Una vecina del rapiñero del cerro protestó junto a otras persona por entender que el asesino del joven Leonardo da Cunha no debería estar libre. “Fue una muerte en vano y violenta” había dicho y concluyó “Da Cuhna cometió un delito, pero no era para matarlo asi”.
Da Cuhna tenía 18 años, por lo que había nacido en un gobierno Frenteamplista y en épocas en donde se defendía más al delincuente que a la víctima. Aquí no hay ni herencia maldita ni delincuentes fabricados por gobiernos neoliberales, empobrecedores y de derecha. Todo, desde su nacimiento, educación, infancia y juventud, sucedió en un gobierno de izquierda. Y culminó con su trágica muerte. Murió en su ley, no hay dudas. Que podría haber sucedido al revés. Que el chico que defendió a su madre esté muerto, que Leonardo estuviera prófugo y que la justicia si lo atrapa y lo condena en un abreviado le de 3 años con suerte. Y en 3 años con 21 este pronto para rapiñas mayores, más calificadas y sin tanto riesgo. Ahora serían rapiñas con arma de fuego. Intimidas más le habrían dicho en la cárcel y hasta algún veterano le recordaría que un ex presidente había dicho que “si usas una 45 todos te respetan”. Es contrafáctico. Créanme que Leonardo era “buenazo” y que intentó robar porque no tenía otra. Y que el arma blanca que llevó aquel día era solo por las dudas. Porque ser joven no es delito.
La verdad, me duele menos esta muerte que otras. Que la del pizzero del centro, el encargado de Ta-Ta o la mujer de 67 años muerta con tres puñaladas en Canelones. Disculpen que no tenga la empatía del barrio. Y que sea políticamente incorrecto…
Pero solo puedo alegrarme… y decir pletórico de alegría… “uno menos”
