TRAVESTISMO POLÍTICO

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Luego de haber leído una columna del Dr. Pedro Bordaberry en El País, “El peligro de los Zeligs”, y ver ciertas actitudes de nuestros políticos enseguida me viene a la memoria dicho escrito. Al principio de su columna Bordaberry nos pone en ambiente diciendo que Zelig se trata de una comedia filmada por Woody Allen como si fuera un documental en blanco y negro. Trata de la vida de un personaje ficticio que se llama Leonard Zelig. Ocurre entre 1920 y 1930.
Zelig tiene una extraña condición. Es como un camaleón que se adapta a las personas que lo rodean para ser querido por ellas. Ese deseo de generar empatía y agradar, que todos tenemos, es llevado por Allen al extremo de situaciones semi hilarantes.
 Cuando está en Chicago con gánsteres se viste y habla como ellos. Reunido en Boston con Republicanos comparte sus ideas. Al rato conversa con Demócratas y dice lo contrario.
 Una psicóloga, protagonizada por Mia Farrow, se interesa en el caso y constata que el deseo de agradar de Zelig es tan fuerte que hasta le produce cambios físicos. Así cuando se junta con judíos ortodoxos, le crece la barba como estos. Si se reúne con afroamericanos se le oscurece el color de la piel o si está con personas con exceso de peso, engorda. Hasta aquí la puesta en escena de Don Pedro en su columna.

Existe un personaje de nuestra política muy afecto a las apariciones en cámaras de TV y declaraciones a los medios, sus comienzos parecen haber sido en sus épocas de estudiante, en las postrimerías del proceso cívico militar en el año 1984, formando parte de una lista en las elecciones de la Asociación de Estudiantes de Medicina (AEM) junto a integrantes de la Juventud Comunista, le recuerdan haciendo un encendido discurso llamando a votar por sus entonces correligionarios.

Pasado el tiempo, en 1995 es electo diputado por el Partido Nacional, su veleidosa empatía lo lleva a acompañar al Dr. Larrañaga en Alianza Nacional en 2004 hasta que en 2014 se transforma en un convencido Herrerista apoyando la candidatura de Luis Lacalle Pou siendo electo senador en las elecciones de aquel año. Su actuación en la Comisión de Defensa de la Cámara de Senadores llevó a muchos militares a considerarlo como un lógico receptor de sus votos para las elecciones del 2019 sino fuera por la aparición de Cabildo Abierto.

Una vez asumido el gobierno en 2020 es designado Ministro de Defensa Nacional, y muy acorde al gatopardismo que pacta Lacalle Pou con el Frente Amplio, se dedica a dividir al personal en actividad de los retirados; sus posturas con los injustamente detenidos por hechos del pasado se parecen más a las de sus antiguos compañeros de ruta en sus épocas de estudiante, que a las mantenidas por su partido y él mismo, durante el tratamiento de la inconstitucional ley 18831 del año 2011 defendiendo la soberanía de la Nación a través del voto popular expresadas en los plebiscitos de 1989 y 2009; niega que existan prisioneros políticos a pesar de argumentos incontrastables en ese sentido; esgrime una tímida defensa ante la detención del Sgto. Leonardo Vidal, preso porque en 1972, en democracia, siendo soldado, cumplió la orden de tirar sobre un sedicioso que huía, fue juzgado en su momento y absuelto, medio siglo después fue juzgado por segunda vez.

En su momento declara: “qué puede razonar un soldado si sabe que cumpliendo una orden que le da el Estado, que le dan sus jerarquías, el día de mañana termina siendo juzgado y preso”, Vidal muere de cáncer el 3 de diciembre de 2021, cáncer que ya tenía al ser detenido el 24 de agosto de 2021. Luego de su muerte su caso cayó en el olvido del jerarca.

Casos como el de Vidal llevaron a Cabildo Abierto a proponer otorgar prisión domiciliaria a los detenidos mayores de 65 años (30% de los detenidos han muerto en prisión), sin embargo, el ministro hace público su desacuerdo por entender que “divide a los uruguayos”, es de recordarle que esa división fue dos veces dirimida en los plebiscitos de 1989 y 2009 a favor de la caducidad, o acaso olvida cuando durante el tratamiento de la ley interpretativa de la caducidad, que dijo: (…) “no se puede interpretar que solo se sabe lo que quiso la minoría(43%) pero no se sabe lo que quiso la mayoría(57%)”  (…) (sic).

Quedan dos años de gobierno y de seguir en este derrotero de continua transformación puede terminar como el desgraciado Leonard Zelig que de tanto buscar empatía terminó agradando a los nazis y trabajando con ellos en los años previos a la Segunda Guerra.

Dejo librado a la imaginación como puede terminar este moderno Zelig, más aún con elecciones a la vuelta de la esquina.

“El hombre es un fin en sí mismo, no un medio para usos de otros individuos”, Immanuel Kant.

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