ES LA CONFIANZA, ESTÚPIDO…

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Por el Dr. Nelson Jorge Mosco Castellano

            Jan Tinbergen y Ragnar Frisch, dos premios Nobel de Economía fundaron la “Teoría de la Política Económica”, que implica que en condiciones de certeza tenés que tener tantos objetivos como instrumentos de política económica. En condiciones de incertidumbre debes tener muchos más instrumentos que objetivos.

Nadie ahorra sin certeza, nadie invierte; aumenta el desempleo, la pobreza y la marginalidad. Cuando no se tiene credibilidad política es muy difícil hacer algo. El Gobierno promete cosas que no tiene ninguna chance de cumplir. El economista Juan Carlos De Pablo dice que cuando un inversor decide hundir su capital en algún sitio, sobre todo si es extranjero, lo primero que hace es preguntar quién manda. En Latinoamérica, no es fácil explicar los fenómenos políticos y económicos. El poder de decisión está fragmentado: la oposición tranca, la dirigencia sindical cogobierna, y la debilidad para gerenciar el cambio, es lo normal. Dos ejemplos de los efectos de esta política constatados: Madrid capta cada vez más empresas y personas, lidera los indicadores de crecimiento, empleo e inversión, ofrece mejores servicios sanitarios y educativos, y todo ello con muchos menos impuestos. Además de las acertadas políticas económicas de corte liberal que han hecho posible ese desarrollo, una serie de factores socio-culturales están influyendo favorablemente en todo este proceso. Andrés Rodríguez-Pose y Daniel Hardy, profesores de la London School of Economics, exploraron los niveles de confianza interpersonal y colectiva existentes entre Barcelona y Madrid. Plantean que el auge de Madrid y el declive de Cataluña tienen mucho que ver con la fractura social y la desconfianza que experimenta el segundo territorio, en marcado contraste con el modelo de cohesión que ha propiciado el sistema abierto y plural de la primera autonomía. Barcelona, la ciudad que hace cuatro décadas estaba mejor posicionada para emerger como el principal centro económico del país, ha perdido frente a Madrid. Las razones se explican a partir de factores institucionales. Detectaron “una creciente fractura social en Cataluña, a lo largo de líneas económicas, sociales y de identidad, que ha llevado a una ruptura de la confianza y al desarrollo de grupos fuertes que tienen una capacidad limitada para tender puentes entre sí”. La politización asociada al proceso independentista estaría contribuyendoa debilitar los niveles de confianza interpersonal y supone “la aparición de externalidades negativas que han limitado el potencial económico de crecimiento de Barcelona”. En cambio, Madrid se ha erigido en la locomotora de la producción nacional porque presenta las condiciones opuestas y su sistema social se ve influenciado de forma mucho menos intensa por parte de la política, que además está ajena a las diferencias de corte separatista o al discurso identitario propio del nacionalismo. Se subrayan las diferencias siguientes:

– Madrid presenta niveles más altos de participación comunitaria en asociaciones, proyectos cívicos, etc. La identidad madrileña se ha revalorizado y demuestra que, en su esencia, es abierta y pluralista. Además, el foco político está en la consolidación de un modelo liberal, volcado en el desarrollo, en la integración comercial y la consolidación de Madrid como una gran capital global. – Cataluña presenta una comunidad fragmentada. Sus grupos presentan costos de entrada/asimilación más altos. El modelo socioeconómico está marcado por la “captura de rentas” y la distribución sectaria de los bienes públicos. Las instituciones están capturadas por las élites políticas regionales y los lazos sociales se desarrollan entre grupos cada vez más separados. Hay cada vez menos participación en asociaciones, proyectos cívicos, etc.

Resulta especialmente interesante comprobar que el 31,5% de los madrileños cree que se puede confiar en la mayoría de las personas, frente al 13,8% en Cataluña. La confianza de los madrileños en personas de otra nacionalidad es cuatro veces mayor que la de los catalanes. El informe cita la opinión de un directivo empresarial: “…a la hora de decidir dónde invertir en España, Barcelona ha sido tradicionalmente el punto de entrada natural, por su imagen como ciudad luminosa, abierta y llena de talento. Sin embargo, cada vez es más evidente que las cosas allí no son tan fáciles como habíamos imaginado”. En cambio, “Madrid es hoy mucho más abierta, aquí nos dejan en paz y no interfieren en nuestra actividad”.

