LAVALLEJA: EL HOMBRE, EL CAUDILLO Y EL MILITAR.

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Invasión portuguesa.

Fue producto de la insidia del gobierno a cargo del citado Pueyrredón y la misión desarrollada ante el gobierno portugués por su Embajador Manuel José García, donde ante la imposibilidad de imponerse el directorio bonaerense sobre Artigas, se admitió la invasión de fuerzas navales y militares portuguesas, prefiriendo perder una Provincia para poder sojuzgar centralizadamente a las demás.

Se desarrollarán en este período de la historia nacional, muchas acciones bélicas entre los invasores, el ejército portugués, y el Ejército Oriental; la superioridad numérica, en equipamiento e instrucción correspondió  siempre a los lusitanos, pero de todas formas, les llevará unos cuatro años doblegar el poder militar de los criollos, y nunca el espíritu de libertad; se perderá esta guerra, pero nunca los Orientales se sintieron vencidos, al igual que Artigas ante la primera invasión portuguesa, se mantendrán latente, esperando la oportunidad para volver a ser libres.

Los Coroneles Otorgués y Rivera actuaban cada uno a cargo de una división en el sur y sur-este de nuestro territorio, combatiendo las huestes del Teniente General Carlos Federico Lecor quién comandaba la llamada División de Voluntarios Reales, obteniéndose resultados favorables a unos y otros en los diferentes combates, pero las batallas principales fueron ganadas por los invasores. En determinado momento, a fines del año 1816, ya actuando el Capitán Lavalleja al frente de la vanguardia de la División de Rivera, ambas facciones, las de Otorgués y Rivera se agruparon para combatir una columna portuguesa comandada por el General Bernardo da Silveira, que avanzando desde Melo había alcanzado los campos de Casupá, presumiblemente en terrenos de la estancia de Martín José Artigas (padre del Prócer). Desinteligencias entre los dos Jefes Orientales, hará que Otorgués con sus tropas se dirija hacia el Río Yí, mientras que Rivera con las suyas sigan hostigando las fuerzas invasoras.

Se sabe por diferentes documentos, entre los cuales se destaca las Memorias de Rivera, que Lavalleja, actuando siempre a cargo de la vanguardia de la División de éste, hostigó permanentemente a la columna enemiga de 1.600 hombres, con sus 400 patriotas, causándole bajas, tomando prisioneros y quitándole caballadas. El Gral. da Silveira debió optar por desplazarse al este y agruparse con la columna que dirigía Lecor. Cabe acotar que estas acciones se produjeron en los alrededores de Minas y en las costas del Río Santa Lucía, terrenos en los que se había criado Lavalleja.

A pesar de estos esfuerzos, el 20 de enero de 1817 Lecor entraba bajo palio en la ciudad amurallada de Montevideo ubicando allí su Cuartel General, lo que obligó al Delegado Artiguista Miguel Barreiro a trasladar su gobierno a la Villa de Guadalupe (actual Canelones), la que asediada por los portugueses hizo que los patriotas se ubicaran en el Paso Cuello sobre el Santa Lucía, con parte de la División de Rivera y la artillería que habían podido retirar de Montevideo.

Rivera y Lavalleja continuaron hostigando al enemigo, imposibilitándoles libres movimientos y arrebatándoles caballadas, como en una acción en el Cerro por Rivera; ataques a las avanzadas por Lavalleja, como en Maroñas, donde con 18 hombres dispersó una fuerza que lo doblaba en número. Cuenta un contemporáneo que siempre actuó “con la bravura y bizarría que acostumbraba”; la suerte seguía de su parte, pues habiéndosele matado varios caballos, ninguna bala lo había alcanzado a él.

Ante las pérdidas que sufrían las facciones menores enviadas por Lecor para obtener recursos del lugar, decidió éste hacer una salida con una fuerte columna para combatir al grueso de la División que lo hostigaba, dirigiendo en principio sus tropas hacia Canelones, donde recibe la resistencia desde sus casas de los pobladores del lugar. En conocimiento que las fuerzas orientales se encontraban acantonadas en el Paso de Cuello, se encaminó en esa dirección a prestar combate.

– Combate y Retirada del Paso Cuello.   Relata el Profesor (Mag.) don Daniel Torena (actualmente Director del Museo del Primer Gobierno Patrio y de la Nación, en Canelones), en su escrito “Resistencia Artiguista. Reseña histórica: 1817-1818”, que en Canelones se había organizado el 2 de junio de 1816 ”Las Milicias de Canelones” por orden expresa del General en Jefe Don José Artigas ,disponiéndolas a cargo del Coronel Manuel Francisco Artigas. El antiguo Jefe de Lavalleja y Rivera, que los había dirigido en la “Batalla de Las Piedras”.

“El 19 de marzo de 1817 ante el incontenible avance del Ejército Portugués con 5.000 hombres de la poderosa “División de Voluntarios Reales”, Lecor toma la Villa Guadalupe y el Pueblo resiste las avanzadas portuguesas desde sus casas a tiros, dando tiempo a la evacuación de toda la Población, del Gobierno y del Ejército que se encontraba en la Villa.”

