«Es el pueblo el que se subyuga, el que se degüella, el que pudiendo elegir entre ser siervo o ser libre, abandona su independencia y se unce al yugo; el que consiente su mal o, más bien, lo busca con denuedo. Si le costase algo recobrar su libertad, yo no le apremiaría a ello. ¿Qué debe estimar el hombre más que recuperar su derecho natural y, por así decir, de bestia volver a ser hombre? […] ¿Qué desgracia ha sido esta que ha podido desnaturalizar tanto al hombre, el único verdaderamente nacido para vivir libremente, y hacerle perder el recuerdo de su primer ser y el deseo de recuperarlo?».
En 1530, Étienne de La Boétie en su “Discurso de la servidumbre voluntaria”, ofrece una reflexión esencial sobre los resortes que hacen posible la dominación política. El descubrimiento de esa inmensa paradoja en que consiste el concepto inconcebible para la razón de «servidumbre voluntaria»: la irresoluble tensión entre la natural libertad del hombre y su inquebrantable voluntad de someterse a un amo. La elucidación de de La Boétie arroja una luz nueva sobre la naturaleza de la tiranía como sistema autodestructivo; y aunque el pueblo no ha elegido conscientemente estar bajo el yugo del tirano, tiene la responsabilidad moral de romper el vínculo de sumisión establecido con el déspota. Su Discurso sostiene, que los individuos a menudo se asocian y permanecen bajo el yugo del tirano por la supuesta seguridad que se les brinda, pero que realmente se traduce en explotación. Aunque su libertad está restringida, el sujeto naturalmente tiene el deseo de libertad, aunque no lo sepa empíricamente.
La Boétie explica que la tiranía se beneficia de la «ardiente ambición» y de la «avaricia notable» de aquellos que, repartidos por toda la sociedad, la imitan; la explotación se mantiene porque una legión de individuos de la procedencia social más diversa ha interiorizado el esquema de la dominación y se ven a sí mismos como portadores del nombre de Uno, como amos, como señores de otros.
HOY, este texto de 500 años atrás, es expuesto a los argentinos por el actor Pablo Alarcón los domingos de tarde en “Plaza Francia”, en un teatro a la gorra. Alarcón, de 76 años, tiene que sobrevivir así al desquiciado gobierno porteño, cuyo ministro de economía cosechó 37% de los votos a presidente. De los ocho millones de votos, 7 millones son “planeros”, servidumbre voluntaria del abusador del poder.
Una sociedad libre sería aquella en la que los hombres, no cediendo al deseo de servir-dominar, pudieran verse como semejantes, y no como cómplices, usurpadores o traidores. Sería aquella en la que los hombres, no cediendo ni a la ambición ni a la envidia, pudieran interiorizar el pensamiento de que no hay condición más miserable que vivir «sin tener nada que sea propio, debiendo a otro el gusto, la libertad, el cuerpo y la vida.
NUESTRA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA
El Frente Amplio llegó al Poder para construir un Estado de servidumbre dominando los recursos individuales, para abusar de sus siervos. Mujica lo llamó “ordeñar” al capitalismo.
Pretendían borrar las restricciones económicas de un Uruguay estancado en su crecimiento. Pretendieron, y pretenden, avasallar aún más a la víctima del botín rapiñado con impudicia, para repartirlo de acuerdo a la lealtad ideológica de su inmoralidad y prometerlo mentirosamente a aquella servidumbre voluntaria, que busca desesperadamente resquicios de amnesia para encubrir su vasallaje. Para encubrir la rapiña propia de la casta internacional que fomenta la larga lista de ilusiones atraídas por el verso falaz de sacarles a los ricos para repartir a los pobres. En todos lados, aumentaron la servidumbre igualitaria, y se quedaron ellos y su nepotismo con la riqueza impúdicamente.
