Hacia fines del año 2001 Argentina vivía otra de sus profundas crisis económicas e históricas. Uruguay mientras tanto gozaba de su “Investment Grade” aportado por las principales Empresas Calificadoras de Riesgo, el Sistema Financiero soportaba miles de cuentas de Personas Físicas y Jurídicas no residentes pero también de residentes que confiaban en el país por su solidez política, jurídica y social.
Pero los ataques a todo lo que Uruguay brindaba, provenientes de medios extranjeros con la ayuda de algunos agentes locales, comenzaron a gestar lo que fue la peor crisis económica y financiera que viviera el país en su historia.
Los falsos argumentos esgrimidos como que la falacia que todo lo que pasaba en Argentina se replicaba siempre en Uruguay, que seguramente se congelarían cuentas o se “pesificarían” las monedas extranjeras, provocaron que aquella crisis de credibilidad al comienzo se transformara rápidamente en una crisis de liquidez ya que todos buscaban asegurar que sus depósitos en moneda extranjera estuvieran mas seguros fuera del sistema financiero o del país. En pocos días Uruguay había perdido su calificación de “Investment Grade”; sobrevino la crisis bancaria con el cierre de varios bancos privados, amén del cierre de varias empresas privadas, con el correspondiente incremento en los niveles de desempleo y varios otros perjuicios que llevaría varias páginas mas de análisis y comentarios.
En aquel entonces debemos recordar que varios integrantes de la Coalición de Izquierdas proponían como solución el no pago de la Deuda Externa y la congelación de cuentas en moneda extranjera.
El Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle nombró como Ministro de Economía al Dr. Alejandro Atchugarry que fue el artífice de la gran recuperación que tuvo el país, ya que en 2003 (a menos de 1 año de haber estallado la crisis) ya había conseguido sortear el peor momento, comenzando la gran recuperación que gobiernos posteriores tuvieron oportunidad de aprovechar.
Dieciocho años después y al comienzo de la gestión de un gobierno que había sido electo recientemente, estalla en el planeta una crisis sanitaria histórica, con una pandemia que pone en jaque los sistemas de salud, colapsando sistemas sanitarios y económicos, llevándose además millones de vidas.
Los países ponen en práctica diferentes políticas para hacer frente a la misma, en Uruguay el novel gobierno decide desarrollar la estrategia de “Libertad Responsable”, no cerrándose, definiendo cuidados a través de leyes y decretos, incrementando aportes a seguros sociales, asegurando que no se desbordaran los CTI, poniendo foco en el aspecto sanitario sin desatender el económico.
Ningún gobierno está preparado para enfrentar semejantes decisiones. En esa oportunidad la Coalición de Izquierdas y los Sindicatos comenzaron a presionar al gobierno utilizando además algunos sectores de prensa para hacer llegar al público sus posiciones contrarias a aquellas que el gobierno estaba poniendo en practica.
Podemos recordar cuando se hablaba del desborde total de los CTI; las declaraciones del Sindicato Médico, las medidas adoptadas por el Pit.CNT y de hasta algunos que se atrevieron a decir que llegaría el momento de decidir quien viviría y quien no; que los recursos permanentemente eran insuficientes, etc, etc.
No obstante Uruguay sorteó de forma excelente este escollo y no solamente la mayoría de los uruguayos reconoció este logro, desde varios países se recibieron reconocimientos por como el país había sobrellevado esta gran crisis sanitaria la que también se había transformado en una crisis económica.
El tiempo transcurrió, el gobierno debía comenzar a trabajar en su proyecto original y para ello debía contar con la Ley de Urgente Consideración que trataba varios puntos, desde las limitaciones de endeudamiento a nivel país, su déficit fiscal, pasando por temas como seguridad y educación, hasta lo que tenía que ver con el Sistema de Seguridad Social. Dicha finalmente fue aprobada en el Parlamento.
No obstante, la oposición parapetada siempre en la vereda opuesta y con la dificultad de aceptar que no siempre las cosas se hacen como ellos desean, comienza una campaña tendiente a derogar 135 artículos que componen esa Ley. Para ello se llamó a un Plebiscito, instrumento válido pero que ellos mismos han desoído en dos oportunidades, haciéndose uso de varios artilugios, mentiras, tergiversaciones que según ellos la Ley contenía. Finalmente el Plebiscito no fue aprobado y la Ley continúa vigente.
En Setiembre de este año la Fiscalía da orden de detención al Jefe de la Custodia personal del Presidente Luis Lacalle Pou, Alejandro Astesiano imputándosele delitos de suposición de estado civil, asociación para delinquir y tráfico de influencias, decretándosele prisión preventiva. El Presidente comunicó este hecho a través de una conferencia de Prensa el lunes 26, confesando tanto lo sorprendido que este hecho lo dejó, como su responsabilidad en la elección de esa persona para la responsabilidad que la misma tenía. Al día siguiente Astesiano fue desvinculado.
Hasta el día de hoy la prensa nos mantiene “informados” en forma permanente sobre los pasos que va dando Fiscalía sobre el caso. Aunque al menos en lo personal, me preocupa el como se filtra información que solo debería ser manejada por Fiscalía, la prensa y la Oposición trabajan en forma conjunta para crear en la población suspicacias, dudas, desconfianza en desmedro del Presidente y la Institucionalidad, sin pruebas fehacientes, tergiversando frases o acciones, sacando fuera de contexto dichos y últimamente hasta utilizando la victimización de 2 senadores de la República por aparentes mensajes de Whatsapp que Fiscalía analiza y sobre los que aún no se ha pronunciado, que los coloca como posibles espiados. Hasta hubo un trasnochado que publicó en la prensa que le solicitaría la renuncia al Presidente de la República.
Tómese en cuenta que la Fiscalía ha manifestado que la única Institución que ha colaborado y se ha manifestado preocupada es Presidencia” por mas que haya una “obsesión” para señalar responsabilidad por el caso Astesiano.
Ahora bien, si resumiéramos lo acontecido en los últimos 20 años y analizáramos el como la credibilidad de las Instituciones, base de nuestra Democracia y República, se han pretendido denostar, torpedear y destruir con todos los perjuicios que ello conlleva, solo veríamos una constante pudiéndose identificar claramente a la misma cada vez que esto sucede.
Así pasó en 2002 y gracias a las decisiones tomadas oportunamente por el gobierno del Dr. Batlle no solamente Uruguay se recuperó en forma rápida sino que esa recuperación sirvió para que los gobiernos del Frente Amplio tuvieran una base segura para desarrollar su gestión. También pasó en 2020 y gracias a las decisiones tomadas por el actual gobierno, Uruguay no sufrió la crisis profunda que vivieron otros países quedando demostrado que todo lo malo que predecían los que estaban en contra de lo que se decidía no se cumplió.
Pero también quedaron manifiestas las mentiras esgrimidas cuando la campaña del plebiscito, todo el combate desarrollado para implantar el descrédito y la desconfianza hoy la realidad demuestra lo contrario.
Lo del caso Astesiano, donde a diario se pretende encontrar nuevas aristas y francos que sirvan como base de ataque para continuar con la campaña de descredito y difamación contra el actual Presidente. La ciudadanía debe pensar, actuar, analizar y decidir responsablemente. Si bien tenemos una Justicia que esta actuando y que es la única que dará luz sobre este tema; preocupa que la oposición, sindicatos y algunos agentes de prensa continúen su combate a la credibilidad con sus fines espurios.
En lo personal continuaré mi combate contra la mentira, la ignorancia y la ambición, que al parecer parecen estar activas.