistinción entre los sexos, tratando de explicar lo inexplicable.

Los seres humanos nacemos con un determinado sexo, que viene como un sello en cada ser, independiente de un porcentaje muy bajo de personas que pueden nacer con algún tipo de trastorno que conlleve a casos excepcionales.

Las cirugías o mutilaciones de órganos sexuales, no hacen que una persona cambie de sexo, solo cambian signos externos que nos diferencian, pero la esencia sigue incambiada e imposible de modificar. La genética dirá y manifestará durante toda nuestra existencia cual es el sexo que nos distingue.

Esa famosa autopercepción ha provocado que se legisle en muchos países para que en forma artificial, así como traída de los pelos, se fuerce a aceptar barbaridades que destruyen el sentido común y la racionalidad.

Además, pobre de aquel que pretenda criticar, oponerse a todas estas ideas. La conocida y ya comentada hegemonía cultural, se encarga de que se le pase a considerar casi un delincuente y violador de la verdad única.

El uso de términos de cierta relevancia, con una carga emocional y hasta solemne, como es el nombrar al patriarcado y el matriarcado, le otorgan herramientas poderosas y sutiles a estas corrientes para influir sobre el pensamiento.

No es casualidad que se insista permanentemente con modificar el lenguaje, ya que los laboratorios donde se procesan estos cambios de paradigmas, se programan trasbordos ideológicos no percibidos, tienen muy en claro las consecuencias que se derivan en el pensamiento de las personas el significado del lenguaje. Si bien a la mayoría de las personas nos resulta chocante, así como ridículo, la deformación que se hace de términos naturales de nuestro idioma tiene su fin, no nos olvidemos como siempre, que le sucede a la rana en la olla, la cocinan a fuego lento.

La ideología de género realiza un ataque sistemático y continuo a la figura del hombre, queriendo hacer creer que es el culpable de los supuestos males de las mujeres.

Así hemos visto marchas donde el agravio, el insulto sin fundamento o cánticos casi de guerra, embarcan a tantas personas, generalmente y mayoritariamente mujeres, en una procesión de tanta temeridad, que uno podría preguntarse, qué trastorno ha llegado a invadir y confundir a tantas personas. Desnudarse en la calle, cantar contra el hombre en general, atentar contra Iglesias, en fin, no decimos nada que todos no hayamos visto.

Además esto, que hoy somos testigos de su expansión a nivel planetario casi sin parar, obedece a una inagotable fuente de recursos económicos puestos al servicio de la causa, con el apoyo de organismos internacionales como las propias Naciones Unidas, desde donde se proyecta al mundo.

Agendas casi obligatorias para los países, bajo pena de desacato en caso de no seguir los lineamientos pautados.

No son movimientos casuales, ni modas pasajeras, esto vino para quedarse y no solo eso, vino para incidir e influir sobre las actividades y conductas de las personas.

Escribimos anteriormente sobre la metamorfosis ejercida por el marxismo, abandonando la vieja lucha de clases, aunque por aquí seguimos escuchando dirigentes sindicales enarbolando esas banderas, guerrilla, lucha armada, etc., derivando hacia indigenismo ecológico, derechos humanos, pero por sobre todas las cosas, por aquello que se denomina como ideología de género, impulsor del feminismo radical, el homosexualismo ideológico, la pedofilia como alternativa, el aborto, como tantas otras variantes, como sucede hoy en una lista interminable de géneros sexuales que no resiste ningún análisis.

Nadie piense que exageramos con algunas apreciaciones, la ideología de género está montada y en un sistema de afianzamiento cada día más poderoso, cuentan con recursos económicos y de comunicación de dimensiones colosales. En anteriores artículos hicimos mención a lo que estos movimientos producen, la paralización a quienes se atreven a esbozar una crítica o manifiesten públicamente una discrepancia.

El llamado pensamiento único y lo políticamente correcto absorben hoy cualquier intento de razonamiento crítico.

Una madre agrede a una maestra y el gremio docente no tiene mejor idea que paralizar toda la educación por un día.  Estimo que resulta de una dimensión excesiva la medida que trae más perjuicios que beneficios o justicia. Pero quién se atreve a criticar una medida tomada por los sindicalistas casi pontificados?

Las consignas de la ideología de género han hecho su trabajo, la defensa de derechos juega con su peso sobre otros derechos tan o más importantes.

Es preocupante ver, hasta en el gobierno actual, como se han asignado recursos importantes, en épocas que requieren un uso racional de los mismos, a políticas explícitas sobre género. Esto lo decimos para que se comprenda mejor la dimensión que el tema ha desarrollado, seduciendo hasta aquellos que podemos creer en otra postura.

Palabras como tolerancia, discriminación, por nombrar algunas, son usadas como talismán para seducir, derribar barreras que permitan franquear algunos reparos cuasi naturales que tenemos ante el sin sentido.

Cuando vemos a tantos referentes de la comunicación, personajes públicos, etc. sumarse a defender determinadas consignas, ideas y posiciones, hacen que vayamos tomándolas como genuinas y potables para admitir, a pocos le gusta quedar fuera de lo que está de moda, menos ser señalado como obsoleto, conservador, intolerante y unos cuantos calificativos más.

En ese sentido los grupos LGBT, que agrupan tantas variantes en cuanto a gustos sexuales, promueven abiertamente sus posturas, donde somos testigos como han ido ganando terreno, sobre todo en la conquista de mentes y voluntades, si analizáramos como varió en breve tiempo, las consideraciones sobre estos asuntos, que deberían quedar remitidos a la intimidad de las personas. 

La televisión difunde programas donde notorias figuras de todos los ámbitos hoy hablan abiertamente sobre su orientación sexual y de sus gustos en el tema, como quien comenta sobre qué perfumes o qué comida prefiere.

Ya no sorprende, se han permeado aquellas barreras que tienen que ver con un cierto pudor o nuestra intimidad. Solo consecuencias de una gran revolución cultural, donde uno de sus componentes se llama ideología de género.

Para seguir arrojando luz sobre las intenciones y objetivos de estas corrientes transcribo un pensamiento del francés Pierre Fougeyrollas, quien concibió la “revolución cultural” como “una revolución de las formas de sentir, actuar y de pensar, una revolución de las formas de vida colectiva e individual, en suma una revolución de la civilización”. Como? Con “la revolución sexual, o sea la abolición de las relaciones actuales entre los sexos, acompañada de una transformación radical de las relaciones entre hijos y padres, jóvenes y adultos, que debe acompañar el curso de la revolución económica, social y política”.

Como se aprecia, resumiendo y recordando artículos anteriores relacionados a este vasto tema, podemos apreciar que esta gran revolución además cuenta con varios tentáculos, donde cada uno opera en un tema específico, pero todos con un objetivo en común. 

Legalizar drogas, admitir y promover costumbres sexuales de todo tipo, atacar las bases de nuestra familia, sustento principal y columna de nuestra civilización, cambiar el lenguaje, poner ideas, cualquiera sean, todas en un mismo plano de igualdad, buscar la destrucción del sistema económico liberal basado en la propiedad privada, parecen ser algunas y solo algunas de las ideas y objetivos de esta “cruzada” montada y en movimiento hacia varios pilares de nuestra civilización. Lo venimos advirtiendo, no es algo para no prestarle atención.

En tiempos de vacunas para prevenir contagios, no estaría mal aumentar la dosis de atención y cuidados que nos pongan en alerta sobre ideologías cuyo género deja bastante que desear.

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