Invirtieron la prioridad natural de cualquier economía: NO AGOTAR A QUIENES PRODUCEN LOS RECURSOS, NO MATAR A QUIENES SOSTIENEN EL PRESUPUESTO POLÍTICO, NO FINANCIAR EL GASTO PÚBLICO EXTRAYENDO RECURSOS INDISPENSABLES PARA SUSTENTARLO. EMPRENDIERON UTÓPICAS ACCIONES CON DINERO AJENO, TODOS A PÉRDIDA O FRUSTRADOS. DIERON OBSCENAS REGALÍAS Y PRIVILEGIOS MULTPLICANDO CARGOS POLÍTICOS INNECESARIOS E INÚTILES. En la corporación de comunistas y anarquistas TODO VALE POR ALCANZAR UN CARGO, UN SUELDO SIN ESFUERZO, O TENER UN CACHITO DE PODER.
Astori sabía que los recursos presupuestales no daban para todas las locas “aventuras” que sus secuaces habían prometido. La única solución era poner más impuestos para bancar despilfarros, dilapidar plata ajena. Aumentar la carga tributaria para satisfacer los gastos del poder, destruyendo al productor, liquidando capacidad adquisitiva, garantizando descenso económico y social. Pobreza impune para su corte política. Un público esclavo de la dádiva, manso y servil al poder; fácil de engañar con un chivo expiatorio a quien endilgar la culpa propia del desastre económico. Servidumbre que unificó a los que trabajan en oposición a los que únicamente exigen derechos.
EL PÚBLICO OBJETIVO
Sostuvo el contador Damiani: “en Uruguay NO HAY RICOS, hay riquitos”. Gente de trabajo que emprende que han ganado su dinero con esfuerzo y legitimidad, a los que no les gusta que los políticos les roben con el poder de imperio. Saben el sacrificio que cuesta juntar el dinero por mérito, capacidad, inversión de riesgo, y trabajo. No lo regalan, pero igual fueron abusados “legalmente” con más impuestos. Le cargaron “la romana” a la “clase media”, rehén de un emprendimiento anclado en el país, un salario dependiente, o una pasividad. Astori inventó la reforma tributaria para la redistribución de la riqueza de los emprendedores, trabajadores, al gobierno.
El IRPF es claramente un impuesto al salario. NO ES RENTA. Es lo que el trabajador gana para subsistir, para atender el pago de bienes o servicios esenciales, para poder pensar en un mínimo ahorro para su futuro y el de su familia. NO ES RENTA tener varios trabajos, hacer más esfuerzo para tener una vida algo mejor. NO ES RENTA asistir a su Familia en salud o en estudio. NO ES RENTA tener la esperanza meritocrática de mejorar, o al menos, no perder la posición social que se consiguió trabajando más.
Como no alcanzó para financiar el despilfarro de una seguridad social ampliada, inventó el IASS. Un impuesto a la pasividad que le quita parte del ajuste que la inflación va comiendo de sus haberes. Aquellos que el jubilado creyó que estaba a salvo cuando incluyó en la Constitución el sistema de ajuste con el aumento de salarios.
LA CONSTRUCCION DE SERVIDUMBRE
Así redujo directamente el poder adquisitivo de los trabajadores y pasivos, que además de todos los impuestos NACIONALES Y DEPARTAMENTALES, cargan con el deterioro del impuesto inflacionario al poder adquisitivo de sus ingresos. El costo de un gasto público extravagante al que no alcanzaban TODOS ESOS IMPUESTOS. Por lo que además, NOS ENDEUDARON. Más peso sobre el laburante y el jubilado, tomando deuda que fueron carcomiendo con el FONDES, la Regasificadora, ALUR, el tren de los pueblos libres (paradójicamente), el puerto atlántico, la minera a cielo abierto, los despilfarros de ANCAP, y el Cosse-Arena. Gasto público en corrupción e ineficacia que le agregaba a la servidumbre un 8% de impuesto inflacionario y una deuda creciente.
Invocaron con sevicia que la servidumbre tiene que pagar más recargando al que tiene más porque trabaja más, o trabajó más. Abusaron del derecho a que se respete el resultado de su esfuerzo. Los empobrecieron para acomodo colectivo, o para tirar la plata a fondo perdido.
Esconden la realidad a ESTOS SIERVOS. Pagamos CARISIMOS impuestos nacionales y departamentales aumentados por gobiernos frentistas, y RECIBIMOS SERVICIOS PÚBLICOS DEFICIENTES Y CAROS PRECIOS POR PRODUCTOS MONOPÓLICOS.
