El mes del Ramadán se cumple el noveno mes del año lunar musulmán. El ayuno exigido durante ese mes es el cuarto de los cinco “Pilares del islam” y se debe cumplir no solo en la vida personal del creyente sino en la vida pública de las sociedades del “Mundo Arabo-islámico”. Es una obligación muy difícil de cumplir y la fisonomía de un país musulmán cambia durante esos días de esfuerzos.
El mes de ayuno comienza con una declaración oficial de las autoridades. Cada año el mes del Ramadán cambia en torno al mes lunar. Su duración es de veintinueve a treinta días, a partir de la luna creciente hasta la próxima luna creciente. Este año comenzó el 23 de marzo y se extenderá hasta el 21 de abril.
El Ramadán es una conmemoración de la primera revelación hecha a Mahoma durante la “Noche del Destino”, muy celebrada entre los musulmanes.
El ayuno se cumple desde el amanecer hasta el ocaso, hasta que
“no se distinga una hebra de hilo blanca de una hebra de hilo negra”, según la tradición. Los musulmanes se abstienen de consumir alimentos y bebidas, incluso agua. La primera comida debe hacerse antes del amanecer. Es denominada “suhur”. El festín nocturno es el “iftar”. No pueden fumar ni tampoco mantener relaciones sexuales. Deben dedicarse al “salat” (oración), recitación del Corán y realizar acciones benéficas, buscando “fortalecer la pureza y conciencia hacia Dios”.
Están eximidos de hacerlo las personas adultas con enfermedades crónicas, personas que estén viajando, embarazadas, mujeres en periodo de lactancia o durante la menstruación.
Las recompensas espirituales por los ayunos se multiplican durante el Ramadán. En Idioma Árabe, la palabra “ramadán” proviene de la raíz “ramada”, que significa “quemar” y “ardiente”.
El mes se denomina Ramadán porque durante el mismo “los pecados son perdonados como si estuvieran quemados”.