La aseveración del título parece absurda e incoherente, considerando la voluntad de aprender de algún alumno, pupilo o interlocutor y/o una parte numerosa del pueblo en las naciones que adolecen de conocimientos de muchos tópicos productivos y con ellos de política.
No obstante, el caos sartreano que sufren -actualmente- países como Nicaragua y Venezuela tenía su marco de desarrollo en Cuba y la URSS por más de 40 años. Sin embargo, por culpa de la desinformación y el victimismo creado por la propaganda comunista que inventó toda clase de ejemplo caótico para culpar a los autores de la poca capacidad de sufragar sus necesidades primarias de una parte importante de la población en condición de marginalidad y establecer que los principales culpables eran los gobiernos democráticos de turno durante la época previa a sus despotismos, en comunión de la parte acomodada -ricos, oligarcas según ellos- y de la «clase media» -entiéndase productiva-, su libertad fue anulada. Por ende, esa oportunidad de evitar el deterioro social y económico que sufren estos pueblos quedó amputada. Lo antes explicado es el teatro que han desarrollado los comunistas para ganar una imagen mesiánica y lograr lo que habían ansiado toda la vida, los gobiernos de sus países. Por este mecanismo patético los pueblos de Nicaragua y Venezuela han caído en la misma miseria de Cuba. Por motivo de la desinformación, el pueblo, la masa popular, la clase media y los ricos; en conjunto (el soberano), no ha conocido la verdadera causa de su caos. En consecuencia, no han podido superarlo, por no haber hecho caso alguno, ni considerar esos macabros ejemplos.
Ahora el pueblo de Colombia y, desde hace un rato largo el de Bolivia y Argentina están en el camino de los miserables, casos que todavía tienen chance -muy perentorio- de evitar con reacciones eficaces y efectivas que neutralicen el proceso de asentamiento del comunismo.
¿Qué tipo de reacción? Rechazar y combatir mociones de reformas constitucionales bizarras y complacientes con esos gobiernos potencialmente tiranos, evitando reelecciones y convocando referendos para sacar esa tribu de traidores, hipócritas, demagogos en los gobiernos de esos países, ¡la condición y la oportunidad no pueden
esperar!
Discursos como los de AMLO en México y de G. Petro en Colombia, que invitan o exhortan al pueblo a ser pobre por conveniencia con argumentos absurdos y fútiles son la muestra patética del discurso sofista y tiene su patrón en función de crearle al pueblo una sumisión incondicional con carácter del síndrome de Estocolmo. Ejemplos como los anteriores los protagonizaron Hugo Chávez y sus acólitos políticos Héctor Rodríguez y Tareck Zaidan El Aissami Maddah, quienes decían que no sacarían a la gente de la pobreza porque luego eran oposición (…) mientras más pobres más aman a Chávez, respectivamente. O más crudo y cruel todavía, de boca de una “viceministra” de gas, Yasmin Ramírez, que debería ser de leña y carbón vegetal, ante las acciones del grupo de Lima en contra de la tiranía chavista, en una conversación telefónica “filtrada” con uno de sus camaradas ayudantes afirmó lo siguiente:
“estamos contra las Políticas intervencionistas del Grupo de Lima y si para eso la gente tiene que cocinar en leña, pues que se vayan acostumbrando. ¿Cómo hacían las abuelas antes, camarada? ¿Cómo hacen en el campo en muchos otros países? (…) Tenemos una orden presidencial: la prioridad es darle el gas que sea necesario a Trinidad y Tobago y a Cuba. Esos acuerdos no se van a irrespetar, camarada, por unas protestas pendejas”.
O sea, la intención total es la miseria para su propio pueblo y comodidad para otros.
Con este patrón propagandístico retrogrado, el único sector que queda satanizado y en la mira del tirador -la diana- es la clase media, pues los pobres se multiplican y los ricos siguen siendo ricos por contingencia, aunado al advenimiento de nuevos ricos producto del nepotismo y de exagerada burocracia inoperante y despilfarradora, sin descartar: ¡la inmensa corrupción por tráficos de influencias y la actividad de los testaferros!
