Por Escribano Sebastián Rodríguez Merlo
La perfección se logró con aquel “2003” junto con dos amigos en aquel pueblito encantador de la Aquitania, Región del Suroeste de Francia. Muchachos: “Tengo 50 euros para comprar un buen Bordeaux”, fuimos a uno de esos Locales de venta de vinos y observando le digo al vendedor, quiero ese 2003 “Château St. Georges”, cuya composición era de 80% de Merlot, 15% de Cabernet Franc y 5% de Cabernet Sauvignon. Sugerí al vendedor que me abriera ese vino para probarlo y de paso compartirlo con mis amigos – aunque sea una probada – y también con el vendedor, porque de eso se trata, experimentar y compartir con otros la misma sensación esperada…Una fruta, una acidez apagadita pero presente, LA PERFECCIÓN. Horas después en la capital de dicha región francesa, con estos amigos del alma, el placer de una plaza, un precio por descorchar, un pato con papas y un sauternes de postre…no paro de adjetivar…
Acá no venimos a manejar términos ni frases complejas propias de los especialistas, por derecho propio, como los enólogos o sommelier´s o productores vitivinícolas. Habla un profesional del Derecho que tomó pasión por el vino, conscientemente desde aquel Mendoza de 1998y preconscientemente desde las idas a la viña del Nono en la ruta 11, de niño.
El homenaje de hoy es a esa cepa deliciosa llamada Merlot. Poco favorecida después de aquella película que siempre me gustó y la cual la nombro en inglés y no en castellano – dadas las espantosas traducciones de títulos de películas, sobre todo Hollywood -, pero que al final de la misma “sin querer queriendo” termina en un negocio de hamburguesas, típico de la tierra de los Jefferson´s, Wilson´s y Washingont´s, con un delicioso merlot con cabernet franc. El famoso “ChâteauChevalBlanc”. Gracias Toto, gracias Ignacio, gracias Martín, por permitir hacer deliciosos merlot en esta tierra de múltiples suelos y por lo tanto, variado en sabores.
Esc. San Rel.