SOLO TRATAN DE PONER PALOS EN LA RUEDA

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Por: Mario A. Menyou.

Como todos los años, desde hace mucho tiempo, los uruguayos y particularmente los floridenses, nos reunimos ante la Piedra Alta para conmemorar la Declaratoria de la Independencia en 1825. Fecha de primordial importancia en la conformación del país que hoy somos, tanto como Nación y como Estado independiente.

Anualmente, se congregan allí todos los habitantes de la República que imbuídos de sentir patriótico, entienden que es necesario recordar a quienes nos legaron la libertad del suelo en que habitamos. A la hora programada por quienes organizan el acto, allí asistimos ciudadanos, jóvenes y niños, acompañados de las autoridades gubernamentales nacionales y locales, parlamentarios, judiciales, diplomáticos, religiosos, militares, de la educación y miembros de asociaciones civiles de diferentes sectores del quehacer nacional: sociales, rurales, agropecuarios, tradicionalistas, etc.

El pueblo de Florida acoge a todos los visitantes con alegría y festeja ese día, no solo por la importancia que tiene a nivel nacional, sino también como el máximo acontecimiento en el año.

En general, el acto en la explanada de la Piedra Alta, desde tiempos inmemoriales se había desarrollado de la misma manera; formación de efectivos militares con sus banderas y banda de músicos, abanderados de los diferentes centros de enseñanza locales y participación, cuando ha sido posible, de algún grupo de arte local, ya sea orquesta juvenil u otra expresión artística. Además de esto, siempre existieron discursos alusivos a la fecha por parte de un representante del gobierno, local o nacional, para en los últimos años, hacerlo desde ambos ámbitos, por lo que da un discurso un representante del Poder Ejecutivo Nacional y otro un integrante del Gobierno Departamental de Florida. Todo esto en un marco de público cambiante año a año, dependiente de las condiciones meteorológicas, que generalmente son adversas en esa fecha. Hemos visto suspenderse el desfile cívico-militar que se realiza en las calles céntricas de la ciudad por el mal tiempo, pero el acto de la Piedra Alta, con la presencia del Intendente local se ha hecho bajo lluvia torrencial, y más de una vez.

Este año, no hubo amenaza climática que atentara contra el normal desarrollo de la celebración, y se tomaron las medidas sanitarias atendiendo a la pandemia del covid 19. Por el contrario, el día se presentó esplendido y la concurrencia de autoridades y público excedió las previsiones de los organizadores, que gracias al gran despliegue de medios sanitarios, técnicos, logísticos y personales desplegados, todo se pudo desarrollar con normalidad.

Uno puede pensar a esta altura del relato, que se está ensalzando un acto, que bien merece ser resaltado por el significado que tiene para nuestra historia, pero lo que prometía ser una jornada de exaltación patriótica, que lo fue porque se pudo cumplir con todo lo previsto en este aniversario, en parte fue empañado por la participación irrespetuosa y descalificante en sus acciones, de grupos que aprovecharon la congregación de personas y autoridades, para despotricar a viva voz contra todo orden establecido. Los había sindicalistas, que tendrán su derecho a protestar por sus reivindicaciones, pero allí no era el lugar. La gente concurrió a rendir homenaje a la Declaratoria de Independencia de 1825, no a escuchar reclamos y menos en los términos en que se manifestaban contra las autoridades, como por ejemplo, vociferar “que se vayan todos”. Que pretenden?, un Estado anárquico?.

También, se presentaron los llamados “negacionistas”, que entienden que la pandemia no existe, que es una confabulación de los gobiernos, que aparte de vociferar el relato que ya nos tienen acostumbrados por las redes o en sus esporádicas apariciones por televisión, querían señalar a quienes eran masones, para qué? La gente no sabía si reír o llorar ante tanto despropósito. Al grito de “genocidas”y otros insultos irrepetibles, se dirigían a las autoridades legítima y democráticamente elegidas por el pueblo, que miraba atónito como actuaban desaforadamente los protestantes y las autoridades presentes, donde primaban los representantes del Poder Ejecutivo,soportaban impertérritos los insultos y agravios; el Ministro del Interior, presente en el acto, podía en el momento disponer la actuación de las fuerzas del orden.También estaban presentes integrantes del Poder Judicial, que podían iniciar actuaciones de oficio, pero nada de eso ocurrió, la gente que acudió a un festejo patrio, tuvo que presenciar involuntariamente una desfachatez e irrespetuosidad propia de energúmenos y no de ciudadanos de este país,“malos orientales y peores americanos” a decir del Prócer Nacional.

Una cosa es la libertad y en particular la libertad de expresión y otra el libertinaje, y de esto último no solo son culpables quienes se exceden en lo que creen sus derechos, sino que también son responsables las autoridades que deben cumplir con las funciones de control del orden público que les competen en un Estado de Derecho y que quizás por la “incomodidad” que provocan estas situaciones, hacen oídos sordos a exabruptos como los que presenciamos en el acto referido.

Estos representantes de sindicatos, (donde vimos pancartas del Pit-Cnt) y anti vacunas con sus carteles(pero sin respetar las disposiciones de Salud Pública para evitar contagios),no solo utilizaron todo tipo de artefactos para generar sonidos o amplificar sus propuestas e insultos, para evitar que se escucharan los discursos previstos en el acto, sino que también presentaron alguna pancarta con amenaza, que debió ser motivo de alerta para quienes deben velar por el normal desarrollo del sistema democrático republicano que rige el funcionamiento político y social del Uruguay. A qué se refieren estos desaforados con el texto de una pancarta que decía: “Han de temblar! Dueños del Palacio!”.

Sigamos hablando de que aquí no hay grieta y miremos para otro lado cuando la realidad nos muestra lo contrario. Es evidente que son minorías las que desentonan en nuestro país, pero como dice la canción, “la arena es un puñadito, pero hay montañas de arena”.

Cuando corregíamos este escrito para mandar a la edición del Semanario Contexto, llegó hasta nosotros la edición del diario “El Heraldo” de Florida del día 30 de agosto del corriente, con un artículo redactado por el Sr. Dr. don Fernando Botta Cabrera, quien bajo el título “El grito que teme y ofende”se refiere al mismo acto de irrespetuosidad vivido este 25 de agosto en la explanada de la Piedra Alta, tildándolo de “escrache”y coincidiendo con varios de los adjetivos ya señalados en este escrito, para describir a los manifestantes.

Vale transcribir una frase en que establece bien lo que son:

“una minoría de energúmenosideológicos que creen que sus opiniones son las únicas verdaderas y que gritando e insultando pueden lograr cambiar algo o convencer a otros”. 

Termina su recomendable artículo, asociando el título con una frase bien conocida por quienes nos sentimos artiguistas y respetamos su legado y el de los demás héroes que nos dieron patria: “Con libertad no ofendo ni temo”.Eso, es lo que deben aprender quienes “solo tratan de poner palos en la rueda”.

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