SE ACABÓ LA DULZURA Y EL RECREO, ES LA BATALLA CULTURAL. Por Daniel García

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Todos sabemos que cuando comienza la campaña electoral, rumbo a las elecciones, los políticos recurren a sus cartucheras, no en busca de lápices, sino de munición, para comenzar a disparar fuego sobre los rivales.

El eventual diálogo se hace más áspero, los acuerdos son más lejanos, comienzan a recordarse cosas del pasado, los archivos dan sus evidencias, todos los indicios que la carrera se largó.

Ya superan a 15 los aspirantes a candidatos, sumando todos los partidos, con diferentes ofertas, algunos con propuestas formuladas, otros en elaboración.

La Coalición Republicana, en su etapa final, de una experiencia política y de gobierno, que generó todo tipo de resultados y enseñanzas.

Logrado un consenso general en algunas medidas de gobierno, debió sortear diferentes instancias, algunas complejas, como la pandemia, la sequía, las consecuencias de la guerra en Ucrania, que pusieron a prueba su fortaleza y capacidad para resolver esos desafíos.

Las acciones de gobierno también abrieron temas como la seguridad social, la enseñanza, la ley de urgente consideración, con las que se pusieron encima de la mesa, medidas de mucha importancia y trascendencia para el futuro.

Otros asuntos, como lo sucedido con la seguridad, la expedición de pasaportes falsos, involucrando al jefe se seguridad del presidente o todo el episodio con el pasaporte del Sr. Marset, han lanzado nubes oscuras sobre el gobierno en general, cosa que la oposición a través del FAPIT se ha encargado de amplificar y así “pegarle” al gobierno.

Pocos actores políticos han reconocido públicamente que estos problemas se originaron en gobiernos anteriores y que tampoco se investigaron debidamente.

Pero esta situación no es nueva, en el sentido de que sean reacciones por la campaña electoral, como detallábamos al comienzo de la nota, sino que ha sido, una conducta y actitud ejercida por el binomio FAPIT, desde que comenzó el gobierno y establecida como estrategia, cuando estas fuerzas perdieron el gobierno, como bien anunció Topolansky, que todo lo ve, inclusive el inexistente diploma de Sendic.

Basta recordar las caceroleadas en el comienzo de la pandemia, las sugerencias de cuarentenas obligatorias, Argentina que tuvo 130.000 fallecidos, pudiendo haber tenido muchos menos si hubieran actuado como lo hizo la coalición, las alarmas constantes de médicos “militantes”, anunciando catástrofes en los CTI, así como la creación de un permanente clima de desasosiego, incertidumbre, falsas noticias, buscando solo sembrar el caos.

¿Y que es todo esto, una mentira, un invento, algo que no aconteció?

Somos todos testigos que esto sucedió, están las crónicas, archivos de todo tipo que afirman que así fue, faltando colocar el nombre o como se definen estas acciones.

Amigo lector, esto se llama “Batalla Cultural”, la cual muchos ni saben que la deberían estar dando, porque ni siquiera perciben que existe, lo cual es grave, lindando entre la ingenuidad y la ineptitud, lamento decirlo.

Hace poco el actual presidente Milei, en una entrevista respondía sobre Chile y su alto desempeño económico y el contraste de que, de un día para el otro, se vio enfrascado en una revolución que dejó al país en un caos, con destrucciones, incendios y muertes, sin que se pudiera explicar que aconteció para llegar a ese extremo.

Acertadamente, la única explicación posible, para comprender porque se pudo llegar a esa locura tipo relámpago, como anotó Milei, es haber perdido la batalla cultural, esa que ha dejado en manos de la izquierda, los resortes educativos y sus programas, todos los aspectos relacionados con la cultura en sus diferentes formas, aplicando el modelo gramsciano de hegemonía cultural.

Desde esta columna, venimos insistiendo, alertando sobre este fenómeno, que especialmente las autoridades y el sistema político en general, se han encargado de ignorar, menos por supuesto, los que la implementan y llevan adelante hace años.

Han tenido el tupé de reconocerla incluso en la persona de Fernando Pereira.

Tal vez, porque este gobierno no removió, a tantas figuras enquistadas en toda la administración, que operando como verdaderos “Caballos de Troya”, se han encargado de asegurar que nada se cambie, que nada se investigue, como podría haber acontecido con las famosas auditorías, que quedaron en el debe. Milei ya lo hizo en ochenta días.

Señores, eso se llama “Batalla Cultural”, cosa que la izquierda conoce a fondo, estudia y aplica.

Si tenemos partidos de la coalición, que hacen talleres dirigidos a niños “trans”, u otros que visten su sede partidaria con banderas de la llamada “diversidad”, votan leyes que promueven políticas de género, uno comprueba, que terminan vistiéndose con ropas ajenas, reniegan de sus más caras tradiciones y sirven a un amo que desconocen.

Eso se llama, “Batalla Cultural”, de la más dura y rancia.

