Por: Mario A. Menyou.
II.- Artigas adulto
El 10 de marzo de 1797 ingresa como Soldado al Cuerpo de Blandengues de Montevideo recién formado (con 32 años, aunque en su ficha se menciona 34 y de estado civil soltero). En Octubre de ese mismo año, pasa a prestar servicios al Regimiento de Milicias de Caballería de Montevideo como Capitán. En 1798 se reincorpora al Cuerpo de Blandengues con el cargo de Ayudante Mayor (salteando Oficiales de más antigüedad, por su actuación en las Milicias, destacándose “por su mucha práctica y conocimiento”).
En sus tareas se destacan: frenar los avances portugueses, perseguir ladrones de ganado, acarrear caballadas a la Fortaleza del Cerro, enfrentar indios.
En 1798 se registra un encuentro con los indios, en la oportunidad, al avisarle un hacendado que habían encontrado varios muertos en el campo, con trazas de haber sido torturados y asesinados por los indios; algunas de sus avanzadas que dispone a perseguirlos llegan a dar con ellos, pero le informan que es mucha la indiada, lo que transmite esto a sus superiores, con el agregado de que, por no tener orden de hacerles daño, optó por excusarse de actuar contra ellos.
En la contención de los indios, que atacaban estancias al norte del Río Negro, el Comandante de Yapeyú, Teniente Coronel Francisco Rodríguez, por órdenes del Virrey Olaguer Feliú, lleva adelante una fuerte campaña tomando muchos indios prisioneros; también en esa campaña tomará fama sus duras acciones, el Capitán Jorge Pacheco.
Buscando solucionar el problema indígena de forma más pacífica, aunque no llegan a buen término las negociaciones, se decide fundar pueblos para mitigar la falta de seguridad, así como poblar las fronteras con Portugal. Surgen Belén y San Gabriel (o Batoví). El sabio y naturalista español Félix de Azara será quién conducirá estas acciones y trasladará varias familias ibéricas, que no pudieron ser ubicadas en la Patagonia argentina, para afincarse en esta frontera.
En 1800, se le encarga a Artigas, repartir tierras para el establecimiento de esas poblaciones, fraccionar chacras y estancias, lo que lo lleva al conocimiento y reconocimiento de los pobladores del lugar (en su mayoría portugueses), que en un futuro será la base de sus recursos durante la Revolución Oriental.
A raíz de la guerra que estalla entre España y Portugal, en 1801 se realiza un despliegue portugués sobre los pueblos de la Misiones, Artigas combate contra estos en el territorio de Misiones, replegándose sucesivamente, al ir cayendo en poder de los portugueses Batoví y todos los Pueblos de la Misiones Orientales. De estas vivencias, se derivan las reivindicaciones que establecerá en la Instrucciones del Año XIII.
En 1803, pide el Retiro del Cuerpo de Blandengues por razones de enfermedad, pero no le es concedido y debe seguir en la campaña hasta 1805, en que si se le concede este ansiado Retiro y pasa a radicarse en Montevideo, donde contrae enlace con su prima Rosalía Villagrán. De este matrimonio nacerán José María (1806) que será militar y llagará a ostentar el grado de Teniente Coronel; Francisca Eulalia (1807) que fallece a los pocos meses; y Petronila (1809) que a los cuatro mesestambién fallece. Esto, junto a una enfermedad mal curada, postra en un estado de locura a Rosalía.
En este período Artigas fue nombrado por el Gobernador de Montevideo, como Oficial de Resguardo, lo que viene a ser un Comisario y actúa en la zona del Cordón y la Aguada. Él vivía con Rosalía en una casa en el Cordón. Paralelamente a esta actividad, atiende asuntos relacionados con la estancia de su padre en Sauce.
A su vez, acontecen en esta época las Invasiones Inglesas, en 1806 en Buenos Aires y 1807 en Montevideo. En la primera, Artigas marcha a la vecina orilla entre la tropas comandadas por Santiago de Liniers. Obtenida la victoria sobre los invasores, se le asigna a Artigas la misión de regresar a Montevideo, a comunicar la noticia del triunfo. En la travesía en bote por el Río de la Plata, este naufraga, salva su vida pero pierde todas sus prendas, de vestir y apero, por lo que se le compensa con $ 300 que fue en lo que se evaluó su equipaje.
En 1807, los ingleses atacan y conquistan Montevideo, actuando Artigas desde el Cerrito, en tareas de vigilancia. Entre las mil dificultades para cumplir con su misión, informa a sus superiores que habiendo podido lograr reunir a cierta cantidad de personas para conformar una fuerza de milicias, a poco desertan, al no tener dinero para satisfacer sus haberes, quedando a cargo de unos once hombres y la mitad de ellos enfermos o heridos. Continuará en la resistencia a los ingleses y se lo nombrará Comandante Interino de la Plaza de Colonia del Sacramento.
Vencidos nuevamente los ingleses en otro intento por conquistar Buenos Aires, capitularán y se retirarán del Río de la Plata, abandonando Montevideo. Artigas continuará prestando servicios en la campaña y su esposa, sumida en la enfermedad, quedará al cuidado de su suegra, ocupándose él de hacerle llegar los recursos necesarios para su mantención.
Llegado 1810, se produce la Revolución de Mayo, encontrándose Artigas como Capitán de una Compañía en la Plaza de Colonia. Desde allí, el 15 de febrero de 1811 desertará para unirse a la revolución y comienza su periplo por la emancipación oriental.
Previo a esto, en agosto de 1810, la Junta Provisional Gubernativa de Buenos Aires, a instancias de Mariano Moreno, había tratado el tema de la sublevación en la Banda Oriental y habían visualizado, no actuar sobre Montevideo, sino en la campaña por medio de acciones insidiosas para generar discordia y desconfianza e influir en los eclesiásticos de todos los poblados. Además, se trataba de cooptar a varios habitantes de los cuales tenían basta información; y en sus escritos decían así: “…sería muy del caso, atraerse a dos sujetos por cualquier interés o promesa, así por sus conocimientos, que nos consta son muy extensos en la campaña, como por sus talentos, opinión, conceptos y respeto: como son el Capitán de Dragones don José Rondeau y el Capitán de Blandengues don José Artigas; quienes, puesta la campaña en ese tono y concediéndoles las facultades amplias, concesiones, gracias y prerrogativas, harán en poco tiempo progresos tan rápidos, que antes de seis meses podría tratarse de formalizar el sitio de la Plaza”.
También mencionaban como Jefes de Batallones a Eusebio Valdenegro, a Baltazar Vargas, a los hermanos y primos de Artigas, a Venancio Benavídez, a un Vázquez de San José y a Baltazar Ojeda, “…sujetos que, por lo conocido de sus vicios, son capaces para todo, que es lo que conviene en las circunstancias, por talentos y opiniones populares que han adquirido por sus hechos temerarios…”. Todos o casi todos estas personas las reconocerá la historia, entre otros, como los Tenientes de Artigas.