TUPAMAROS: GERMEN DE LUCHA ARMADA EN URUGUAY 1963 – 1968

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Fecha: 02 de Julio de 1968 Revista PUNTO FINAL, Chile – Nº 58

(Versión Digital: punto-final.org – archivo histórico – https://punto-final.org/PDFs/1968/PF_058_doc.pdf)

DOCUMENTOS

Suplemento de la edición Nº 58 de PUNTO FINAL –

Martes 02 de Julio de 1968

Santiago – Chile

TUPAMAROS: GERMEN DE LUCHA ARMADA EN URUGUAY

Las cosas insólitas pueden ser realidad. Mucho se esta polemizando con respecto a la táctica y estrategia revolucionaria, y sobre la existencia de países con condiciones objetivas para un proceso de lucha armada y otros en los que estas condiciones no están dadas, por lo que no admitirían las tácticas de guerra en el camino hacia la liberación.

Uruguay es un país que desde hace algunos años produce noticias que obligan continuamente a revisar conceptos básicos que por su historia ya se consideraban consolidados. Nos referimos a las bases de su vida institucional, a sus formas de convivencia, a su nivel de desarrollo y a esa paz social de “isla europea” que le caracterizó.

Ahora sabemos que su economía se ha deteriorado sistemáticamente en el juego del sistema capitalista; que su moneda -ejemplo de solidez en los primeros cincuenta años de este siglo- ha perdido significación, que la inflación está empobreciendo a la gran estructura de la clase media hasta ahora predominante en número, y que se están destruyendo las bases de su sistema de seguridad social que fue ejemplo y avanzada reformista por muchos años en América Latina.

Sabemos también, y en varios artículos de PUNTO FINAL, lo hemos comentado, que su tradicional sistema de democracia política se ha resentido hasta el punto que, al mejor estilo de las dictaduras argentinas, brasileña, paraguaya y de tantos otros lugares de este continente, ya tiene prensa y organizaciones políticas clausuradas.

Tal proceso de deterioro del Uruguay, como “país-empresa” y de su sistema socio-político, no conlleva teóricamente a suponer que pueda llegar a ser un país clave en el proceso de la lucha armada revolucionaria. Se estima que su población -predominantemente clase media-, en u setenta por ciento urbana y en la que está arraigada una costumbre política electoralista de coparticipación entre partidos de derecha e izquierda, no tendría capacidad para salir de su crisis por el camino de la violencia revolucionaria. Tampoco se supone que, por su condición y posición geográfica en medio de Argentina y Brasil, un proceso armado triunfante en forma aislada pudiera adquirir madurez y consolidarse antes que el aparato del imperialismo le destruyera.

Sin embargo, también desde hace algunos años, los cables, notas periodísticas, publicaciones de izquierda y diversos otros canales de noticias han ido informando del desarrollo en Uruguay de formas de lucha en el método de la “acción directa”. La repetición periódica y sistemática de acciones de este tipo demostró bien luego que eran fruto de una organización. Su continuidad, sin que el sistema represivo pudiera controlarlas, fue mostrando, a la vez, que esa organización tenía eficiencia en su sistema de acción y contaba con algún tipo de apoyo y cobertura que garantizaba su seguridad.

A través de un lento proceso de aclaración pública entre las versiones policiales, por un lado, y el convencimiento en los sectores de la izquierda del sentido político y revolucionario de esos acontecimientos, por el otro, se fue conociendo en Uruguay a los tupamaros.

Desde 1963 hasta ahora han venido actuando en función de un plan y una táctica política que, sin duda, aun se considera inadecuado para Uruguay por la gran mayoría del pueblo uruguayo. No obstante ello, el movimiento perdura, y debe ubicársele en el contexto de las diversas organizaciones para la lucha armada en el proceso de la revolución de América Latina. En este proceso, que ya muy pocos conciben fraccionado para el continente, no puede ignorarse ninguno de los esfuerzos revolucionarios que se realizan en todos y cada uno de los países. Cualquiera sea la etapa en que se encuentren y la magnitud de los mismos. Entendemos que esto es válido aun en aquellos casos en que las opiniones de los “cientistas” del pensamiento revolucionario nieguen sus posibilidades o lo que es peor, nieguen los propios hechos ya acontecidos.

¿QUIÉNES SON LOS TUPAMAROS?

Para ubicar este particular movimiento político, e significativo partir señalando que el propio nombre con el que se les conoce, tiene raíces de rebeldía. Tupac Amaruc, el cacique de los incas, murió quemado en la plaza pública y quedó como símbolo de resistencia frente al Imperio de España. Los intereses reaccionarios de aquella época de la dominación española, y en especial los del Río de la Plata, llamaron desde entones tupamaros a todos los movimientos de rebeldía que sucedieron a la muerte del heroico inca. En Uruguay, varios años después de la derrota militar de Artigas, los diarios oligárquicos registran la continuación de incidentes en el medio rural atribuidos a bandas de maleantes “tupamaros” que asolaban con robos y asaltos las haciendas y las propiedades de los terratenientes. Realmente se trataba de los últimos síntomas de resistencia del diezmado ejército de gauchos patriotas de Artigas, que procuraban la recuperación del proceso revolucionario derrotado por el acuerdo militar de Portugal y Argentina. El nombre de “Tupamaro” está, pues, ubicado en los orígenes de la rebeldía indoamericana. No es caprichoso, entonces, que el actual movimiento -germinado desde fines de los años 50 en el campo uruguayo- haya sido denominado en sus inicios con tal nombre.

