¡¿Vos y cuantos más!?

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La violencia nos alcanzó. La psicológica, la verbal, la gestual, la física, la simbólica. La que aparece en forma de acoso, de ultraje, de difamación, de exclusión, de señalamiento.

En éste país, libre. La libertad se nos está yendo de las manos, creyendo que por libres, podemos hacer y deshacer a antojo. De nada sirve sentirnos pioneros en inclusión, si no perdemos la costumbre del señalamiento. De otra manera, solo estaremos siendo, un país pionero en acumulación de lugares comunes.

Insisto. Podemos tener todas la “cuotas” que quieran. Podemos evitar decirle “Negro” a alguien, diciéndole afrodescendiente. Eso, no resolverá el problema si seguimos viendo NEGROS.

Ejemplos y de los buenos, de esos que ayudan a que se ensanche la brecha entre unos y otros, tenemos todos los días. Un ex Presidente que hablaba  de gordas borrachas y viejas tercas. Una esposa, hoy Senadora que no dudó en acompañarlo y hablar de un pueblo bobo, que mira programas bobos. Los dos jactándose de poseer un electorado cuasi analfabeto, siendo ésta, una de las razones que los llevan a votarlos. Si no estás con ellos, es porque sos un facho de derecha, o un oligarca.

Cambió el Gobierno, y todos quienes no apoyamos al FA, a su arenga. A la del PT CNT que ya está prometiendo paros para el año próximo; para ellos somos todos “una manga de oligarcas”.
Hoy el PCU es el dueño del FA. A ajustarse los cinturones porque son aún los más violentos, los más radicales y apoyan estas conductas.

Perdimos la batalla –violenta e irónica metáfora- contra la violencia. La anulación al otro le ganó a la aceptación. Y en esa batalla se perdió más que el respeto al otro, se perdió la tolerancia al distinto. Salió victoriosa la legitimación y valoración de la violencia frente al rechazo que debería causar.

La mesa está servida, la violencia está sentada en la cabecera.

1 COMENTARIO

  1. Comparto tu opinión. Entiendo que esta escalada fue muy lenta y progresiva, pero llegó. La imposibilidad de estar en desacuerdo con algo o alguien, la poca tolerancia o lo ciego de una defensa que únicamente escucha para responder y no para entender. Por desgracia estamos naturalizando este accionar, cuando la apertura al diálogo, la escucha abierta y sincera debería ser la base de acercamiento.

    Nada como la frase «todos tenemos la misma importancia en nuestros derechos, cada uno es libre de pensar, opinar y actuar en libertad, en base a sus creencias y convicciones»

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