«Me hace pensar en un fragmento de otro planeta: Una región de Marte, por ejemplo”.
Leí la frase en un libro que compré en El Aaiun, escrito por Archibald O’Connor. (Irlandés)
Era un libro de setenta y cinco páginas escrito en 1960.O’ Connor decía: “Este enorme desierto comienza a ser visto como una fuente de riqueza –yacimientos de petróleo y otros recursos naturales- y puede considerarse como una paradójica esperanza del hombre”.
Hamed, el mecánico, escuchaba mientras yo hacía la lectura en voz alta.” Paradójica esperanza” –dijo con sonrisa burlona. “Te diré que el nombre SAHARA deriva de una antigua voz árabe cuyo significado es DESIERTO, EL VACIO o LA AUSENCIA. Es más fácil definirlo así, como hacemos los saharauis. Pensamos que lo sencillo es lo trascendente”. “En árabe, agregó Hamed, la “h” se pronuncia como la “j” en español. SÁJARA, con más fuerza en la primera sílaba. “SÁHARA”-lo pronunció una vez más, haciendo sonar la “h” con la garganta, tal como en el árabe sahánida.
Aterrador y majestuoso. Visto desde el aire es arena, arena y más arena. Una llanura de color leonado que se pierde de vista, sin construcciones y sin cultivos, solo unos arbustos espinosos y achaparrados. El paisaje se esfuma en una bruma azulada. Puestos los pies sobre la tierra, no es un desierto, sino un mosaico de desiertos.
“Tienes la HAMMADA, enormes mesetas que definen el paisaje y rompen la agobiante monotonía del horizonte”. Como la “gran hammada”, al oeste de la depresión de TINDOUF, circundada también por relieves de forma tabular, pero más pequeñas.
Yo había escuchado una maldición saharaui: “QUE TE CONDENEN A VIVIR EN LA HAMMADA”. Hamed explicó: “Se refiere a ese sitio cerca de TINDOUF. Allí no sobreviven ni las víboras. Cincuenta y cinco grados. El viento te destroza los ojos. Los saharuis odiamos ese sitio. Para vivir allí se necesita coraje, corazón y cabeza”.
“Los ERGS, grandes llanuras de guijarros barridos por el viento. Al mediodía despiden un calor tembloroso”.
“Los WADIS, extensiones de arena cortadas por resquebrajaduras de color ocre”. Son lechos secos. Cada varios años caen poderosas trombas de agua que en pocos minutos arrastran todo a su paso: tiendas, cabras y arbustos. Pero la masa de agua se evapora con increíble rapidez y la arena mojada se transforma en caldo y los vehículos se entierran hasta los ejes.
“La BARTANA, una duna con forma de media luna. Se mueve. Se desplaza hasta encontrar otra duna, se entrecruzan y se inmovilizan al quedar unidas por la base. Forman así una especie de macizo.
Dijo Hamed: “Cuando vayas al pozo TIMQUERDAD verás que haces rumbo norte después del punto 4 y pasas entre la segunda y tercera duna”.
“Cuáles” –pregunté.
“Las que están al oeste del monte MIJEK, pegadas a la “jaima” dónde vive EL JUEZ”.
“Ah… y cambian de lugar esas también”.
“Si. Dentro de unos meses no te servirán de referencia tal como ahora, porque cambiarán de sitio”.
Y así fue. Seis meses después se unieron siete dunas. Para ir al pozo TIMQUERDAD había que hacer norte apuntando a las dunas, luego oeste durante dos quilómetros y luego bordear los grandes montículos de arena.
“Pero presta atención a lo siguiente” –dijo Hamed- “Aunque el desierto se llama LA AUSENCIA, el Sahara no tiene ausencia de cosas, sino que todo lo que tiene es escaso. Escasísimo. No está desprovisto por completo de agua. Acá cerca está el pozo de Mijek. Tienes el de Timquerdad. El de Oum Dreyga, cien quilómetros al norte. Ese es el más grande de los de por acá. El desierto también tiene arañas, insectos y roedores. Y las víboras, pequeñas y de color amarillo. De noche se entierran en la arena para cazar. Si te muerden, te mueres en poco rato”.
Ya me lo había explicado un médico de ONU. ” Esté muy alerta con esas víboras. Son venenosas, guampudas y muy feas”.
“Pero tenemos buen suero antiofídico” –pregunté.
“No confíe tanto en la ciencia, sino en su buen criterio. El suero para estas víboras es de reciente creación. Lo puede matar más rápido que el mismo veneno”.
Hamed finalizó diciendo:” No sé nada de sueros. Solo conozco las víboras”. Cv.Mv.
Mijek, noviembre de 1996.
Querido Tilio, supe recorrer ese desierto un par de años antes que vos
Haciamos una patrulla de Mehaires en el Sector Norte hasta Mijek en el Sur, ni recuerdo cuanto kilometros eran, pero si me acuerdo que despues de pasar por el costado Oeste de Bir Mogreihn (Mauritania) era horas de la nada misma, de interminable aridez, de ensordecedor silencio