El IRPF fue un impuesto creado para que el sector económico medio siguiera bancando el desenfrenado gasto público anterior, al que le agregaron más plata tirada en un sistema educativo inservible, acorde al mandato del sindicato como lo señaló el propio Mujica, 6% del PBI que produce la servidumbre.
Nada redujo la pobreza o mejoró la formación o la calidad de vida de los postergados. Tiraron plata en acuerdos sobrefacturados con Chávez, aceptaron recomendaciones de Lula para empresas prebendarías para beneficiar el cohecho de sus políticos.
Aumentaron el desempleo, la informalidad, el cierre de pequeñas empresas que expone dramáticamente cientos de locales céntricos vacíos. Dejaron el tendal de ex trabajadores, prolongando seguros por desempleo que aumentó el desfinanciamiento del BPS, costo agregado a los pasivos a los que castigaron con el IASS. Un impuesto inconstitucional, espurio, sustituyendo un miembro de la Suprema Corte y la denominación para ocultar la inconstitucionalidad. Un castigo doblemente injusto a los trabajadores, que además del aporte personal para su jubilación cargan con el IRPF, y le superponen el IASS. Castigan al trabajo y el multiempleo para sobrellevar el gasto público. Impuestos que no gravan a los más ricos, sino a los que más trabajan, y más aportaron. LIQUIDARON a la “clase media”, y lo que es peor, liquidaron las ganas de trabajar más. Más trabajo significa pagar más impuesto al salario y tener menos ingreso por el IRPF. Liquidaron la esperanza de ascender socialmente. Liquidaron el modesto ahorro nacional, liquidaron el consumo (que nunca ha sido consumismo). Liquidaron al pequeño comerciante, al pequeño emprendedor familiar. Promovieron la informalidad, el desempleo, la pobreza, la indigencia, el vaciamiento del sector rural.
Todo a costa de la servidumbre de los nabos de siempre, sus esclavos.
El FA, al que tanto dice le repugna, le hizo el caldo gordo a la “Patria financiera”. Produjo el mayor endeudamiento de la historia. Sumerieron a las nonatas generaciones en más de 4 puntos del PBI, de lo que pagó únicamente intereses a las grandes ligas de especuladores y prestamistas. Entre la carga tributaria adicional IRPF – IASS, la inflación de precios y el déficit presupuestal financiado a fuerza de préstamos, sectores medios sumergidos se hicieron adictos al préstamo al consumo. Convierte a PYMES nacionales en mendicantes de préstamos para sostener empleos, para sobrevivir con recursos menguados por la brutal carga tributaria, miles de regulaciones, costos públicos insoportables, y la pérdida de poder adquisitivo.
La otra pata frentista-sindical agregó el costo de sus servicios extorsivos para que los salarios y las jubilaciones persigan el alza inflacionaria que produjo su gobierno, retroalimentando a la inflación en espiral depresiva de salarios y jubilaciones. Inútiles giras presidenciales únicamente recogieron respuesta concediendo exoneraciones tributarias, y juramento de paz sindical; beneficios que les negaron a las empresas nacionales.
El gasto público que dilapidó el FA no fue puesto al servicio de la gente de menores recursos, desempleados, subempleados, o informales. Para la izquierda “redistribuir” es crear las condiciones para un agravamiento de la crisis, que endilgarán, otra vez, al “egoísmo capitalista” de los ricos. Falacia para profundizar el saqueo, hasta liquidar la economía, condición para acumular poder para su anhelada “revolución”.
Este sistema del gasto público sobre una economía asfixiada se agota. Agota a todos los que trabajan, agota a los que invierten para que haya trabajo, quita oportunidades de trabajar, comprar, consumir y subsistir dignamente. Es una fábrica de esclavos votantes amedrentados con perder la limosna del amo. Concentran el capital en los en el gobierno como hicieron experimentos socialistas fracasados. Expulsan al capital que invierte, da trabajo, y al capital humano inteligente.
Este dislate de poder abusivo defendió sus “conquistas” y persiste en conseguir votos. CONSTRUYE, como dijo de La Boétie SERVIDUMBRE VOLUNTARIA.