La nación chilena ha sido considerada un modelo por sus estrategias de desarrollo económico, pero al mismo tiempo es señalado por sus constantes y cada vez más patentes desigualdades sociales que han llevado a colectivos de los más diversos estratos sociales a manifestarse en las calles para reclamar cambios de fondo.
Hoy, con la elección de la Convención Constituyente el pasado año y ahora la elección como presidente de un ex militante estudiantil, como es el caso de Gabriel Boric las expectativas son muchas y muy variadas.
En diálogo con Daniela Rodríguez Mujica; periodista y activista hacia la Convención Constituyente, analizamos los bemoles de los caminos que está recorriendo Chile; tanto desde el poder constituído, como desde el poder constituyente.
La Constituyente
Lo cierto es que la Convención Constituyente «está desplegando un trabajo territorial muy importante para poder escuchar a la población, a los diferentes sectores y recoger sus propuestas», comentó Daniela en el ciclo de entrevistas que impulsa el proyecto #PildorasDigitales.
«Sabemos que hay una brecha digital muy grande en Chile, donde un segmento muy importante de la población tiene problemas de conectividad, pero más allá de eso la Convención ha activado también allí un puente de comunicación para recibir propuestas mediante utilizando las nuevas tecnologías» recordó Rodríguez Mujica.
Las chilenas y los chilenos pueden hacer llegar sus inquietudes a los constituyentes mediante el sitio web chileconvencion.cl, «más allá que las iniciativas que recibe la Convención son mediante la modalidad de solicitudes colectivas, donde se agrupan las personas y plantean lo que desean sea debatido y tenido en cuenta», indicó.
En otros países como Perú o Colombia se viene reclamando la posibilidad de habilitar un proceso constituyente, «si bien son realidades diferentes, los conflictos sociales existen y están allí, desde Chile sabemos que si hacemos las cosas bien podemos llegar a ser una referencia para otros pueblos que buscan salidas a sus problemáticas sociales y económicas», dijo Rodríguez.
El gobierno
El entrante gobierno de Boric Font, que asumirá el viernes 11 de marzo, ha venido tendiendo puentes con la Convención Constituyente; que por lo menos extenderá su trabajo hasta julio de este año para luego poner a consideración de la ciudadanía una nueva carta magna.
Por lo pronto, la atención de los reclamos históricos como el acceso a la salud, la educación y una nueva política redistributiva son las exigencias que con más fuerza se hicieron sentir en las manifestaciones callejeras de los últimos años. A lo que se le suman los reclamos por la liberación de los activistas presos en las manifestaciones de 2019.
Paralelamente el abordaje de la situación que viven los pueblos originarios en la región de la Araucanía por ejemplo, pone de manifiesto un desafío mayúsculo para dotar a esa región y al país todo de una mayor paz social e integración cultural. Para ello el debate hoy está centrado en sí mantener la militarización instaurada por el gobierno de Piñera o avanzar hacia una Mesa de Diálogo, camino propuesto por el electo Gabriel Boric.
Migración
Un día sí y otro también, tanto en Santiago como en otras regiones del país la ciudadanía se viene movilizando por el desborde de los procesos migratorios. Si bien algunos análisis apuntan a la visita de Piñera a la frontera colombo venezolana donde incentivó la migración de venezolanos descontentos con la situación social y política que atraviesa Venezuela; lo cierto es que hoy se está transformando en un verdadero dolor de cabeza para habitantes, comerciantes, dirigentes locales y para la política internacional del nuevo gobierno a falta de una certera política migratoria.
«Todos fuimos testigos de cómo cuando llegaron diversos presidentes del mundo de la derecha a Cúcuta (Colombia) y hacen una gran oferta, una de ellas fue la de Perú donde incentivaban a que se fueran con sus títulos sin apostillar y Chile ha vendido su imagen de estabilidad económica, pero cuando llegan acá perciben que esa estabilidad económica no es para los migrantes que vienen con necesidades. Entonces Piñera impulsó eso pero luego no se hizo cargo y es una de las razones por las cuales hoy el sistema está totalmente colapsado», reflexiona Rodríguez Mujica.
El colapso del sistema se percibe cuando «un inmigrante legal, con su documentación en regla y que sigue los trámites normales puede enfrentarse a una espera de más de 2 o 3 años para lograr legalizar su visa»
«El sistema migratorio se encuentra actualmente colapsado y en este esquema es un caldo de cultivo para la corrupción que se percibe en la frontera, en los pasos fronterizos pero también en la animadversión que está demostrando la población para con los migrantes y la migración», resaltó Rodríguez.
A esto se le suman «los fuertes indicios de la presencia de una expresión del Cártel de Sinaloa en el país, facilitando armas a las comunidades de los barrios, generando un aumento exponencial de los niveles de inseguridad y está surgiendo lo que surgió en Colombia en los 90, donde comienzan a introducir el narcotráfico en los barrios, empiezan a entregar armas y a facilitar dinero; todo lo cual es peligrosísimo», denuncia Rodríguez Mujica.