PIT-CNT Y FRENTE AMPLIO: LOS GRANDES DERROTADOS

“Con la excusa de la derogación de parte de la LUC quisieron capitalizar políticamente en su favor la desgracia padecida por los uruguayos a consecuencia de la crisis. Y en el camino para lograr su objetivo fueron desleales, mal intencionados, inescrupulosos e hipócritas Y por fin llegó el 27 de marzo. El día en que el país llegó a una cruz de los caminos. O seguía para adelante con los cambios que el Gobierno, antes de ser electo había propuesto y la mayoría de la ciudadanía había votado en 2019, o giraba a la izquierda volviendo atrás desandando el camino transitado hasta ahora. Otra vez la mayoría del pueblo uruguayo resolvió seguir adelante con los cambios propuestos y avanzar en una dirección clara: “Hacia la Libertad”, convalidando por tercera vez el apoyo a quienes nos gobiernan. Se ha dicho por parte del Presidente Lacalle Pou, que fuere cual fuere el resultado del referéndum, no sería un triunfo para nadie. Comparto su mensaje y la intención del mismo. Pero a la luz del análisis de lo ocurrido, sí hubo un triunfador por un lado y un perdedor por el otro. Para el Gobierno, luego de dos años de gestión, haber mantenido en las urnas igual apoyo popular, ha sido un verdadero triunfo. Sobre todo si se tiene en cuenta que desde que asumió la conducción del país, ha tenido que afrontar situaciones de crisis como nunca lo tuvo que hacer el Frente Amplio en sus quince años de gobierno. La primera crisis que tuvo que enfrentar fue el desastre heredado de la gestión del gobierno frentista: un déficit fiscal histórico en cuanto a su elevado guarismo. Un endeudamiento externo también histórico en un nivel jamás vistos en el país. Un desempleo enorme después de 15 años de bonanza económica. Un Estado paquidérmico con un presupuesto imposible de sostener. Un aumento de decenas de miles de empleados públicos y una presión impositiva también en su máximo histórico. Estas cosas, solo las enumeramos a vía de ejemplo porque, en realidad, podríamos seguir aburriendo al lector con los escombros que dejó el anterior gobierno y que el actual tuvo que ir esquivando en una actitud casi de malabarista. La segunda crisis fue la derivada de la Pandemia. El gobierno necesariamente tuvo que aumentar el endeudamiento para, en la medida de sus posibilidades afrontar los efectos sociales de dicha crisis. Lo “Importante, urgente e inmediato”, desplazó a lo “Importante y urgente”. Y fue así que el Gobierno se vio obligado a modificar sus planes de mejoras para resolver la crisis heredada del Frente Amplio, para afrontar la derivada de la Pandemia. La crisis sanitaria trajo como consecuencia la disminución brusca de la actividad económica en el país y el consecuente el aumento de desempleo. Lo que a su vez aparejó una caída en el salario real de los uruguayos. Y todo agravado por una parálisis económica mundial. La tercera crisis que tiene que afrontar el Gobierno es la derivada de la guerra ruso-ucraniana que nos ha traído cambios en el escenario del Comercio Internacional con un incremento en los precios del petróleo. Gas y muchos otros insumos imprescindibles para la producción en nuestro país. Por estas mismas razones ya expuestas, el resultado para el PIT- CNT – Frente Amplio, el resultado del referéndum del 27 de marzo fue un rotundo fracaso. Sin duda cuando plantearon la realización del referéndum, sabedores de la crisis por la que estaba atravesando el país y las consecuencias negativas que ésta iba a aparejar a su población, se jugaron a que el descontento de la gente se iba a traducir en un rechazo a la gestión del Gobierno a través del voto el 27 de marzo. Se jugaron a que solo con el mal humor de la gente, derivado de la crisis el triunfo estaba asegurado y la campaña la enfocaron tratando de hacer foco no en los 135 artículos cuya derogación se proponía, sino en exacerbar el ánimo de la gente resaltando y haciendo hincapié permanentemente en la situación económica del país y de su gente. Cuando vieron que con esos solo no lograría el objetivo de derrotar al Gobierno en las urnas. Empezaron a mentir. Como siempre los primeros en esta estrategia fueron los Comunistas, que son los que dominan al PIT-CNT y en consecuencia al Frente Amplio. Luego se plegaron a esta estrategia hasta los dirigentes de los Sectores supuestamente moderados dentro del Frente Amplio. La campaña de mentiras, como diría un músico, fue increscendo en la medida que la aguja no se movía demasiado en los sondeos de opinión pública. Primero se empezó mintiéndole a la gente en las redes sociales, reuniones y actos y ya al final fue descarado y sin ningún prurito. Perdieron la vergüenza, sin temor al ridículo y sin ningún escrúpulo, se mentía en la televisión y todos los medios de prensa. Incluso hasta el los debates. En resumen, los promotores del referéndum contra los 135 artículos de la LUC, la campaña la basaron fundamentalmente en tratar de generar en la gente el desánimo por la difícil situación económica por la que pasa el país y lo poco que hablaron de los artículos en cuestión, se basó en falacias y mentiras puras y simples. En consecuencia, el PIT-CNT y el Frente Amplio recibieron en las urnas una rotunda derrota. Con la excusa de la derogación de parte de la LUC quisieron capitalizar políticamente en su favor la desgracia padecida por los uruguayos a consecuencia de la crisis. Y en el camino para lograr su objetivo fueron desleales, mal intencionados, inescrupulosos e hipócritas. El resultado arrojado por las urnas, también indica una realidad de la sociedad uruguaya. Ideológicamente está dividida en dos mitades. Sin duda hubo gente que votó el sí sin mayor análisis, porque así se lo pidieron sus dirigentes políticos. Pero muchos votaron sabiendo que lo hacía contra sus propios intereses y sabiendo que sus dirigentes mentían cuando argumentaban a favor de la derogación. Pero no les importó. Optaron por la fidelidad ideologico política. Esta es una realidad a la que nos tenemos que acostumbrar y nos deja como enseñanza que “se tiene que gobernar para todos, pero sabiendo que no se va a contentar a todos”.