RAICES DEL MOVIMIENTO TUPAMARO

El proceso de industrialización y la gran concentración de postguerra, mantuvo por muchos años distraída la atención de los grupos de izquierda y el esfuerzo de sindicalización fuera de los asuntos rurales del país. Ello fue ayudado por las características de la explotación agropecuaria del Uruguay, que ocupa muy poca mano de obra y la mantiene desparramada en medio de las haciendas latifundiarias o que tiene características minifundiarias en las zonas agrícolas. En esas circunstancias, nunca resultó fácil ni se consideró urgente ni importante la politización y organización de cuadros rurales.

Sin embargo, cuando después del año 1955 empezaron a aparecer los primeros síntomas de la crisis endémica del país, también llegaron índices de condiciones conflictuales en algunas zonas de producción agrícola. Se trataba de problemas en “islas” proletarias de mayor concentración poblacional que se daban en la zona arrocera, en las plantaciones de remolacha azucarera, en las de caña de azúcar del norte del país y también en el sector de trabajadores rurales vinculados al sistema de tambos de la cuenca lechera de Montevideo. Numéricamente, la masa de trabajadores de esas zonas no tenía ni tiene aún mucha significación en el total de la población ocupada del país, pero la forma en que se daba su explotación y las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias, reclamaba antes como ahora el trabajo y el apoyo de las organizaciones revolucionarias.

Por esa época el Partido Comunista promovió la organización y el trabajo político entre los trabajadores de los tambos, y el Partido Socialista radicó cuadros militantes para apoyar a remolacheros, cañeros y arroceros.

Raúl Sendic, en esa época militante y dirigente del Partido Socialista, tomó la responsabilidad de orientar, asesorar, organizar y movilizar en primer término a los trabajadores remolacheros del departamento de Paysandú (ubicado en el noroeste de Uruguay frente a la provincia de Entre Ríos de Argentina), y, más adelante, a los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar abastecedoras de la empresa estatal ANCAP en el departamento de Salto, y de las empresas norteamericanas CAINSA y AZUCARLITO en el departamento de Artigas, limítrofe con Brasil y Argentina, en el norte.

En el trabajo de liderazgo, primero sindical y después político de Sendic, en dicho medio proletario rural, y particularmente en el movimiento cañero, se encuentran las raíces del actual Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros).

EL PROCESO DE PROFUNDIZACION POLITICA DE UNA LUCHA SINDICAL

La tarea ejemplar y de sacrificio del militante socialista, Raúl Sendic, principalmente basada en un paciente trabajo de ambientación e integración al medio laboral, tuvo una respuesta positiva en la organización del sindicato cañero (Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas, UTAA), y en las reivindicaciones laborales. Por primera vez en la historia, una organización sindical rural logró la efectiva aplicación de las leyes laborales de horario, descanso semanal y reivindicaciones salariales, superando la persecución empresarial y policial, en especial esta última que, en el campo, actúa en desembozada y clara convivencia con los patrones.

Ese avance laboral significó ejemplares luchas y sacrificios. La miseria del campo y de la explotación agrícola en medios como el de los cañeros, eran hechos desconocidos en la ciudad. Los cañeros, orientados por Sendic, hicieron conocer sus problemas y su lucha laboral a la ciudad en una marcha de 600 kilómetros a pie, con sus familias, hasta Montevideo. En esa primera experiencia de 1962 la ciudad conoció el problema cañero y los cañeros conocieron la ciudad: su policía, sus dirigentes sindicales, los políticos de derecha e izquierda, las luchas de tendencias y los intentos de aprovechamiento sectario de su movimiento. Vieron también correr por primera vez sangre inocente cuando a raíz de una provocación de dirigentes de la Confederación Sindical del Uruguay (pseudocentral financiada por Washington) fue baleado el grupo de cañeros y herida mortalmente una señora que pasaba por el lugar.

Esa primera etapa de lucha, fundamentalmente de tipo laboral, no fue insensible ni indiferente al proceso político nacional -agudizado en sus contradicciones por la crisis del sistema- y mucho menos a los acontecimientos revolucionarios del continente.

Tanto Sendic como los restantes dirigentes y cuadros avanzaron en la dinámica del propio proceso, profundizando paulatinamente sus planteos. El gremio cañero apreció así, a su manera, que las fluctuaciones de la rentabilidad empresarial derivadas de la cambiante situación económica del país se volcaban en el sector trabajador con cierres periódicos de la actividad, desocupación parcial y ningún tipo de garantías para los espacios vacíos entre zafra y zafra. No alcanzaba con las supuestas garantías de la legislación laboral para los períodos de trabajo cuando el desamparo tenía raíces en el sistema mismo de explotación. Fue asomando así la conciencia política en los cuadros dirigentes y en las bases del gremio, y en esta maduración fue fundamental el ejemplo del triunfo revolucionario en Cuba y los primeros pasos del proceso de construcción socialista que encaminó el gobierno de Fidel Castro. Los trabajadores cañeros “vieron” entonces que vivían en una “isla de explotación agrícola en el medio de un mar de latifundios ganaderos mal explotados, desperdiciados y desolados”. La reivindicación de la población de cañeros se proyectó políticamente al reclamo de expropiación de tierras para los cañeros. Tierras para trabajar, para producir y para generar alimentos para sus familias. La UTAA encaminó su reivindicación a términos concretos: identificó 30.000 hectáreas de campo cuyas dueñas, viudas y solteras que vivían en la ciudad, las tenían abandonadas, y encaminó al Poder Legislativo el requerimiento de una ley de expropiación de esa tierra y su entrega a los trabajadores cañeros y sus familias.

