SENSACIÓN TÉRMICA Y EL URUGUAY TERCO. Por Daniel García

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Un tema recurrente por estos días es la llamada “sensación térmica” la cual el amigo Google define como: “La percepción de frío o calor que experimenta el cuerpo humano, y se expresa en grados centígrados (°C). Es un valor subjetivo que se ve afectado por varios factores meteorológicos, como la temperatura del aire, la humedad relativa y la velocidad del viento”.

El clima ha ido tomando un protagonismo especial en los últimos tiempos, donde su incidencia es muy notoria, en cómo se afectan tantas actividades del ser humano y allí es donde juega su papel la nombrada “sensación térmica”.

La que hizo famosa el extinto ministro Bonomi, cuando asociaba la cantidad de rapiñas en su época, a que su número respondían a una eventual sensación térmica de la población, ya que a veces subían y otras veces bajaban en su cantidad.

En la actualidad, la transición hacia el nuevo gobierno, viene dejando asuntos a tener en cuenta, pero a mi en particular, me ha llamado la atención, algo que no puedo dejar de relacionar con el título de esta nota.

Viendo diferentes programas, informativos, entrevistas, varios periodistas y comentadores de turno, vierten una serie de apreciaciones, digamos eufóricas, atribuyendo al próximo gobierno, casi un halo mágico, donde su optimismo le asegura éxitos por anticipado.

Parecería, que una esperanza tal vez exagerada, ha ganado tanto a las futuras autoridades, ya que se califican entre ellos con rimbombantes elogios, como también a quiénes parecen contagiados con su contribución mediática, a la causa de que todo estará mejor, dejando una especial “sensación térmica”.

Alguien podrá cuestionar y decirnos, ¿acaso está mal asignar al próximo gobierno, esperanza, buenos deseos y presuponer que hará una buena gestión?

Obviamente que no, es deseable por el bien del país, que su gestión sea lo mejor posible.

Sucede, que cuando vemos algunos razonamientos, declaraciones, o nos remitimos como hemos hecho en varias notas anteriores, al análisis de sus bases programáticas, no nos queda más opción que advertir, que esa euforia y esperanza, tenga un vuelo corto tal vez.

La inseguridad se ha manifestado como uno de los problemas, por los cuales la Coalición Republicana fue “sancionada” electoralmente, al no haber cumplido las expectativas generadas para su abatimiento, siendo los homicidios el gran talón de Aquiles.

El futuro ministro Negro, ya anunció que es un asunto difícil de solucionar y que no se hará rápidamente, tomando distancia, cuando no cubriéndose a tiempo, de algo que se sabe complejo de cambiar, mientras no se tomen medidas de fondo reales, a lo que debemos sumar, que incorporen asesores como Sanjurjo que vienen de este gobierno.

Clara demostración según entiendo, de no tener personas preparadas en el tema, los que estuvieron, ya demostraron adónde nos podían llevar, debiendo recurrir en definitiva, a alguien que tampoco está tan alejado de lo que piensan en el tema, alguien ensalzado en exceso, además de ser un eventual fusible si las cosas no salen bien.

Me da la impresión, tal vez sea “sensación térmica”, de que, en los últimos días, la delincuencia comenzó a mostrarse más activa, ante el inminente cambio de gobierno, para ir midiendo tal vez, como será la respuesta policial con nuevas autoridades.

Yo no escuché ninguna alternativa al tema cárceles, verdaderas divisiones formativas y escuela de perfeccionar el delito, más que aplicar el concepto desprisionalizar, en un intento de no sancionar con cárcel algunos delitos.

¿Cuál sería la magia o estrategia que corrija ciertas tendencias hasta ahora negativas?

Lo inminente parece ser, la creación de un nuevo ministerio, el de justicia, lo que asegura más funcionarios, puestos de confianza, más gastos, alimentando una intrincada maraña de burocracia estatal y un seguro aumento de la politización de la justicia, malas noticias.

En la parte económica, sabemos, porque ya lo hemos analizado, no habrán cambios favorables hacia la generación de empleos genuinos en la actividad privada, ya que todo apunta al aumento, tanto de prestaciones, como una mayor intervención estatal.

La llamada “consolidación fiscal” anunciada por Oddone, es una finta semántica para no decir claramente que los impuestos tendrán un incremento y que irán en dirección a esa clase media, que sueña, que los gravámenes afectarán a los más pudientes, a los “que se la llevan toda”, “los grandes capitales”, una fantasía que se alimenta año a año.

A la clase media se le castiga siempre y se escuda, para no admitir que tiene un buen pasar, contándonos, que “se compró un autito”, “un cachilito”, que se mudó a una nueva “casita”, o que veranea en un “ranchito” en un balneario del este, siempre en diminutivo, para que quede claro que está, “más o menos”, un estado natural del uruguayo.

Muy ilusos estos ciudadanos, que serán los “nabos de siempre” que pagarán el almuerzo, muchos de esos que vimos en caravanas a bordo de costosos vehículos de alta gama, veraneando en el Caribe, defendiendo la educación pública desde costosos colegios privados, enarbolando banderas del FA y enojados con las desigualdades.

Como contrapartida y para compensar cualquier mala noticia, Juan Castillo, futuro ministro de trabajo, ya anunció que revisará el caso de muchos gremios para que se respeten derechos, que todos ganen muy bien, además de insistir con la implantación de las 6 horas, pero seguir cobrando por las 8 anteriores, o sea, unas “velitas al socialismo”.

Seguramente un pasaporte directo a la demolición de puestos de trabajo, consecuencia directa de poner una ametralladora en manos de este ágil ancestro del ser humano.

Mientras escribo esta nota, se agrega la noticia del cierre de una empresa que dejará mil trabajadores en la calle, producto de los altos costos, que el estado uruguayo impone a todo el que invierte y trabaja, en un entorno de competencia, en el que las empresas, al igual que cualquiera de nosotros, toma decisiones económicas con su bolsillo.

Agreguemos, las increíbles realidades que debemos soportar, de un sindicalismo politizado, que hace y deshace a su gusto, cobijado en normas que no se discuten, al que se le ha otorgado el monopolio, medios donde amplificar sus consignas y una masa de trabajadores que acatan mansamente sus acciones hasta cuando los dejan sin trabajo.

“No se olviden de Molina”, decía la canción, tampoco de las AFAPS y sus ahorros, que siguen en la mira de estos muchachos, todo en razón de dar cumplimiento al programa, cosa que tendrá prioridad sobre cualquier pronunciamiento popular convocado, como aconteció con la Ley de Caducidad, cosa ya recordada por el futuro ministro Castillo.

También ya repasamos que, en educación, con la notoria presencia de conocidos sindicalistas en la gestión y el anhelo ya manifestado por el mismo presidente electo, de volver al cogobierno gremial, los fracasos de aquella famosa arenga “mujiquesca” de “educación, educación, educación” están bien asegurados.

No quería ser tan pesimista, ni pinchar el globo del entusiasmo y esperanzas de tantos uruguayos que apostaron por este nuevo gobierno, pero los datos y autoridades que están por asumir el gobierno, me obligan a pensar, que tal vez la “sensación térmica” que se viene generando, quedará en eso, una sensación…. de un Uruguay terco…

Daniel García

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