LA VIDA DE LOS OTROS…

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Por el Dr. Nelson Jorge Mosco Castellano

            La película “La Vida de los Otros”, exhibecómo una sociedad entra en el más absoluto pánico. No consistía únicamente en el miedo hacia la dictadura comunista de la República “Democrática” Alemana, sino hacia los propios amigos o parientes. Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 se supo que la Stasi llegó a contar con una cuarta parte de la población del país como confidente.Las sociedades no democráticas anulan totalmente la libertad del individuo, inoculan en su población un miedo permanente con el fin de convertir a individuos en entes, sin capacidad de raciocinio independiente.Deben dividir a la población ya sea entre ricos y pobres, arios y judíos, productores contra consumidores, etc.El Estado enfrentará a los individuos entre sí, ocultando a los que impusieronlas normas que los dividen. Esto hará más fácil añadir nuevas dosis de intervención,para iniciar el “Camino de Servidumbre” que advirtió Hayek.Una parte de la sociedad tiene que vivir en el convencimiento absoluto de que están defendiendo un bien imprescindible, contra quienes se oponen por no comulgar con la narrativa oficial. Se aplica un bombardeo constante desde los medios de comunicaciónpúblicamente controlados. Ningún argumento racional sacará a esa parte de la población de sus fobias. Antes que asumir como sus errores el fracaso de la intervención y reconocer que ha sido utilizada con motivos espurios, la sociedad preferirá mayores dosis de intervención. Cuando los gobiernos empiezan a representar más a los intereses de las corporaciones, en lugar de los intereses superiores de toda la sociedad, crean esta antinomia entre ellos: los buenos que protegen de efectos dañinos, y los que reclaman el derecho a sus bienes y a su libertad de decidir si están bien o mal representados. Es la misma ideología socializante rediviva que desarrolló el pensamiento antiliberal.La idea de que los productores y el mercado de consumidores, actúan persiguiendo fines «egoístas», y son la causa de la crisis económica que vivimos. De acuerdo a esta tesis,únicamente aporta la solución más Estado, y quienes a través suyo aspiran a alcanzar fines «altruistas».Sin embargo ya el Estado interviene mucho; absorbe más de la mitad de la producción de nuestras economías, e influye decisivamente sobre el resto. Se distorsiona que en realidad,las crisis tienen su origen en la política monetaria y financiera practicada por los gobiernos para sus propios intereses políticos. El Estado contemporáneo, desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, se halla inmerso en un proceso imparable de socialización. El estatismo quiso que el Estado abarcaraa lo social, dando pie al intrusismo moral, económico, jurídico, cultural y político. Distintas corrientes filosóficas, ideológicas y académicas, desde el estudio de la economía, la sociología y el Derecho, concedieron al Estado legitimidad para ejercer un poder cada vez más amplio sobre la vida de los ciudadanos. Lasociedadno reaccionó resistiendo, sino que reprodujo la misma tendencia invasiva de la que estaba siendo víctima. El corporativismo invirtió la fuente del dominio asumiendo el mando de las instituciones del Estado através de las asociaciones de intereses verdaderamente egoístas. Los partidos políticos, cumpliendo una función transversal y representativa dieron espacio gubernativo a dirigentessindicalesy patronales, lobistas al rescate de sectores empresariales y entidades financieras, que comenzaron a determinar la acción política. El Estado incorporó en su constitución política el reconocimiento de estas corporaciones. Nació el «diálogo social». Asimismo, la transferencia de competencias supra nacionales a organismos internacionales, a quienes se les reconoce soberanía en la política monetaria, financiera y fiscal, y marginan a quienes se resisten. La globalización convierte a esta crisis en realmente crucial para occidente. La consolidación de un mercado mundial altamente interconectado acarrea la multiplicación de agentes, intercambios y subordinaciones cada vez más especializados e interdependientes. Los Estados sujetan sus economías deficitarias a agresivas políticas expansivas del crédito, que implican el envilecimiento de la moneda y el rescate de sectoresfracasados. Paradójicamente, no es que urja «refundar el capitalismo», está en juego el Estadorepublicano, eficaz y eficiente,que depende de las reformas que debieran hacerse para recuperarlo.La cuestión económica sigue planteada como en la crisis del 30, las discusiones de las causas de la Gran Depresión que disputaron Keynes y Hayek.Keynes llegó a escribir que su teoría general «se adaptaría con más facilidad a las condiciones que se dan en un estado totalitario que […] bajo condiciones de libre competencia y laissez-faire».La teoría del Ratchet Effect de Robert Higgs, explica ahora, que las crisis son la gran oportunidad de los gobernantes de aprovecharla docilidad, el miedo y la incertidumbre de los ciudadanos, prometiéndoles la falsa seguridad del Estado, a cambio de su libertad. «¡Tenemos que hacer algo!», claman los socialistas, grito que inficionó en la sociedad americana, haciendo del relato de la salvación por el Estado una farsa que compraron todos los asustados, descreyendo en la fantástica capacidad del individuo para recuperarse. Ese impulso creativo que realmente hizo grande a ese país. Eseque aún añoranllegar tantos emigrantes, agotados de gobiernos corruptos, que construyeron sociedadesclientelaresy un Estado anómico.Recordemos, las sabias palabras de Mises: «Sólo las ideas pueden vencer a las ideas, y sólo las ideas del Capitalismo y del Liberalismo pueden vencer al Socialismo.»