El gremio se estrelló entonces -1963 y 1964- con la oposición del sistema burgués, con la indiferencia aliada a la oligarquía del sistema parlamentario y con una estéril adhesión periodística, parlamentaria y gremial de las organizaciones y partidos de izquierda. No hubo tierra para los cañeros a pesar de la permanente denuncia del gremio, materializada en la prosecución de su lucha y en la reiteración de sus heroicas marchas sobre Montevideo. En 1964 y en 1965 la población cañera volvió a Montevideo, planteó nuevamente su drama de miseria y hambre, acampando alrededor del Palacio Legislativo, y su militancia y su gente regresó una y otra vez a sus pagos cada vez con un poco más de claridad y conciencia política.

La UTAA sigue aun hoy organizada como trinchera sindical y con sus banderas de lucha enarboladas bajo la consigna de “Por la tierra y con Sendic”.

En la reciente concentración de trabajadores que se realizó en Montevideo con motivo del 1º de mayo, estaba la columna de cañeros que culminó nuevamente en 1968 su pertinaz esfuerzo de atravesar el país a pie para denunciar su explotación y miseria. La crisis del país muestra a los cañeros que la situación del proletariado urbano cada vez es más parecida a la de ellos mismos y el proletariado urbano ya conoce y entiende a sus compañeros cañeros.

Esta crónica informativa no puede tener rigor cronológico. La organización política que inició sus actividades entre 1962 y 1963, y que se autodenominó inicialmente “Tupamaros” es clandestina. Muchas cosas se le han atribuido en las páginas policiales para ligarlo ante la opinión pública con el concepto de delincuencia. Es ese, por otra parte, un método tradicional de las fuerzas represivas durante el desarrollo de un proceso de lucha armada. Muchas otras acciones han quedado quizás ocultas en las noticias diversas.

APARICION Y EVOLUCION DEL MOVIMIENTO TUPAMARO

La punta más notoria de la madeja de sus actividades, y que dejó desde entonces a Sendic y a otros militantes en calidad de perseguidos por la justicia burguesa, fue la apropiación de armas de un club de tiro del interior del país, en julio de 1963.

Después de eso y desde que la dirigencia del Movimiento quedó definitivamente en la clandestinidad, hasta ahora, una larga lista de acontecimientos se le atribuye entre las versiones oficiales de la represión y los rumores de las bases de izquierda: Un atentado contra las instalaciones de la Radio Carve y Voz del Aire por su permanente difamación de la revolución cubana; otro en perjuicio del City Bank u otras empresas norteamericanas cuando el gobierno de Uruguay, en obsecuencia ante la OEA, rompió relaciones con Cuba; la explosión de bombas en los domicilios de los miembros del entonces Consejo de Gobierno; el incendio de omnibuses y micros urbanos cuando las empresas privadas obtuvieron el aumento de tarifas; la incautación de dos camiones de un almacén de comestibles y el reparto  de los víveres entre las familias en huelga de los frigoríficos: la explosión de una bomba en el domicilio del jefe de policía, coronel Aguerrondo, en respuesta al apaleo que éste ordenó contra los trabajadores de los frigoríficos durante una huelga; el atentado contra la empresa Bayer cuando internacionalmente se denunció que esta firma abastecía de gases tóxicos al ejército norteamericano para la guerra en Vietnam; diversas incautaciones de armas y dinamita; varios asaltos o “expropiaciones” a bancos y empresas, para el financiamiento de sus actividades; y otros acontecimientos que en la indagación quedan -para el cronista- en el campo de la imaginación y el misterio.

En la realidad parece ser que la organización en sus inicios partió con un esquema limitado al concepto de “brazo armado” de la izquierda política e inicialmente convencida -por su génesis y por la traslación esquemática de la experiencia cubana- de la necesidad de su desarrollo fundamental en el medio rural. En su proyección posterior, el grupo evolucionó hasta organizarse como movimiento político revolucionario integral al que la experiencia ha llevado a operar en todo el territorio y a balancear las actividades urbanas y rurales en función de la realidad objetiva de un país en el cual el 70 % de la población es urbana y el 45 % -además- está concentrada en Montevideo. En ese proceso la organización ha crecido y ha diversificado sus cuadros. Al núcleo inicial de militantes políticos socialistas -Sendic y otros-, y cuadros trabajadores rurales, se han incorporado cuadros de extracción proletaria urbana, estudiantes, trabajadores bancarios, etcétera, cuyo origen en lo que se refiere a tendencias políticas de izquierda, no ha sido precisamente homogéneo. Alguien ha explicado que el nucleamiento alrededor de procesos como el de los Tupamaros -y como fue en su época la aventura del “Gramma”- no responde a ningún esfuerzo orientado, sino a condiciones subjetivas espontáneas de cuadros revolucionarios que superan por un lado los esquemas ideológicos de su formación política inicial y por otro el arraigo a la forma de vida habitual en el marco de la familia, el trabajo y las actividades políticas rutinarias.

