LA SEÑORITA GRE GRE. Por Marcelo Martín Olivera

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Carolina Cosse parece haber convertido la ambigüedad en su sello personal. Mientras el país enfrenta acalorados debates sobre un eventual  plebiscito por la reforma de la seguridad social, en el cual todos los políticos se han expedido a favor o en contra, solo falta ella. La falta de claridad en su postura revela una estrategia política peligrosa y evasiva, una táctica para evitar conflictos con sus aliados del PCU y el PS. Pero, ¿hasta cuándo podrá sostener esta danza de indecisión sin afectar su credibilidad? Que ya desde el vamos es poca.

Nuevamente pretende justificar su eterno «gre-gre» cuando hace meses prometió decir «Gregorio». Mientras los uruguayos esperan respuestas claras sobre el futuro de la seguridad social, ella elige el camino del silencio. Este mutismo no es accidental; es una maniobra calculada para no enemistarse con los sectores del Frente Amplio que la apoyan, especialmente aquellos liderados por figuras como Mujica y Orsi, que se oponen a la eliminación de las AFAPs. Sin embargo, esta táctica de evadir una postura clara socava la confianza del electorado y muestra a las claras su falta de liderazgo.

Queda claro que su voracidad política no tiene límites.

Prefiere el silencio oportunista mientras utiliza la infraestructura del PCU y sus facciones aliadas para avanzar en sus objetivos políticos. En lugar de enfrentar los temas de frente y con transparencia, elige el camino más fácil, esperando que esta estrategia la lleve al poder sin mayores sobresaltos. Esta actitud no solo refleja una falta de compromiso con la transparencia, sino que también demuestra una preocupante disposición a anteponer sus intereses personales a las necesidades del país.

Su indecisión no solo pone en riesgo su credibilidad, sino también la estabilidad de la seguridad social en Uruguay. Un líder que aspira a la presidencia debe mostrar firmeza y tomar decisiones claras, especialmente cuando vienen momentos delicados. Debe dejar de lado las ambigüedades y asumir una postura clara y decisiva.

La ambigüedad de Cosse no es solo una táctica evasiva, es una demostración de su falta de compromiso con la inteligencia de los uruguayos. Algo que queda demostrado a lo largo de su carrera política con un poco de análisis.

La política no es un juego de esconderse y esperar, es un campo donde la claridad y la honestidad deben prevalecer. Al evitar pronunciarse, muestra que su prioridad es mantener el apoyo de sus aliados.

Utilizar la infraestructura de un partido político para avanzar en su objetivo sin comprometerse públicamente es una jugada que refleja una política de conveniencia personal. Este tipo de maniobras políticas puede funcionar a corto plazo, pero a largo plazo erosiona la confianza pública y mina la legitimidad de su liderazgo.

Los uruguayos merecen saber exactamente dónde se encuentra su posible futuro presidente en temas cruciales como la seguridad social. Eludir la responsabilidad ahora solo augura un liderazgo poco confiable en el futuro, además es una muestra de desprecio por las preocupaciones reales de los ciudadanos.

Carolina Cosse debe dejar de lado las ambigüedades y tomar una posición clara, como dijo Margaret Thatcher: «En política, si quieres que algo se diga, pídeselo a un hombre; si quieres que algo se haga, pídeselo a una mujer». Es hora de que Cosse decida si quiere ser la excepción a esta regla.

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