Las fiscalías a cargo de investigaciones criminales, denuncias de corrupción, escapes de narcos peligrosos, conductas con apariencia delictiva, o supuestos crímenes de lesa humanidad, hasta con una propia fiscalía ilegal, nos sorprenden cada día con sus veredictos, ya sea por sugerencias de condenas, o archivos de casos.

Un asunto que nadie se anima a resolver, cuyo responsable es el presidente de la república, de quien depende administrativamente, dejando como resultado, inoperancia, fracaso tras fracaso y mucha frustración, por tener la sensación de estar en un pantano.

Esto también se llama, “Batalla Cultural”, cuando percibimos que nuestros rivales, han logrado imponer su voluntad, sus ideas, impregnando el quehacer político con su visión.

En poco más de dos meses de gobierno, el presidente Milei, viene cumpliendo lo que anunció en campaña, tal es así, como cosa reciente, decretó la prohibición de usar el llamado lenguaje “inclusivo” en todas las comunicaciones del estado, simple y contundente, haciendo, en definitiva, que se vuelva a usar el correcto idioma español, punto.

Eso se llama, “Batalla Cultural”, pero destruyendo los paradigmas que impulsó mi rival.

El gobierno se empeña en mostrar estadísticas relativas al tema seguridad, donde vemos una interminable guerra de números, si tenemos menos de aquel delito o cuanto menos del otro y en eso se traba en discusión contra la oposición del FAPIT.

El auge delictivo relacionado al narcotráfico y su secuela de muertes violentas no da tregua, a lo que se suman niños inocentes, que hieren la sensibilidad de un tema ya sensible de por si.

Las autoridades, se empeñan en seguir desmenuzando estadísticas, que solo algunos leen y la mayoría ignora, porque lo que perciben, ven y llena el ambiente, son discursos críticos, sin anestesia, que causan temor, incertidumbre, aunque las situaciones en cuestión se desarrollen lejos de su intimidad.

Eso es “Batalla Cultural”, aunque el gobierno ha ignorado tercamente, las soluciones que Cabildo con sus reconocidos expertos, ha presentado al presidente y a cada ministro del interior, sin que se tuvieran en cuenta para revertir esta situación.

El gobierno ha desconocido también las advertencias de un solo Uruguay y del Foro de Montevideo que advirtieron sobre el error de aprobar el Nuevo código penal.

Que el Frente Amplio, con un notorio fracaso en sus políticas de seguridad, hoy lidere las críticas en este tema, es una muestra fehaciente, de hasta donde puede llegar esta “batalla cultural” que estamos colocando en discusión. ¿Se entiende?

Los últimos 50 años, han estado regidos, por una versión de la historia reciente, básicamente relatada por determinadas corrientes ideológicas, que han distribuido la misma, ostentosamente sesgada a favor de los grupos terroristas y sus aliados de izquierda.

Esta, ha invadido todos los ambientes culturales y de enseñanza, los medios de comunicación, por la que se instaló una cuasi hegemonía en la interpretación de los hechos, con pena de exclusión de quien no acompañe la misma, o intente cuestionarla.

Tal es así, que hoy en día, tenemos presos a servidores públicos, que hace 50 años fueron llamados a combatir a un perverso enemigo que operaba en las sombras, con el apoyo de potencias extranjeras en armas, dinero y logística.

Todos sabemos lo que sucedió, con amnistías a los terroristas y luego se legisló para que el estado renunciara a su pretensión punitiva, a quienes fueron convocados a combatir los grupos sediciosos.

Sometida esta última ley a plebiscito y referéndum, la ciudadanía en dos oportunidades, ratifico la aplicación de la misma, en el entendido de dar vuelta la página.

En el año 2011, el Frente Amplio en el gobierno y gracias a una mayoría eventual, hizo interpretación de la ley, dejándola sin efecto, en un verdadero “golpe de estado técnico”.

Consecuencia, decenas de personas pasaron a estar presas, con juicios inexplicables, aplicaciones retroactivas de penas, en una violación sistemática de garantías y debidos procesos.

La ignorancia total de la problemática, la falta de voluntad de un gobierno con mayorías para corregir una irregularidad mayor, que mancha nuestra democracia, es una clara muestra, de que esta parte de la “Batalla Cultural” se ha perdido.

Tal vez sea, uno de los temas más significativos de esta batalla, que quienes integran la Coalición, no pueden unificar su acción y pensamiento, aún teniendo el peso de dos pronunciamientos en favor de esa ley, lo que desnuda, hasta donde esta batalla logró penetrar y cuanto daño ha causado, sobre todo a quiénes llevan años mal presos.

Recordamos al ex ministro de Defensa, Javier García, cuando era parlamentario y en su intervención, con la Constitución en la mano, denunciaba esta violación, cosa que quedó en un florido discurso, hoy sin consecuencias y archivado en el olvido.