Así el Movimiento Tupamaro evolucionó al actual Movimiento de Liberación Nacional como organización política revolucionaria que basa en la acción directa – como semilla para la formación de cuadros y como guía para la toma de conciencia y politización de las masas- su táctica para poder desarrollar el proceso de la lucha armada en Uruguay, cuando la coyuntura de la lucha por la liberación socialista de américa Latina así lo permita y exija.

LOS TUPAMAROS Y LOS PARTIDOS DE LA IZQUIERDA TRADICIONAL

Por razones que han quedado implícitas en todo lo anterior, los nexos del grupo de acción directa han sido siempre especialmente fuertes con el Partido Socialista. La dinámica del proceso del Movimiento Tupamaro y los problemas políticos que atravesó el Partido Socialista desde 1959 hasta el presente en su tránsito de la línea socialdemócrata a su actual postura marxista-leninista con adhesión a los acuerdos y declaraciones de OLAS, fuero gradualmente independizando la acción de los dirigentes y cuadros socialistas que participaron desde el inicio en la organización del grupo Tupamaro y dando autonomía al movimiento como tal, ya que como se indicó antes, creció y se organizó además con cuadros de otras tendencias políticas. El Partido Socialista, en su proceso de radicalización de línea, no tuvo capacidad para adecuar su organización y forma de actuar, y dar al mismo tiempo la batalla ideológica con las distintas tendencias fraccionalistas que fue expulsando y que por métodos divisionistas intentaron predominar en la conducción del partido en esos años. Haciendo un balance de las opiniones recogidas para esta recopilación, se puede afirmar que mientras los grupos escindidos del Partido Socialista en los últimos ocho años han ido desapareciendo del panorama político, el núcleo que generó el Movimiento Tupamaro ha sido el único que se ha consolidado, organizado y fortalecido. Halando en favor del PS, se puede decir que tal núcleo fue el único que en sus inicios fue impulsado orgánicamente por el partido de acuerdo a la línea política que años a año fueron radicalizando los sucesivos congresos de su militancia. A su vez, en posición crítica del partido está claro que la posibilidad de mantener una vinculación orgánica con el aparato para la acción directa desarrollada, superó la capacidad de conducción de su dirigencia política. En lo que se refiere al Partido Comunista, los primeros años de las actividades parecen haber sido de relaciones prescindentes, cuando no encontradas. En ello influyeron, según parece, las características comunes del trabajo de todos los PC en América Latina: actividad que no controlan no es a priori aceptable. También la problemática interna de la izquierda de Uruguay en la cual nunca se logró conciliación de los partidos marxistas; Sendic era hombre del PS, sus nexos mayores los tenía con el PS, por lo tanto el avance de su movimiento no era apoyable. Por último, lo fundamental, siempre existió contradicción con el PC en lo que se refiere al planteo y a la forma de la lucha sindical de los cañeros -en una primera etapa-, y a la línea y táctica revolucionaria de la acción política en la etapa de desarrollo y consolidación del Movimiento Tupamaro. La concreción práctica que este Movimiento ha encaminado de los acuerdos y los alcances de la declaración de OLAS, se contradice con la posición de los PC del continente sobre el camino de la revolución. En este sentido tanto Sendic como todo el Movimiento han sido repetidas veces acusados de “aventurerismo revolucionario” por dirigentes y teóricos del PC y por sus órganos de prensa e información.

En la actualidad el Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros) existe para todos, y se podría decir que su trabajo es fraternalmente considerado por el Partido Socialista, por el MRO (Movimiento Revolucionario Oriental), por la FAU (Federación Anarquista del Uruguay) y respetuosamente tratado por el Partido Comunista.

SANGRE Y PRISION DE TUPAMAROS EN SUS AÑOS DE LUCHA

La opción por la “acción directa” tiene su precio de sacrificio y el sacrificio puede llegar hasta la muerte, aun en Uruguay.

El grupo Tupamaro desarrolla una actividad diariamente sacrificada en lo que significa la vida de marginación y clandestinidad de sus cuadros, y el trabajo silencioso, no aparente, de los militantes de cobertura del trabajo revolucionario.

Hasta lo que puede llegar la imaginación sobre la realidad del sacrificio, va mucho de subjetivo de quien escribe la crónica y de quién la lea. Sin embargo, en la lucha revolucionaria -desde lo que cuentan los relatos de Guevara, pasando por el recuento de las etapas de la revolución china, o los elementos de los dolorosos reveses de la guerrilla en Bolivia, o las experiencias de la guerra urbana de santo Domingo, o la acción clandestina urbana de las FAR de Guatemala o el MIR en Venezuela- todas las etapas son de sacrificio y riesgo, aun el incipiente proceso formativo de cuadros y conciencia que están impulsando en Uruguay los Tupamaros.

En dos oportunidades los Tupamaros tuvieron encuentros frontales con la policía, y en ambas ocasiones fueron hechos fortuitos -totalmente ajenos a ninguna acción concreta-, los que motivaron esos encuentros.

En diciembre de 1966, la organización vivió el momento más crítico de su existencia. Circunstancias casuales, vinculadas al robo de una camioneta cuando un grupo de la organización estaba cambiando su local de operaciones, les hizo verse perseguidos por un patrullero policial con el que se produjo un tiroteo en el que resultó muerto el militante Carlos Flores. Los elementos que la policía obtuvo de la camioneta abandonada y averiguaciones resultantes de ese acontecimiento, llevaron a la ubicación de algunos locales de trabajo en los días siguientes. Así, en uno de ellos se produjo un nuevo encuentro entre policías y Tupamaros del que resultó muerto el militante Mario Robaina y un comisario, y fue apresado un peón rural que la policía consideró vinculado al Movimiento.

