En los últimos tiempos, la ciudad de Durazno ha sido testigo de una serie de decisiones controversiales por parte de la administración municipal en relación con la celebración del carnaval, una fiesta que palpita en el corazón de la cultura y tradiciones locales. Estas acciones no solo han generado desconcierto y descontento entre los participantes y aficionados del candombe y otras expresiones carnavaleras, sino que también han encendido una alarma sobre la comprensión y respeto de nuestras raíces culturales por parte de quienes ostentan el poder. Al modificar tan arbitrariamente el calendario carnavalero, la intendencia no solo ha subestimado el valor intrínseco de estas fiestas, sino que también ha ignorado el esfuerzo, pasión y dedicación de aquellos que mantienen vivas estas tradiciones.
La decisión de recortar y alterar el calendario de esta emblemática festividad no solo revela un preocupante desconocimiento de la importancia cultural del candombe y otras expresiones artísticas locales, sino que también refleja una falta de respeto hacia las horas de ensayo y el compromiso de los integrantes de las agrupaciones del carnaval.
Esta falta de consideración hacia lo que el carnaval representa y aporta a nuestra comunidad es un claro indicio de que las prioridades actuales de nuestros líderes municipales parecen estar desalineadas con los valores y tradiciones que hacen de Durazno un lugar único.
Además, estas decisiones han evidenciado una marcada falta de unión entre los directores de las comparsas de candombe.
Durante años, hemos sido testigos de cierto desdén hacia el candombe, y esta actitud debe cambiar. Es imperativo que las medidas a tomar se centren en fortalecer la unidad y el respeto hacia nuestra cultura carnavalera, y que se reconozca el valor de estas expresiones artísticas en la construcción de nuestra identidad colectiva. El carnaval de Durazno, con su rica historia y vibrante presente, merece una gestión que entienda y celebre su importancia, en lugar de utilizarla de acuerdo a intereses y calendarios electorales.
La eliminación de eventos clave en el calendario del carnaval no solo representa un golpe para los artistas y participantes, sino que también afecta profundamente a las familias y espectadores que anualmente se congregan para disfrutar de esta festividad. Esta decisión impacta a todos aquellos que esperan con ansias ver los carros alegóricos, los cabezudos, las murgas, las comparsas y las escolas, y sobre todo, a aquellos que tienen a un familiar, amigo o conocido participando en el desfile.
La decisión de la Intendencia de reducir estos espacios de expresión cultural debe reconsiderarse urgentemente, involucrando a los responsables de las agrupaciones carnavalescss en la toma de decisiones, para preservar y enriquecer esta faceta vital de nuestra identidad duraznense.
Además, es esencial recordar que el candombe y el carnaval en Durazno son mucho más que una simple manifestación artística; son un tejido que une a la comunidad, una expresión de nuestra historia y un reflejo de nuestra diversidad cultural. En el caso del candombe, con sus tambores resonantes y sus coloridas comparsas, no es solo entretenimiento; es un legado cultural, una familia extendida más allá de los colores y estilos de cada grupo. Minimizar la importancia de estas expresiones es ignorar una parte fundamental de lo que somos como duraznenses. Por lo tanto, es crucial que las autoridades municipales reconozcan el valor del carnaval y del candombe no solo como atracciones turísticas o eventos anuales, sino como elementos esenciales de nuestra identidad cultural y social, merecedores de todo el apoyo y la promoción necesarios para su florecimiento y preservación.
Las recientes decisiones de la administración municipal respecto al carnaval de Durazno no solo generan una preocupante desconexión entre los gobernantes y las tradiciones culturales de nuestra ciudad, sino que también, ponen en riesgo una parte integral de nuestra identidad colectiva. El carnaval, con su rica tradición de candombe, murgas y escolas, no es simplemente un evento festivo, sino un pilar de nuestra cultura y un puente que une generaciones.
Es imperativo que la Intendencia reconsidere estas decisiones y trabaje de la mano con los artistas, organizadores y la comunidad para asegurar que el carnaval de Durazno continúe siendo un reflejo de nuestra identidad cultural.
El carnaval es del pueblo y para el pueblo, y como tal, merece ser tratado con el respeto, la dignidad y la importancia que verdaderamente posee.