Durante dos columnas vimos la estrategia de Qatar y su habilidad para colocar algunos de sus huevos en varias canastas, al parecer heredo de los gatos esa habilidad de siempre caer de pie.
La gran polémica en torno a este mundial estuvo entre los grupos LGBT y el país, la ley islámica prohíbe las relaciones homosexuales sin embargo Qatar apuesta por empresas que apuestan a campañas contra la discriminación.
A su vez la ley islámica tiene fama de limitar mucho a las mujeres, pero en Qatar la mujer tiene derecho al voto, a las extranjeras se les permite conducir autos y no las obliga a usar el velo.
Es más, tiene una versión de cada iglesia del catolicismo.
¿Incoherente? Definitivamente no, todo esto es parte de su éxito. Qatar no solo diversifica las inversiones, sino que también lo hace con sus espejos ante el mundo.
¿Recuerdan que en la primera columna mencioné a Osama Bin Laden? Justamente cuando se dieron los atentados del 11-S saltó a la fama una cadena de noticias, Al Jazeera. Está cadena de noticias es la CNN de oriente y la pieza principal del aparato propagandístico catarí. Al igual que al antagonista de la película de 007, El mañana nunca muere, la posesión de la cadena de noticias le permite controlar el flujo de información de todo lo que pasa en la región y la forma en la que vemos desde occidente a esa zona del mundo.
Con todo lo que vimos a lo largo de estas columnas nos damos cuenta de que el mundial de fútbol es solo una pieza más del puzzle propagandístico. Poco importa que la copa FIFA quedé o no en el país, ya sabemos que eso no va a suceder. La batalla más importante es la publicitaria y esa ya la tiene ganada Qatar.
La copa del mundo se juega en el territorio más caliente posible, no solo en lo climático, y deja expuesto el complejo sistema de alianzas detrás de la organización de la misma.
Los mayores secretos del mundo se ocultan a plena luz del día o encima de las calientes arenas del desierto.