Hace ya un tiempo tuve en este semanario algunas palabras en torno al allanamiento nocturno (Allanamientos nocturnos y la vuelta de un debate), viendo que el tema vuelve a estar en la agenda política del momento creo que es necesario volver a hablar de los mismos, como ya lo hicieron otros colegas de este espacio.
La temática en torno a los allanamientos nocturnos ha sido objeto de un acalorado debate en cuanto a su eficacia para combatir el microtráfico desde hace largo tiempo, lamentablemente este debate se da en un tono político partidario y no como una visión de una herramienta en la búsqueda de resolver un problema social. Mientras algunos argumentan que esta medida podría ser una herramienta efectiva en la lucha contra el narcotráfico, otros sostienen que los riesgos superan ampliamente a las ventajas.
Para dar mi punto de vista voy a comenzar por el artículo 11 de la Constitución de la República, el mismo establece que el hogar es inviolable, y que nadie puede ingresar a él durante la noche sin consentimiento del titular. Esta disposición constitucional justamente es el centro del debate en torno a los mencionados allanamientos, pero a pesar de las posiciones en torno al mismo todos coinciden que su redacción resulta desactualizada en este siglo.
En las últimas semanas el Instituto de Derecho Constitucional de la Universidad de la República ha emitido un informe en el cual se opina en mayoría que es constitucional la propuesta de habilitar los allanamientos nocturnos mediante una ley interpretativa del artículo 11 de la Constitución. Esta interpretación busca adaptar la normativa a los desafíos actuales en la lucha contra el delito, especialmente en el contexto del microtráfico de drogas.
Uno de los principales argumentos a favor de los allanamientos nocturnos es su potencial efectividad en la lucha contra el microtráfico. Según los defensores de esta medida, las bocas de droga y otros delitos funcionan con mayor actividad durante la noche, aprovechando la oscuridad para llevar a cabo sus actividades. Por lo tanto, permitir los allanamientos nocturnos facilitaría la interrupción de estas operaciones delictivas y contribuiría a desarticular las redes de microtráfico.
Además, se argumenta que la tecnología actual permite llevar a cabo allanamientos nocturnos de manera segura y eficiente. Las cámaras de seguridad y otros dispositivos de vigilancia facilitan la identificación de las personas involucradas en el delito, y la grabación de las acciones realizadas durante el allanamiento puede servir como evidencia en caso de juicio. De esta manera, se podría garantizar el respeto de los derechos ciudadanos y minimizar los riesgos asociados a este tipo de operativos.
Sin embargo, los allanamientos nocturnos también han sido objeto de críticas y preocupaciones por parte de diversos actores. Entre los principales argumentos en contra de esta medida se encuentra el riesgo de violencia y daños colaterales. Los delincuentes, al ser sorprendidos durante la noche, pueden reaccionar de forma violenta y poner en peligro tanto a terceros como a los propios agentes de seguridad. Además, existe el riesgo de que se produzcan errores de identificación o abuso de poder durante los allanamientos nocturnos, lo que podría afectar los derechos de las personas inocentes.
Otra crítica importante es que los allanamientos, independientemente del momento en que se realicen, pueden tener un impacto limitado en la erradicación del microtráfico. Experiencias internacionales demuestran que, en muchos casos, las bocas de droga vuelven a operar poco tiempo después de un allanamiento, especialmente en aquellos barrios con altos niveles de criminalidad y marginalidad. Esto evidencia la necesidad de abordar el problema desde una perspectiva más integral, poniendo énfasis en medidas de corte social y en la educación de los jóvenes.
Quiero dejar en claro, como lo hice hace tiempo, que estoy a favor de los allanamientos nocturnos. A la luz de los argumentos expuestos, parece claro que los allanamientos nocturnos no son una solución única y definitiva para combatir el microtráfico. Si bien pueden ser una herramienta útil en determinados casos, es fundamental complementarlos con otras medidas que aborden las causas subyacentes del problema. Es necesario invertir en educación pública, especialmente en los sectores más vulnerables, para prevenir la entrada de jóvenes en el mundo de las drogas y ofrecerles oportunidades de desarrollo alternativas. Asimismo, se debe fortalecer la presencia policial en los barrios más afectados por el microtráfico, promoviendo una mayor coordinación entre las fuerzas de seguridad y los actores sociales locales.
Además, los allanamientos nocturnos, si se implementan, deben ser llevados a cabo por personal capacitado y respetando estrictamente los procedimientos legales establecidos. Asimismo, se debe promover la transparencia y rendición de cuentas en el proceso de ejecución de los allanamientos, con el objetivo de evitar abusos y minimizar los riesgos asociados.
Podemos ver claramente que el debate en torno a los allanamientos nocturnos como herramienta para combatir el microtráfico es complejo y requiere un enfoque integral. Si bien esta medida puede ser efectiva en ciertos casos, no garantiza la erradicación total del problema. Es necesario abordar las causas subyacentes del microtráfico, fortaleciendo las políticas de prevención, la educación y la presencia policial en los barrios más afectados. Asimismo, se debe garantizar el respeto de los derechos ciudadanos y la transparencia en el proceso de ejecución de los allanamientos. Solo a través de un enfoque integral y balanceado se podrá avanzar en la lucha contra el microtráfico y construir una sociedad más segura.
Estoy de acuerdo con los allanamientos noct. Que sea un agravante que hallan menores en el lugar. Posterior apollo sicológico a esos menores testigos del allanamiento………
No parece ser una herramienta muy eficaz y son más los potenciales inconvenientes que los supuestos beneficios.
Dejen la Constitución tranquila.