En noviembre de 1967, cuando un grupo policial estaba investigando en un barrio balneario a 30 kilómetros de Montevideo con motivo de un robo común, fortuitamente llegó a una casa-refugio de un núcleo Tupamaro y en la etapa de identificación se desencadenó una balacera de la quedó herido un policía y también -según la crónica policial- un Tupamaro cuando huía junto con otros militantes que le protegieron.

Esos hechos, más la presión y condena de tres dirigentes cañeros a raíz de un frustrado asalto a un banco en el intento de avenir fondos para alimentar a los compañeros y familias durante la marcha de 1965, constituyen evidentemente las primeras entregas de honor y sacrificio en la revolución socialista del Uruguay.

30 preguntas a un Tupamaro

1.- ¿Cuál ha sido el principio fundamental en que se ha basado la actividad de su organización hasta el presente?
El principio de que la acción revolucionaria en sí, el hecho mismo de armarse, de prepararse, de pertrecharse, de procesar hechos que violen la legalidad burguesa, genera conciencia, organización y condiciones revolucionarias.

2.- ¿Cuál es la diferencia fundamental de la organización de Uds., con otras organizaciones de la Izquierda?
La mayoría de estas últimas parecen confiar más en los manifiestos, en la emisión de enunciados teóricos referentes a la Revolución para preparar militantes y condiciones revolucionarias, sin comprender que fundamentalmente son las acciones revolucionarias las que precipitan las situaciones revolucionarias.

3.- ¿Me puede poner algún ejemplo histórico ilustrativo de cómo funciona el principio de que la acción revolucionaria genera conciencia, organización y condiciones revolucionarias?
Cuba es un ejemplo. En lugar del largo proceso de formación del Partido de masas, se instala un foco guerrillero con una docena de hombres, y este hecho genera conciencia, organización y condiciones revolucionarias que culminan con una verdadera Revolución Socialista. Ante el hecho revolucionario consumado todos los auténticos revolucionarios se ven obligados a lanzarse detrás.

4.- ¿Quiere decir que, lanzada la acción revolucionaria, la famosa unidad de la Izquierda puede darse en la lucha?
Si, las fuerzas que se llaman revolucionarias se ven obligadas a optar entre apoyar o desaparecer. En Cuba, el Partido Socialista Popular optó por apoyar una lucha que no había iniciado ni dirigido y subsistió. Pero Prío Socarras, el que se llamaba principal opositor de Batista, no apoyó y desapareció.

5.- Esto es con respecto a la Izquierda. ¿Y con respecto al pueblo en general?
Para el pueblo —realmente disconforme con las injusticias del régimen—, la opción es mucho más fácil. Quiere un cambio y tiene que elegir entre el improbable y remoto cambio que le ofrecen algunos por medio de proclamas, manifiestos o acción parlamentaria y el camino directo que encarna el grupo armado y su acción revolucionaria.

6.- ¿Quiere decir que la lucha armada al mismo tiempo que va destruyendo el poder burgués, puede ir creando el movimiento de masas que necesita una organización insurreccional, para hacer la Revolución?
Sí, sin considerar esfuerzo perdido el que se realice para crear un Partido o Movimiento de masas antes de lanzar la lucha armada, hay que reconocer que la lucha armada apresura y precipita el movimiento de masas. Y no es sólo el ejemplo de Cuba; también en China el Partido de masas se fue creando en el transcurso de la lucha armada. Quiere decir que la fórmula rígida de ciertos teóricos, «primero crear el Partido para después lanzar la Revolución», históricamente, reconoce más excepciones que aplicaciones. A esta altura de la historia ya nadie puede discutir que un grupo armado, por pequeño que éste sea, tiene mayores posibilidades de éxito para convertirse en un gran ejército popular, que un grupo que se limite a emitir «posiciones» revolucionarias.

7.- Sin embargo, un movimiento revolucionario necesita plataformas, documentos, etc.
Desde luego; pero no hay que confundir. No es sólo puliendo plataformas y programas que se hace la Revolución. Los principios básicos de una Revolución Socialista están dados y experimentados en países como Cuba y no hay más que discutir. Basta adherir a esos principios y señalar con hechos el camino insurreccional para lograr su aplicación.

8.- ¿Considera que un movimiento revolucionario debe prepararse para la lucha armada en cualquier etapa, aun cuando las condiciones para la lucha armada no estén dadas?
Sí, por dos razones al menos. Porque un movimiento armado de Izquierda puede ser atacado por la represión a cualquier altura de su desarrollo y debe estar preparado para defender su existencia…, recordar Argentina y Brasil.
Y porque si a cada militante no se le inculca desde el principio la mentalidad del combatiente, iremos elaborando otras cosas: un mero movimiento de apoyo a una Revolución que harán otros —por ejemplo—, pero no un movimiento revolucionario en si mismo.