Lo triste e irónico cuenta con la negación a aceptar advertencias y consejas por parte de un sector intelectual y otro con liderazgo protagónico acerca de la nefasta situación en que se han visto sumergidos países con gobiernos totalitarios de sesgo globalista
-ahora- comunistas y socialistas con impronta de musa soviética y del idealismo marxista; que defiende un despotismo proletario donde el que menos disfruta de beneficios políticos y sociales o del orden público es la prole.
Es toda una farsa reforzada con la mentira superando a la verdad con una realidad construida que define un supuesto bienestar que promulgan los gobiernos mediante el discurso, alabando su supuesta bondad por un lado y por el otro con el ocultamiento de las actividades de corrupción y ventajismo que realizan los sátrapas que colocan a dedo y no por ninguna clase de mérito en cargos administrativos. Desmanes que nunca llegan a oídos de los déspotas y/o de lo cual se hacen oídos sordos, como lo explica Fischer en su libro la «Revolución es distinta» a sus discípulos de Birmania. Condición esta que favorece en gran medida al tirano de turno que no oye lo que no desea oír y
viceversa. Para muestra un botón, ci
«Sino hubiera llegado la revolución, hoy Venezuela estaría apagada. Yo creo que estaríamos alumbrándonos con faroles, y cocinando con leña y todas esas cosas. Estaríamos como en la prehistoria».
En esta atmosfera tóxica se percibe un desasosiego de lo cual se ignora su verdadera causa, tales medidas perversas son de espíritu goebbeliano donde la orden a los acólitos y cancerberos de gobiernos como aves de mal agüero emiten y distribuyen oratorias, panfletos y comentarios en la ciudad, que actúan o afectan como en “el perfume” que es el título de una película donde un asesino en serie fabrica un perfume que hipnotiza y produce un sopor mágico, en la cual Grenouille -el asesino- capturado y antes de ser ejecutado aplica una gota del perfume sobre un pañuelo que arroja a la multitud por lo que todos enmudecen y caen en un letargo que les motiva a una orgía. Al día siguiente, el pueblo despierta y tras ver que atentaron contra su propia moral, deciden olvidar lo sucedido y culpar a otro de los crímenes. Grenouille se marcha del pueblo ileso y con suficiente perfume como para dominar el mundo. Así procede el sistema de propaganda goebbeliano, enajenando la mente del pueblo que ignora de civismo y política, cito.
“Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa para convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental para realizar. La capacidad receptiva de las más es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.”
En este sentido, Friedrich Nietzsche ante la incapacidad del individuo común de evitar caer dominado por la capacidad enajenante del discurso de los últimos hombres dice en el prólogo de “Así hablaba Zaratustra”.
“¿Acaso hay que destrozarles los oídos para que aprendan a oír con los ojos?”
De esta forma enajenada actúan quienes fueron llamados ante sus secretarios por Stalin, estúpidos. A quienes maltratados por sus opresores corren a sus pies por migajas de comida. Es el caso de quienes son cómplices del gobierno asesino de Nicolas Maduro en Venezuela que tratan a la vecindad como miserables controlando su voluntad de voto y de pensamiento con la miseria de una caja -CLAP- de comida insuficiente y de mala calidad que no logra cubrir la necesidad elemental de alimentación para una semana, menos de un mes. Que, para colmo de males, no cumplen con su distribución -que no es gratuita- periódicamente.
Parece ser que los ejemplos que han tenido estos pueblos de la miseria de otros países no han dado el resultado que debía dar en función de escoger sus gobernantes, por tanto, apropiados, para lograr un gobierno decente y en función del beneficio del pueblo.
Aunado a esto, la libertad del ciudadano, la paz espiritual y material quedan anuladas, la libertad de movimiento y de lograr mantener salud, quedan limitados a la esperanza de empatizar con los lideres de las comunidades, los cuales, como cancerberos fanáticos cuidan de la imagen de su déspota -culto a la personalidad- derivado de que afirman que este ha desarrollado un camino seguro para el bienestar de la comunidad bajo sus -macabras- ordenes. Con ello, dizque proveen todos los recursos que la comunidad necesitan para vivir felizmente.
Para ellos, la propaganda ha convertido a un tirano platónica en el último hombre y han despreciado a algún “superhombre” que pudo haber sido elegido. Como la masa arrastrada por una rebelión errada que critica Ortega y Gasset, no han aprendido nada de los fracasos de otros pueblos. Mexico y Colombia van por el mismo camino.
Joise Morillo
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Venezuela-USA
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