El gobierno trata de mostrar sus obras, de infraestructura, de sensibilidad social, de crecimiento de inversiones, empleo, recuperación del salario, pero se encuentra con un discurso destructor, que pone en tela de juicio esas afirmaciones, haciendo tambalear aquellas, al ser invadidas por dudas que trabajan en convicciones poco profundas.

La oposición, solo cuelga carteles y emite cortas frases que dicen: “el gobierno fracasó”

Esto es, “Batalla Cultural”, cuando hay flancos descubiertos en la forma de transmitir hechos, problemas en como interpretar y leer las realidades, así como las carencias de no contar con seguidores con sólidos principios, como vemos inclusive, se da en dirigentes, que abandonan un partido y van a otro con ideas opuestas a las suyas.

Esos días, comentarios del senador Manini en una reunión de dirigentes de su partido, trascendieron de la misma y fueron publicados en Búsqueda, causando un interesante revuelo, como sucede habitualmente con cualquier acción que involucre a Cabildo.

Al referirse a organizaciones de dudoso proceder, en cuanto a sus convicciones democráticas, el senador mencionó al Pitcnt, a quien incluyó con esas características, lo que provocó reacciones, declaraciones desde diferentes tiendas, el propio mundo sindical, así como notorias figuras que aprovecharon a disparar sobre Manini.

Una cantidad de conocidas y viejas declaraciones, vacías, algunas justificando toda condena a Manini, utilizando el gigantesco “inflador” de alarmas, temores y viejos “cucos”, para descargar sobre el senador todos los eslóganes y etiquetas posibles.

Manini en verdad, dijo lo que todo el mundo sabe sobre el accionar del Pitcnt en su permanente hostigamiento a la sociedad en general desde hace décadas.

Oposición irracional a todo, generación de conflictos mayoritariamente artificiales, pérdidas y distorsiones laborales, exaltación de modelos socio económicos fracasados y que provocan miseria, muerte, destrucción, como el caso de dictaduras sexagenarias como Cuba, a la que no paran de alabar y aplaudir.

Movimiento sindical, aliado político e ideológico del Frente Amplio, que, impregnado de su visión marxista, considera al resto de mortales que no adhieren a su causa, como “enemigos de clase”, asunto que por lo visto, no se dimensiona ni comprende, cuando tantos actores políticos se empeñan en caer simpáticos.

¿Porqué? Y porque lo primero que vemos, es la justificación y defensa del Pitcnt, como si hubiera sido agredido, cuando en realidad, aparece alguien que se anima a desnudar y penetrar, las entrañas de un movimiento perjudicial de la economía, las instituciones, que trabaja, con dirigentes que no trabajan, en destruir las sanas bases de la convivencia.

El reciente renunciado ministro de Defensa Javier García, fue muy claro al ser consultado sobre los comentarios de Manini y dijo: “muchas veces discrepo, pero tengo enorme respeto por la militancia sindical”, frase que yo podría complementar diciendo, “aunque te revuelquen, te menosprecien, se burlen, nada de estas cosas, asumiendo una postura complaciente, hará cambiar sus actitudes o pensamientos” . Las palabras sobran.

Una muestra clara y elocuente de lo que decimos sobre la “Batalla Cultural”, por lo que vemos, que se es capaz de ir contra los propios principios y convicciones, con tal de declarar cosas “políticamente correctas” y que nadie sospeche, que pueda ser aliado o defienda al que todos se afanan por condenar. Barrabás siempre tiene fans.

Sobre los comentarios de Manini podríamos extendernos con otras consideraciones, que harían más evidente donde está el “cascabel del gato”, ese que nadie se anima a tocar y nos muestra, que “se acabó la dulzura y el recreo, es la batalla cultural”.

Daniel García

3 COMENTARIOS

  1. Mi mas sincera felicitación al escritor..está nota supera ampliamente el material antes entregado!! gracias desde mi lugar de lectora y admiradora!
    Abrazo fuerte

  2. Muchas gracias Claudia. Nos parece un tema esencial para entender muchas cosas que acontecen y que no encontramos explicación. Nuestros rivales lo tienen claro y han impuesto su voluntad en varias áreas.
    Cordial saludo

  3. La batalla cultural se ha perdido desde » siempre» …ya sea por indolencia, negligencia o complicidad. Inclusive durante » la oprobiosa dictadura» la izquierda acciono libremente en todas las areas , siendo la Academia su base fundamental. Si Antonio Gramsci resucitara …se sentiria orgulloso de haber logrado su estrategia en la sociedad uruguaya. Ahora ya es muy tarde…y el proceso continuara porque no hay quien lo enfrente. No hay » Mileis ni Bukeles» en Uruguay…aqui lo mas importante es la siesta, las 8 hrs y el Sacro santo Dios Futbol. Como decia Doña Maria…¿ quien sera esa famosa familia Bolche…? A mi nunca me hicieron nada….ja ja

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