9.- ¿Esto puede interpretarse como un menosprecio de toda otra actividad, salvo la de prepararse para combatir?
No, el trabajo de masas que lleve al pueblo a posiciones revolucionarias también es importante. De lo que el militante —incluso el que está en el frente de masas—, ha de ser consciente, es que el día en que se dé la lucha armada él no se va a quedar en su casa esperando el resultado. Y debe prepararse en consecuencia, aunque su militancia actual sea en otros frentes. Esto, además, dará autoridad, autenticidad, sinceridad y seriedad a su prédica revolucionarla actual.

10.- ¿Cuáles son las tareas concretas de un militante en el movimiento de masas que pertenezca a su organización?
Si se trata de un militante en gremio o movimiento de masas debe tratar de crear un ámbito, sea un grupo dentro del gremio, sea todo el gremio, donde se pueda organizar el apoyo para la acción del aparato armado y la preparación para ingresar al mismo. Formación teórica y práctica, reclutamiento, serán las tareas concretas principales dentro de ese ámbito. Además, la propaganda de la lucha armada. Y en caso de que sea posible, llevar al gremio a luchas más radicales y a etapas más definitorias de la lucha de clases.

11.- ¿Cuáles son los objetivos fundamentales en general, del movimiento en esta etapa?
Tener un grupo armado, lo mejor preparado y pertrechado posible, probado en la acción.
Tener buenas relaciones con todos los movimientos populares que apoyan esta clase de luchas.
Crear órganos de propaganda destinados a radicalizar las luchas y crear conciencia.
Tener un eficiente aparato de captación de militantes con posibilidades de formación teórica y grupos dentro del movimiento de masas que cumplan las funciones antes mencionadas.

12.- La importancia que le da el movimiento a la preparación para la lucha armada, ¿implica la afirmación de que un combatiente no se puede improvisar?
La lucha armada es un hecho técnico que requiere, pues, conocimientos técnicos, entrenamiento, práctica, materiales y psicología de combatiente. La Improvisación en este terreno, se paga onerosamente en vidas y fracasos. El espontaneísmo que propician los que hablan vagamente de la «revolución que hará el pueblo» o «las masas», o es mera dilatoria o es librar a la improvisación, justamente, la etapa culminante de la lucha de clases. Todo movimiento de vanguardia, para conservar ese carácter en el momento culminante de la lucha, debe intervenir en ella y saber encauzar técnicamente la violencia popular contra la opresión, de modo que se logre el objetivo con los menores sacrificios posibles.

13,- ¿Considera que los partidos de Izquierda pueden cumplir esa preparación para la lucha armada manteniendo un pequeño grupo de choque o de autodefensa?
Ningún partido cumple con los principios revolucionarios que enuncia si no encara seriamente esta preparación en toda la escala del Partido. De otra forma no se logra la máxima eficiencia posible para enfrentar a la reacción en cada etapa, lo cual puede resultar una negligencia fatal (cabe recordar a Brasil y Argentina), o el desperdicio de una coyuntura revolucionaria.
No encarados para su fin específico, los pequeños grupos armados partidistas pueden transformarse en triste masa de maniobras políticas. Un mísero ejemplo de recordar en tal sentido, son los incidentes sucedidos en la manifestación del último Primero de Mayo: grupos armados rebajados a la tarea de proteger el reparto de un manifiesto donde se ataca a otros grupos de Izquierda y grupos armados rebajados a la tarea de impedir que se repartan manifiestos.

14.- ¿Qué le parece que podrían exigir los militantes de los aparatos armados partidistas a sus respectivas direcciones?
Que su acción sea dirigida solamente contra el enemigo de clase, contra el aparato burgués y sus agentes. Ningún aparato armado puede cumplir su fin específico si su dirección no reúne, al menos, estos requisitos mínimos:
1) que sea consecuente y demuestre con hechos su adhesión invariable al principio de la lucha armada, dándole la importancia y los medios materiales necesarios para su preparación.
2) que ofrezca las condiciones necesarias de seguridad y discreción para los militantes que desarrollan tareas ilegales.
3) que por su amplitud y correcta línea, tenga posibilidades —las más inmediatas posibles—, de constituirse en dirección de masas proletarias.

15.- ¿No cree que un aparato armado debe depender de un partido político?
Creo que todo aparato armado debe formar parte de un aparato político de masas a determinada altura del proceso revolucionario y en caso de que tal aparato no exista debe contribuir a crearlo. Esto no quiere decir que sea obligado, en el panorama actual de la Izquierda, adscribirse a uno de los grupos políticos existentes o se deba lanzar uno nuevo. Esto es perpetuar el mosaico o sumarse a él. Hay que combatir la mezquina idea en boga de Partido, que lo identifica con una sede, reuniones, un periódico y posiciones sobre todo lo que lo rodea. El conformismo de esperar que los otros Partidos de Izquierda se disuelvan ante sus andanadas verbales, y sus bases y el pueblo en general vengan un día a él. Esto es lo que se ha hecho durante 60 años en Uruguay, y el resultado está a la vista. Hay que partir de la realidad. Hay que reconocer que hay revolucionarios auténticos en todos los Partidos de Izquierda, y muchos más que no están organizados. Tomar estos elementos y grupos donde estén y unirlos, es una tarea para la Izquierda en general, para el día en que los sectarismos queden atrás; cosa que no depende de nosotros, pero mientras esto no suceda, la Revolución no se puede detener a esperar. A cada revolucionario, a cada grupo revolucionario sólo nos cabe un deber: prepararse para hacer la Revolución, Como dijo Fidel en uno de sus últimos discursos: «… con Partido o sin Partido», La Revolución no puede esperar.