El sistema financiero norteamericano, y con él el resto del otrora mundo libre está sobreendeudado. A la deuda gubernamental que el déficit sistémico de EEUU obligó a acumular desde Reagan, se agregan el endeudamiento privado sobrestimuladoque provocó la crisis de los subprimes en 2008, cuando en vez de meter presos a todos los banqueros complotados en una monumental estafa a la sociedad, se los premió con bonus obscenos, a la vez que se los salvó de quebrar, con dinero del mundo. La Reserva Federal (Banco Central americano) obediente y cautiva, procedió a comprar bonos basura con dinero emitido sin respaldo, para salvar a banqueros y bonistas de una quiebra global. Un gobierno bien diverso del que resolvió el crack bancario de 1933 en el que miles de bancos cerraron sus puertas, otros se fusionaron y los depositantes cobraron el 85% de sus ahorros.Tan lejano este proceder  inmoral y penalmente relevante, con aquel tiempo en que los bancos insolventes quebraban, y sus directivos respondían hasta con su propia casa para resarcir a los ahorristas.Desde ese momento los gobiernos del norte han buscado debilitar al dólar, bajar la tasa lo más cercana a cero posible, y crear una inflación salvadora, quees una inflación mundial, haciendo más felices a los más privilegiados. La pandemia le sirvió a Biden para aumentar la compra de bonos privados, forma de emitir de la Reserva Federal.El titular de la FED, Jerome Powell, prometió que sería durísimo contra la inflación, que en un futuro cercano comenzaría la primera suba de tasas “y luego de eso” dejaría de comprar bonos. En los mercados bursátiles (mercado de apuestas basado en los subsidios del gobierno, ajenos a la performance real de las empresas y la inversión genuina) las accionescayeron apenas.Luego entendieron que era una amenaza mínima y sin plazo cierto. 

La tasa de interés es el mecanismo que regula todo sistema económico. Según su valor determina la eficiencia, la calidad y la prioridad de los proyectos, su conveniencia, su viabilidad, su éxito y su premio o pérdida. Mantenerlaen cero implica no cobrar por el dinero prestado. Es un torpedo en el sistema capitalista. Las empresas consiguen dinero fácil, para cualquier aventura, cualquier estafa, cualquier engaño, cualquier “bicicleta” especulativa. Es un camino seguro al desempleo sistémico. Ese concepto se entronizó en el corazón mismo de la primera potencia del mundo. Es la consecuencia inmoral de un mercado donde se ha emitido moneda muy por encima de lo que la actividad productiva permite, distorsionando el mercado de capitales.Se usó para tapar los errores, para hacer resucitar negocios mal gestionados, intencional o erróneamente.En el capitalismolos errores se pagan, aunque sean de buena fe. El dinero se pierde si se invierte mal, se tratase de quien fuere, banco, emprendedor o ahorrista. Las estafas se pagan con la cárcel, además, con la pérdida de la inversión. Esto permite depurar el sistema de chantas; rechazar la crítica de que toda riqueza es injusta, y que se basa en empobrecer al resto de la sociedad. Cuando todo tambalea, cuando el mercado se paralizaba, se permitió a los “inocentes” banqueros venderlos bonos basura securitizados como triple A y ganar fortunas. Es el caso de Merrill Lynch y su venta al Bank of América, donde se pagó el bonus a los ejecutivos por ganancias teóricas de títulos subprimes comprados después de conocerse el fraude. Se recurrió al Estado americano para el rescate que no debió ser que hizo suyas (o de todos) las pérdidas. Salvar a esos bancos y a los del mundo global, pateó la defraudación para adelante, y descontrolóla emisión, comprando esos bonos para tapar todo. Es lModern Monetary Theory, un engendro que sostiene que la emisión no produce inflación, o que la inflación es multicausal (nadie tiene la culpa).La pandemia de Biden fue un justificativo para recomendar emitir sin límites para paliar el autogenerado cerramiento de la pandemia. El mundo entero socializó las pérdidas en cumplimiento de ese mantra. Se sacaría el dinero de los ricos y se lo daría, no ya a los pobres, sino a una nueva raza de desiguales, que peregrinaron por todas las Orgas en busca de apoyo a una Renta Universal sin trabajar.

Países como Uruguay, fueron criticados por no haber cedido a la tentación de repartir dinero, intentando gobernar en esos momentos duros, confundidos por una OMS inoperante. Pero, el Gobierno no encerró, apostando a la libertad individual responsable, para mantener la actividad. En su Lucha contra el impuesto inflacionario ajusta el gasto público y descarta gastos corruptos heredados.

            La inflación tiene el efecto de la destrucción del capitalismo. La prédica de todos los teóricos neomarxistas y hasta del propio Marx, explica que la clave del capitalismo es la confianza. Y nada destroza más la confianza en las personas, los gobiernos, los estados, los sistemas democráticos, y el mismo progreso de la sociedad que la inflación. Más aún cuando es el resultado de gobiernos que ceden a la corrupción. 

            El marxismo ha ganado mucho más que la primera batalla.

            Volviendo a “La Vida de los Otros”, esa que digitan unos tipos bastardos, que asumen como válido usar al Estado para su propio beneficio; mentirle a todos, todo el tiempo, explotar la ingenuidad, la miseria de quienes tienen miedo y no confían en sí mismos, ese temor entrega a los individuos al Ogro filantrópico.

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