UNA SOCIEDAD AJENA… Por Dr. Nelson Mosco Castellano

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Por el Dr. Nelson Jorge Mosco Castellano

            En nuestros orígenes de república independiente tuvimos vocación de ser provincia unida argentina. Pudo habernos legado un destino absurdo: tener un gobernador cleptocrático eterizado en el poder, sufrir en carne propia el gobierno fascista desde Perón a los Fernández. Zafamos de eso, pero llegamos a este Siglo XXI enmarañados en otra realidad absurda. Un país en el que los “derechos” adquiridos se abusan de nosotros mismos, y pedimos más.“Cenas gratis” que nos hemos adjudicado a costo de quienes ahogamos para sostenernos.

            Benjamín Nahum nos advirtió: “…los uruguayos vamos a desaparecer”.Lo fundamentó en la deriva como sociedad que habíamos asumido. Cuando la Primera Guerra Mundial vendimos hasta la última vaca. Lo mismo pasó en la Segunda Guerra Mundial. Y también con la Guerra de Corea, del 50 al 53, donde el Uruguay se fue otra vez para arriba. Después de eso empezó el descenso. Por tales factores exógenos se fortaleció una clase media que se fue haciendo conservadora de condiciones que creyó naturales. Uno de los editoriales de Batlle defendiendo la ley de 8 horas estaba dirigido a los obreros: “Ocho horas para trabajar, ocho horas para descansar, y ocho horas para acariciar a los hijos”. No solo los empresarios no querían esa ley, también una parte importante de los trabajadores, quevenían de países donde trabajaban 16, 20 horas por día, porque les iba a llevar el doble de tiempo alcanzar las metas que se habían fijado.A partir de allí, la distorsión creó haraganes. Un obrero de acá trabaja menos que uno en Estados Unidos, en Europa, o de Asia. En el mundo un obrero calificado produce cien, acá produce menos de treinta; y quiere tener el mismo bienestar. No competimos con nadie. Hipotecamos el futuro. El mundo se ha tecnificado y no nos espera. Se confundeigualitarismo, matar la iniciativa individual, con igualar el acceso a las oportunidades para el desarrollo individual. La distorsión cultural uruguaya castiga la iniciativa,y peor si es exitosa. Esto se ve claro en las convocatorias de corporaciones sindicales. Muchos perciben el trabajo público como un beneficio que les corresponde, y al menor costo de trabajo posible. Basta ver la basura y la vialidad de Montevideo, siempre tienen un pretexto para no cumplir.Habiendo casi 10.000 municipales pagamos doble.En medio Montevideo se recoge la basura por privados; todas las obras departamentales también son contratadas..Es una forma de suicidio colectivo.Por esa auto atribución de derechos que no tienen (el derecho que va contra el otro no es un derecho, es una agresión)sehipoteca el presente y se compromete el futuro. Se puede saber cuándo los uruguayos vamos a desaparecer con proyecciones del INE.Los nacimientos no cubren la tasa de mortalidad de la población uruguaya.Hay medio millón de uruguayos afuera por falta de oportunidades, y los que pueden siguen emigrando.Los que han vuelto para radicarse, se volvieron a pesar de que extrañan.Seguimos viviendo del campo, de los servicios y de la especulación por los recurrentes ciclos eternos de crisis presupuestal. En la Educación no se ha permitido un cambio favorable importante, preparando mal también hipotecamos al país. No formamos con posibilidades para el mundo tecnificado. Ignorar como va a ser el mundo laboral dentro de 20, 30 años, deja muy comprometidosanuestros nietos. La reiteración de paros políticos, antepone una lucha ideológica-de poder a la vocación de enseñar. Marx nunca pensó que la lucha de clases sería sustituida por la lucha de las corporaciones. Los docentes tienen derecho a vivir mejor y a tener un sueldo más digno,pero no a costa de sacrificar al educando. Cunde el mal ejemplo: pueden faltar al trabajo sin trascendencia; como si esos chicos no fueran también el futuro de todos.Con el FA se asumieron gastos de recursos públicos a fondo perdido, que superaron largamente lo que producimos. Recursos que debieron destinarse a superar la condición de  los jóvenes condenados a desempleados. La carga impositiva dejó sin ninguna posibilidad de arrancar un pequeño emprendimiento. El resultado: recorren como zombis los basureros o esperan en las puertas del refugio para tirarse en una cama. Los asentamientos multiplicados, no pueden reducirse porque, empecinadamente, un resabio de la reforma agraria inficiona la Coalición multicolor. Un santuario intocable: el mal llamado instituto de colonización, se traga millones de dólares para reservar tierras.Menesterosos que no pueden siquiera comprar semillas, menos transformarse en productores,quedan verdes tomando mate en la puerta de inservibles predios mínimos, mientras inventan excusas para no pagar el canon de arrendamiento. Un país de locos, en el cual le regalamos tarifas públicas e impuestos exorbitantes, a quienes no tienen posibilidad de mantener un comercio a menos de 70 kilómetros de las fronteras. Del 71 en adelante los matamos a impuestos.La izquierda defiende un MERCOSUR por afinidad ideológica.Tratado absurdo que debía igualar precios intrazona, ynos ancla con un arancel externo común que restringe importar bienes más baratos fuera de la región. Compramos tecnología más cara, encareciendo nuestra producción de bienes, que castiga, aumentando el precio, impidiendo acceder a los que tienen pocos recursos. Un tratado que nos cuesta 180 millones de dólares de aranceles, que pagamos de más para exportar a China, mientras nuestros competidores ahorran ese dinero. Un país que en pandemia subsidia salarios para que no cierren el 90 % de pequeñas empresas familiares, que el FAya había transformado en inviables,  sin pandemia. Un fisco que carga sobre al empleador “derechos del trabajador,” que sumados al salario hacen imposible contratarlos: prima por presentismo (o sea, por concurrir a trabajar), prima por antigüedad (por mantenerlo más tiempo trabajando), bonos extras, aguinaldos adicionales, la cuota sindical de retención obligatoria, etc. “Derechos” que conspiran contra el empleo y la actividad económica. Se agregaron impuestos al emprendedor, además de regulaciones excesivas, que no puede trasladar al precio de un consumidor también exhausto por el castigo fiscal e inflacionario.Un país que para conseguir inversión externa, subsidia al extranjero quitándole impuestos (zonas francas), construyendo infraestructura a pedido, y le garantiza comprarle energía que sobra,  a precio superior a la local.Además debe comprometer  paz sindical (al antojo de sus dirigentes), para conseguirtrabajo. Un mercado pequeño, cada vez más claudicante en capacidad de consumo que paga además el impuesto inflacionario; y la doble tributación que implica, para el que puede, contratar servicios privados que paga al Estado y son deficitarios.Además de sufrir precios monopólicos de las empresas públicas, que no pueden entrar en competencia por ideologismos. Todo sobre el lomo del emprendedor nacional que asume el resultado de consejo de salarios, convertidos en expolios para justificar la dirigencia sindical. Un país en el que reclamar al empleador es rápido, porque se presume enriquecido; y al que amenaza hasta de responsabilizarlo penalmente por sí y por responsabilidades del trabajador. Un país en el que mientras la tecnología crea aplicaciones para esquivar impuestos y hacer viable trabajar de chofer o repartidor, llega la larga mano del recaudador haciendo inviable lo que en otros países puede desarrollarse por volumen y por capacidad de consumo. Un país en donde se extorsiona desde el sindicato a quienes desarrollan una inversión portuaria que el gobierno intenta sostener, reclamando más que duplicarle el bonoadicional al salario, porque debe tener relación con la ganancia de la empresa.Sin ninguna responsabilidad, social, comprometen la viabilidad del Puerto nacional, del transporte,de las exportaciones. Un país donde disponerunos días de clase, promueve la ira ideológica de un grupúsculo sindical exigiendo co gobernar la Educación Pública. Un país donde los sindicatos y la minoría exigen gastar más recursos de prestado. Un país en el que un senador puede impunemente decir que no paga impuestos, y lo justifica en que dona la mayor parte del sueldo que le pagamos los contribuyentes,al partido comunista. Un país gris en el que hacer cambios para apostar a tener futuro, exige transar con la coalición gobernante, los sindicatos, la minoría opositora ideologízada totalitaria, y superar un plebiscito.