16.- ¿Me puede detallar la estrategia para la toma del poder en el Uruguay?
No, no puedo darle una estrategia detallada. En cambio, puedo darle algunas líneas generales estratégicas y esto mismo sujeto a modificaciones, con el cambio de circunstancias. Es decir, líneas generales estratégicas válidas para el día, mes y año en que se enuncian.

17,- ¿Por qué no puede darme una estrategia detallada y definitiva?
Porque una estrategia se va elaborando a partir de hechos reales básicos y la realidad cambia, independientemente de nuestra voluntad. Comprenda que no es lo mismo una estrategia basada en el hecho de un movimiento sindical fuerte y organizado, que una basada en el hecho que ese movimiento haya sido desbaratado, para poner un ejemplo ilustrativo.

18.- ¿Sobre qué hechos reales básicos funda su organización las líneas estratégicas generales en este período?
Para no citar más que aquellos más importantes:
— La convicción de que la crisis, lejos de irse superando, se ya profundizando día a día. El país está fundido y un plan capitalista de desarrollo para aumentar la producción de artículos exportables, en caso de que se pudiera aplicar, no dará rendimiento sino muy menguado y dentro de varios años. Quiere decir que tenemos varios años por delante donde el pueblo deberá seguir apretándose el cinturón. Y con 500 millones de Deuda Externa no es previsible que vengan desde el extranjero cuantiosos créditos capaces de devolverles su mediano standard de vida a los sectores que lo han perdido. Este es un hecho concreto básico: habrá penuria económica y descontento popular en los próximos años.
— Un segundo hecho básico para una estrategia, es el alto grado de sindicalización de los trabajadores del Uruguay. Si bien todos los gremios no tienen un alto grado de combatividad —sea por su composición, sea por sus dirigentes— el solo hecho de que prácticamente todos los servicios fundamentales del Estado, la Banca, la industria y el Comercio están organizados, constituye de por si un hecho altamente positivo, sin parangón en América. La posibilidad de paralizar los servicios del Estado ha creado y puede crear coyunturas muy interesantes desde el punto de vista de la insurrección porque —para poner un ejemplo— no es lo mismo atacar a un Estado en la plenitud de sus fuerzas, que a un Estado semiparalizado por las huelgas.
Otro factor estratégico a tener en cuenta —éste negativo—, es el factor geográfico. No tenemos lugares inexpugnables en el territorio como para instalar un foco guerrillero que perdure, aunque tenemos lugares de difícil acceso en campaña. En compensación tenemos una gran ciudad con más de 300 Kms cuadrados de edificios, que permite el desarrollo de la lucha urbana. Esto quiere decir que no podemos copiar la estrategia de aquellos países que por sus condiciones geográficas pueden instalar un foco guerrillero en las montañas, sierras o selvas con posibilidades de estabilizarse. Por el contrario, tenemos que elaborar una estrategia autóctona adecuada a una realidad diferente a la de la mayoría de los países de América.
Además, siempre para un estudio estratégico debemos tener en cuenta las fuerzas de la represión. Nuestras fuerzas armadas, de unos 12.000 hombres precariamente armados y preparados, constituyen uno de los aparatos represivos más débiles de América.
Otro factor estratégico importante lo constituyen nuestros poderosos vecinos y los Estados Unidos, siempre potencialmente dispuestos a intervenir contra cualquier revolución en el continente. Y por fin, un factor estratégico fundamental es el grado de preparación del grupo armado revolucionario.

19.- ¿De qué manera incide el factor crisis y descontento popular en una estrategia?
En las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución. Es fundamental que la mayoría de la población, aunque no esté para lanzarse a la insurrección, por lo menos tampoco está para hacerse matar por un régimen que la golpea. Esto, entre otras cosas, reduce los cálculos estratégicos respecto a las fuerzas del enemigo, prácticamente, a sus Fuerzas Armadas organizadas y posibilita un clima favorable para las primeras medidas de un gobierno revolucionario,

20.- ¿Y en cuanto a las fuerzas represivas?
Deben ser evaluadas teniendo en cuenta su grado de preparación para la lucha, sus medios y su distribución en el país. En el interior hay una unidad militar (valor 200 hombres) cada 10.000 kms cuadrados aproximadamente, y una comisaría de policía cada 1.000 kms cuadrados, aproximadamente. Las FF. AA. deben cubrir todos los objetivos que pueden ser atacados por un movimiento insurreccional, con 12.000 hombres de las fuerzas armadas y 22.000 de la policía, de los cuales la mitad de los primeros y 6.000 de los segundos están concentrados en la capital. Dentro de la policía solamente cerca de un millar ha sido capacitado y pertrechado para la lucha propiamente militar.

21.- La posibilidad de una intervención extranjera, ¿puede ser motivo para posponer toda lucha armada en el Uruguay?
Si así fuera, Cuba no habría hecho su revolución a 90 millas de los EE. UU., ni habría guerrillas en Bolivia, país que limita con Brasil y Argentina, como nosotros. La intervención extranjera puede constituir un revés militar inmediato, pero un avance político que se traduciría en un avance militar con el tiempo. Imagínese la ciudad de Montevideo ocupada por tropas extranjeras, con su consiguiente agravio para el sentimiento nacional, molestias para la población, y frente a ello un grupo armado revolucionario con buenas bases dentro de la ciudad… podrá hacerse una idea cabal de lo que significa política y militarmente la tan temida intervención extranjera.
Además, en todo caso, nuestra estrategia se inscribe dentro de la estrategia continental de «crear muchos Vietnam», y los intervencionistas tendrán profuso trabajo en muchos y dispersos frentes.