Las conclusiones son esclarecedoras: “Madrid y Barcelona han sido durante mucho tiempo las dos grandes potencias económicas de España. Sin embargo, durante las últimas tres décadas, Madrid ha adelantado a Barcelona en prácticamente todos los indicadores económicos, convirtiéndose en una ciudad mucho más grande y en el centro de la actividad económica de España. La principal explicación de la divergencia económica entre ambas ciudades se encuentra en los diferentes marcos institucionales que prevalecen en las sociedades de una y otra capital. Madrid ha estado dominada durante mucho tiempo por una constelación de grupos sociales, económicos y culturales pequeños, que son relativamente débiles, en la medida en que son incapaces de moldear por sí mismos el rumbo del colectivo, lo que, por tanto, los obliga a interactuar entre sí. Esto conduce a la formación de una sociedad abierta e inclusiva, facilitando la transformación de ideas y talento en actividad económica.Barcelona, ​​por el contrario, presenta grupos mucho más cerrados, a menudo divididos por líneas identitarias, económicas y políticas que, si bien fueron capaces de transformar la ciudad durante la transición a la democracia, luego han dado pie a importantes problemas internos/externos y han generado problemas de exclusión. Vemos una sociedad cada vez más dividida en Barcelona, ​​devastada por divisiones profundas y crecientes, donde la falta de confianza ha impedido la construcción de puentes entre los distintos grupos, provocando una trayectoria económica general mucho peor que la prevista hace décadas. Madrid, ha logrado construir una sociedad más flexible, lo que ha facilitado la creación de una ciudad más abierta, interconectada, internacional y económicamente dinámica. Cataluña ha acabado tan fragmentada que se está paralizando todo y se están provocando conflictos, cuando lo necesario sería tender puentes y “coser” una sociedad que está desgarrada. La capacidad para generar consenso y prestar atención a la dimensión institucional es, por tanto, muy importante desde una perspectiva económica”.

Las elecciones en nuestra América Latina están exponiendo la fragmentación de sociedades cansadas de promesas incumplidas, falta de credibilidad para esperar cambios, y voto por oposición. Una política económica requiere tiempo para generar credibilidad de inversión y creación de empleo; una distribución de oportunidades equilibrada para que llegue el crecimiento a todos. Sin resultados concretos, se cae en las propuestas de quienes prometen reparto ya, con su efecto inmediato en los auténticos generadores de recursos, empelo y aporte tributario. El triunfo de Boric en Chile expone que los comunistas ganaron la batalla cultural tras la caída del muro de Berlín. Aprovecharon las desilusiones de reformas que pudieron imponerse sin corporativismos, pero que no incorporan a los analfabetos tecnológicos y a los que no tienen hábitos de actualización formativa. Pese a los holocaustos socio-económicos de las planificaciones de izquierda, fracasadas por no aceptar cómo funciona el sistema capitalista, fundaron el Foro de San Pablo, hoy Grupo de Puebla, y empezaron a construir un relato con estrategia gramsciana. Tomaron la educación, los medios, y cooptaron personalidades tibias o corruptas. La discusión política en todo el mundo tiene formato de izquierda. Insisten mintiendo crecimiento económico igualitario, rechazando la generación de lucro y de inversión. Boric ofreció mejores salarios por decreto, apretando a las empresas para que bajen sus ganancias. Estado de Bienestar, pensiones públicas estatizadas, salud, educación universal de calidad, derechos sociales, políticas de género y respeto por casi todos los derechos humanos. El efecto directo: la Bolsa de Santiago se desplomó y el peso chileno se deprecia. Se cayó la confianza en quienes invierten, generan empleo y lo pagará quien vive de un salario en pesos. Cuando no alcancen los recursos para asistirlos, endeudamiento. Lo peor está por venir, cambiar una economía abierta, en crecimiento, y con empleo de calidad, por una utopía probadamente fracasada, es un retroceso a la creación de recursos, que pesará más sobre la creación de empleo público. Otra traición a la confianza, a la cohesión y a la cooperación constructiva entre los que trabajaron creando empresas privadas de excelente nivel. Boric, como Chávez inicia el proceso suave a la debacle. Financiará sus regalos con una reforma fiscal que va a recaudar un 5% adicional del PBI. Un mensaje claro a la confianza. Fue apoyado por Mujica y obviamente del FA: “Boric tiene el coraje de tener utopía…” Si algún votante le pregunta a quienes frenarán actividades productivas, ¿por qué dejarán de invertir, si el gobierno de izquierda apenas tocará el 5% por imposición política?

La respuesta es obvia: ES LA CONFIANZA, estúpido.

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