Ubicados los Orientales en Paso de Cuello del Río Santa Lucía, ese mismo día se deciden a resistir el avance de Lecor y sus tropas, para que el grueso de la División de Rivera, la artillería, el gobierno y los pobladores evacuados pudieran procurar una retirada con dirección al norte. En ese lugar, que hoy se venera como sitio histórico, unos 550 Orientales con un solo cañón, resistirán el embate del Tte. Gral. Lecor con 2.500 soldados, apoyados por cinco cañones.

En la heroica resistencia Oriental de Paso de Cuello, murieron 100 Patriotas y más de 50 portugueses, pero se “salvó al Pueblo de Villa Guadalupe y a la mayor parte de la Plana Mayor y del Parque Militar del Ejército Oriental”.

Rivera acampará en el Paso de la Arena sobre el río Santa Lucía Chico (aproximadamente a una legua al noreste de la Villa de San Fernando de la Florida), reorganizando sus recursos en la zona de La Cruz, para luego desaparecer por la zona, que era bastamente conocida por él.

Logrado el pasaje del río Santa Lucía por el Paso de Cuello, las tropas lusitanas prosiguen tras la División Oriental, pero serán nuevamente hostigadas por las tropas de ésta y así llegaremos a una importante acción, poco destacada hasta el año pasado, en que el investigador don Fernando Ochoteco Caorsi, integrante de la Asociación “Identidad Florida”, revisando partes de batallas, encontraron en documentos orientales y brasileños, los datos que le permitieron dar con el lugar de esta acción y los detalles de la misma.

– Acción de Pintado Viejo. Sucedió el 23 de marzo de 1817 y su detalle lo encontraremos relatado en principio, en el Boletín Histórico del Ejército Nº 104-105 que dice así: “… el Coronel Rivera en persona mandó este choque a la cabeza de 300 hombres, el Capitán Lavalleja se portó con la bravura que le era de costumbre y los de su misma don José Yupes, don Miguel Quintero y don Pablo Sierra…”.

La acción se desarrollará en circunstancias que las tropas lusitanas, siguiendo el derrotero de las orientales, cruzan el río Santa Lucía Chico por el Paso de la Arena, donde ya no quedan ni rastros de Rivera y su gente. Prosiguen entonces en dirección oeste, pensando quizás que los que huían lo hacían en dirección al noroeste, donde se presumía Artigas acantonaba sus fuerzas. Llegada la hora de acampar, la vanguardia a cargo del Brigadier General Bernardo da Silveira dispondrá dejar en seguridad una retaguardia de unos 200 hombres a cargo del Capitán Bento José Duarte, para cubrir las actividades de algunos peones enviados a conseguir leña para el rancho de los soldados. Pero a poco que el grueso se distanciara, cayeron sobre la facción disgregada unos 300 orientales que produjeron 100 muertos a los lusitanos y tomaron 57 prisioneros, dejando muchos heridos en el lugar de la acción, que era la zona conocida como Pintado Viejo, actual Villa Vieja para los floridenses, y donde Rivera aún poseía unos ranchos que pertenecían a los campos de su padre, contra el Arroyo de la Virgen, donde se había criado, por tanto el terreno era más que conocido para él.

Corolario de esta acción, Lecor viendo la inseguridad que lo rodeaba, dispondrá el reintegro de su División a la ciudad amurallada de Montevideo, retardándose las acciones contra las Tropas Artiguistas, en espera de otra columna brasileña que debía avanzar desde el norte por el Cuareim, a cargo del Teniente General Joaquín Javier Curado.

Luego de conocida esta victoria sobre los portugueses, Artigas la comunica por oficio al Cabildo Gobernador de Corrientes, participándolos del triunfo y desde el Paso de la Arena, en las proximidades de Florida, sigue disponiendo acciones contra el enemigo, empleando en varias ocasiones en tareas de guerrilla al Capitán Lavalleja.

Como hemos relatado anteriormente en varias oportunidades, la osadía de Lavalleja lo llevó en muchas ocasiones a enfrentarse a situaciones muy peligrosas, en que además de sus destrezas como jinete, resolución y bravura, también lo ayudó la suerte. Pero habiendo actuado como de costumbre frente al enemigo, en las costas del Arroyo Valentín en las proximidades de Salto, se verá sorprendido por una fuerza muy superior a la que él comandaba, y al pretender la retirada, su caballo se vio boleado por sus propias boleadoras que se le enredaron en la disparada, siendo tomado prisionero, sin que sus compañeros, muy en inferioridad numérica, pudieran rescatarlo. 

Sobrevendrá un período de tres años en cautiverio de los portugueses, volviendo al suelo natal para dedicarse nuevamente a las tareas del campo, pero revistando en el Ejército Imperial del Brasil bajo las órdenes del Gral. Rivera.

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