*NO ME MIENTAS MÁS* Por Roberto Alfonso Azcona

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Cuando analizamos una propuesta o proyecto político, descubrimos que siempre dependerá del estado la solución, curiosamente está la izquierda que quiere un estado todopoderoso que marca el tiempo y el espacio del individuo como parte de un colectivo, al cual se somete voluntariamente y como única opción.

Así es un estado totalitario, un monstruo que se devora a si mismo generando una población esclava de su pobreza frente a una pequeña elite que vive como la nueva nobleza.

La democracia nos da la oportunidad mediante el voto, de evitar tan cruel destino, e inmersos en un libre mercado, en la libre competencia, dónde el individuo se desarrolla a condición de que viva en dónde impere un gobierno que tenga una visión clara del papel del estado.

La democracia garantiza la libertad del individuo, respetando la fraternidad y la igualdad ante la ley, por lo cual el estado no puede ser el «gran hermano» que regula, limita y obliga la vida de los ciudadanos,  transformándose en el monstruo de las mil cabezas, siempre hambriento de más impuestos que le permitan intervenir en toda la actividad ciudadana y en la creación de cargos políticos innecesarios e inútiles que agrandan el ya pesado estado.

Se aproximan las elecciones y, obviamente, las mayorías, no todos, se empeñan en discusiones estériles que implican siempre un mayor gasto, o resaltan actos, fiestas y obras que han nacido y crecido de impuestos, lo que hace un país caro, dónde el atraso cambiario va contra la producción, la industria y el comercio, que no puede competir con los productos importados, que dificulta las exportaciones y crea una fuga de divisas por quienes ven la oportunidad de comprar en frontera, todo lo que termina más tarde o temprano en el cierre de emprendimientos y perdida de fuentes de trabajo.

Es muy importante entender que el primer debate, la primera propuesta, el primer proyecto político, sin excusas, debe darse en referencia al papel del estado y su tamaño, la desregulación como herramienta, la eliminación de funciones duplicadas o no necesarias, salir de una economía de estado que solo sabe de endeudamiento como fuente de recursos y principalmente el debate directo con la ciudadanía, con los actores productivos generando confianza en la actividad privada, permitiendo un libre mercado donde no sea el principal socio el estado con sus impuestos o el mal gerente que regula la actividad.

*SOLO DESPUES DEL DEBATE DEL ESTADO QUE QUEREMOS, TENDREMOS LA POSIBILIDAD DE SER LIBRES EN EL DEBATE DEL PAIS QUE QUEREMOS, PUES LA LIBERTAD Y LA RESPONSABILIDAD SON LAS DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA LLAMADA INDIVIDUO*

Roberto Alfonso Azcona

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