22.- ¿Cómo gravitan los altos índices de sindicalización en una estrategia revolucionaria?
Los sindicatos, aun con sus limitaciones actuales, han comprometido y pueden comprometer a la mayoría de la población trabajadora en una lucha frontal contra el gobierno que muchas veces ha sido resuelta por éste apelando a las FF. AA. De existir un grupo armado revolucionario capaz de llevar a etapas superiores la lucha de clases, podemos tener una lucha en mejores condiciones: con una gran parte de la población a favor y con los servicios fundamentales del Estado deteriorados.

23.- Nuestra geografía, ¿es completamente adversa para la lucha en la campaña?
No es estrictamente así. No tenemos lugares inexpugnables como otros países, pero existen precarios accidentes naturales que permiten refugios transitorios a un grupo armado. El latifundio es un gran aliado. En zonas de latifundio, es decir, en 2/3 de la superficie del país, los índices de población bajan a 0,6 habitantes por km cuadrado, lo que facilita el desplazamiento clandestino de un contingente armado; compárese con el promedio general de Cuba, más de veinte habitantes por km cuadrado, y aun de las zonas de chacras de nuestro país, como Canelones y sur de San José, con igual promedio.

Al mismo tiempo, el latifundio ganadero resuelve el arduo problema logístico de la alimentación, que en otros lados necesita de una cadena de abastecimientos lograda con una gran complicidad de la población.
Por otra parte, las tremendas condiciones de vida de los asalariados rurales, algunos ya organizados en sindicatos, han creado un sector espontáneamente rebelde que puede ser muy útil en la lucha rural. Si nuestra campaña no puede servir para instalar un foco permanente, por lo menos puede servir para maniobras de dispersión de las fuerzas represivas.

24.- Y para la lucha urbana, ¿hay condiciones?
Montevideo es una ciudad lo suficientemente grande y polarizada por las luchas sociales como para dar cobijamiento a un vasto contingente de comando en actividad. Constituye un marco mucho mayor que el que tuvieron otros movimientos revolucionarios para la lucha urbana. Desde luego, toda organización que pretenda perdurar en la lucha urbana debe construir pacientemente sus bases materiales y el vasto movimiento de apoyo y cobertura que necesita un contingente armado para operar o subsistir en la ciudad.

25.- ¿Cómo gravita el hecho de la existencia de un grupo armado preparado, en un planteamiento estratégico?
Si no hay un grupo medianamente preparado, simplemente las coyunturas revolucionarías se desaprovechan o no se capitalizan para ¡a revolución. Suceden cosas como el «Bogotazo».
El grupo armado le da eficacia y cohesión a la lucha, y la conduce a su destino. Además, el grupo armado puede contribuir a crear la coyuntura revolucionaria o, para decirlo con palabras de Raúl Castro, puede ser el pequeño motor que pone en marcha el gran motor de la revolución.
El grupo armado va creando o ayudando a crear las condiciones subjetivas para la revolución, desde el mismo momento en que empieza a prepararse, pero sobre todo, desde que comienza a actuar.

26.- ¿Cuáles serían, pues, las líneas generales estratégicas para el momento actual?
Crear una fuerza armada con la mayor premura posible, con capacidad para aprovechar cualquier coyuntura propicia creada por la crisis u otros factores. Crear conciencia en la población, a través de acciones del grupo armado u otros medios, de que sin revolución no habrá cambio. Fortificar los sindicatos y radicalizar sus luchas, y conectarlas con el movimiento revolucionario.
Echar bases materiales para poder desarrollar la lucha urbana y la lucha en el campo.
Conectarse con otros movimientos revolucionarlos de Latinoamérica, para la acción continental.

27.- ¿Este es un plan de trabajo, exclusivamente, de su organización?
No. Es para todas las organizaciones auténticamente revolucionarias y para todos los individuos que realmente anhelen una revolución.

28.- ¿Considera que todas estas tareas son igualmente revolucionarias?
Si. Algunos creen que solamente cuando estamos entrenándonos para combatir o cuando se entra en acción, estamos haciendo una tarea revolucionaria, pero todas las tareas que ayuden a un plan estratégico son igual mente importantes para la revolución.

29.-;.Me puede poner algún ejemplo ilustrativo?
El que hace un mandado para adquirir material necesario para una base de operaciones, el que recaba finanzas, el que presta su automóvil para las movilizaciones, el que presta su casa, está corriendo tanto riesgo y a veces más, que el integrante de un grupo de acción. Debe tenerse en cuenta que la mayoría de los revolucionarios han ocupado la mayor parte de su tiempo en estas pequeñas cosas prácticas sin las cuales no hay revolución.

30.- ¿Quiere decir que una posibilidad estratégica se puede abrir con nuestro esfuerzo cotidiano?
Sí. Una estrategia para la revolución depende en parte de las condiciones que podamos crear con nuestro esfuerzo orientado por un plan para la toma del poder, además de no perder de vista las condiciones que nos da la realidad.

(Copia fiel del original)

Impresores Prensa Latinoamericana S. A. – Root 537 – Santiago

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