            El enfrentamiento actual que divide a medio planeta, especialmente a los latinoamericanos, ha cuajado en nuestro Uruguay estancándolo.La cuestión es entre el neopopulismo o democracia autoritaria cleptocrática y la democracia liberal.  En la esquina neopopulista del ring comparecen, a la izquierda, Marx, Gramsci, el estatismo, el clientelismo, la cleptocracia, la caquistocracia, la Teología de la de la Liberación, la Teoría de la Dependencia, el Che Guevara, Ernesto Laclau, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales, Fidel Castro, todos revolcaos, más el caudillismo, el gasto público desbordado, el Socialismo del Siglo XXI, el Foro de Sao Paulo, de Puebla,  con el puño cerrado y la consigna callejera a flor de labio.En la esquina liberal de los países que construyen futuro se encuentran, Adam Smith, Mises, Hayek, Milton Friedman, James Buchanan, Douglass North, la responsabilidad individual, la empresa privada, el Estado de Derecho, el comercio libre y global, los Tigres de Asia, el Estado pequeño y eficiente.Este eje de confrontación es relativamente nuevo, pero es definitivo sobre el futuro inmediato de la libertad del individuo responsable de sí mismo. El que ahorróy tiene recursos para invertir no está preocupado por el gobierno del país, ni su corporación sindical, le preocupa la dirección que decide la sociedad.Albert Einstein dijo: “Siento una enorme gratitud por todos los que me dijeron NO; gracias a ellos lo hice yo mismo”. Este puede ser el resumen de vida de nuestros abuelos. Los expulsaron de su Patria de nacimiento sin otra cosa que las pilchas puestas; iban para no sabían dónde; y cuando llegaron, forjaron con esfuerzo individual la calidad de vida que nos legaron. Le dijeron  NO a entregarse, NO a reclamar derechos, NO a cargar la responsabilidad sobre otros. Nos enseñaron, siguiendo a Gilbert Keith Chesterton, que “…para corromper a un individuo basta con enseñarle a llamar “derechos” a sus anhelos personales y “abusos” a los derechos de los demás.

            El escritor sueco Henning Mankell, sobre su personaje, el inspector Wallander señalaba algo que se puede aplicar a nuestra realidad bloqueada: “Veía crecer a su alrededor una sociedad que le resultaba ajena”.

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