Algunas razones del crecimiento de las fuerzas de izquierda en Uruguay. Por Pluma Blanca.

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Esteban Valenti, reconocido periodista escindido del frente amplio pero muy funcional a dicha coalición de partidos de izquierda, hace un comentario sobre Gramsci en su columna de Uruguay Press, cuya referencia queda al pie de esta nota[i]. Además de dicho medio periodístico virtual, del cual es director, este periodista también está presente cada semana en la mesa de los jueves de ¨En Perspectiva¨. Valenti comienza el artículo confesando que aún no ha leído el libro de Juan Pedro Arocena, ¨Gramsci, su influencia en el Uruguay¨[ii], libro de reciente edición, premiado por el Instituto Manuel Oribe, que ya está agotado. Esperamos con ansia su segunda edición.

Volviendo al comentario de Valenti, éste recalca el hecho que Antonio Gramsci aparece en opiniones de diversos intelectuales del Partido Nacional, últimamente y agrego yo, no para alabarlo sino para exponer el drama que sus ideas han causado. Valenti recuerda que la revolución cultural de dicho autor es una idea y una herramienta a disposición de todos los operadores políticos y no solamente de los comunistas italianos de la década de 1930. Esta es una idea gramsciana original, subrayamos y fue además uno de los motivos de que Gramsci fue encarcelado por el propio partido socialista, en su época.

Antonio Gramsci[iii] nació en 1891 en Cerdeña, se adhirió en 1913 al Partido Socialista italiano y acogió con entusiasmo la revolución Bolchevique de 1917. Tras colaborar en el movimiento de ocupación de fábricas y en los consejos obreros de Turín, fundó junto con otros el Partido Comunista italiano en 1921 y fue miembro de su comité central. Habiendo estado en la URSS y regresado en 1924, fue encarcelado en 1926 y murió en la cárcel en 1937.  Sus escritos se conocen como ¨cuadernos de la cárcel¨ [iv]. Sí,  Gramsci sostenía que la batalla cultural es una herramienta política abierta a todos. La pregunta válida que parece hacer Valenti es: ¿qué están esperando para usarla en la coalición de gobierno?

Valenti acusa al partido nacional de no poder apartarse del concepto de que el mercado es el motor de la economía y que en esto está atrasado y debe modernizarse. También afirma que los blancos acusan a Gramsci de impulsar lo políticamente correcto, la famosa agenda de derechos de la ONU, agrego de parte mía.  

Sostiene Valenti que no se trata de que el crecimiento de la izquierda sea fruto de la aplicación de las ideas de Gramsci. No es Gramsci la razón del crecimiento exponencial que logró el Frente Amplio en Uruguay a partir de 1990 y que fue lo que puso al frente en las grandes ligas de la política uruguaya. La verdadera causa de ese salto en la preferencia del electorado hay que buscarla, según Valenti, en la coalición de izquierdas y en su proceso de amalgamiento que los llevó a crear cosas como las bases, la mesa política, que hicieron más democrática a fuerzas que definitivamente no lo eran, según sus propias palabras. En definitiva, la tesis de Valenti es que la ventaja política del frente está en su estructura partidaria de coalición, que los mantiene cerca de los problemas de la gente y que no tiene parangón en el Uruguay actual. Hablamos del juego bases, mesa política, ejecutivo, partidos coaligados. Ese juego hace prevalecer al partido comunista que es minoritario en términos de votos. O sea que burla a la democracia.

Sin duda es muy interesante el planteo de Valenti, aunque admite alternativas, a mi criterio. Valenti dice que, frente a ese proceso de amalgamiento, los partidos tradicionales quedaron atrás y cortos, porque no tienen ningún proceso parecido, son básicamente capitalistas y profundamente individualistas.  Para Valentí el frente al volverse democrático se acercó a la gente y encarnó aspectos sociales que estaban allí, sin dueño y otros que fueron traídos del modelo castro cubano, durante el proceso de formación del frente, en los años sesenta del siglo pasado. Se podrían ejemplificar esas novedades estructurales en el comité de base, el presupuesto participativo, las alcaldías, las ollas populares, las mateadas, ciertas efemérides que pasaron a ser simbólicamente importantes para la izquierda, los monumentos y sitios de la memoria, sin pretender ser exhaustivos, como bastiones de la lucha cultural frentista actual por cambiar la narrativa y el entramado social uruguayo.

Por otra parte, el hecho de gobernar Montevideo desde 1990,  le permitió al gobierno departamental incidir en las llamadas, el carnaval, los teatros de barrio, la imposición de un relato de la historia sesgado ideológicamente, que se repite en cuanto encuentro inventan, haciendo su propia versión muy uruguaya de la batalla cultural desde la IMM. Esto ocurre desde 1990 sin que ni colorados ni blancos hayan atinado hasta ahora una forma de neutralizarlos ni de competir por esos espacios cercanos a la gente. Cabildo abierto sí obtuvo su electorado de esos barrios.

También apunta Valenti, como una ventaja en esa lucha, a la autocrítica constante y el cambio permanente que el frente hace en sus figuras, en las estructuras, en los programas, entre otros ejemplos. Al respecto digo que no se ve la autocrítica en realidad y, al contrario, si se ha visto un proceso de radicalización progresivo del frente amplio, que fue, por otra parte, la causa principal de que perdieran el poder en 2019. Perdieron las elecciones porque creyeron que podían seguir colectivizando la ley y las instituciones uruguayas y apuraron el paso más de la cuenta, en su camino colectivista. Confiaron demasiado en los efectos de su labor de penetración cultural.

Un factor que Valenti obvia en su columna,  tal vez por ser demasiado claro, es que el conglomerado de izquierdas unidas en 1990 no contaba con el MPP y los tupamaros en su seno, y era por tanto menos radical y mucho más parecido al modelo socialdemócrata colorado de lo que aparece hoy el frente amplio, dominado por el sindicalismo ultra desde 2005. De hecho, Seregni militaba en dicho partido colorado desde la década del 50, a pesar de ser militar y fue, por ejemplo, muy respetado por su liderazgo durante las inundaciones de 1957.

Asimismo, para un elector de 2005 era creíble que el ¨cambio en serio¨ era volver al Batllismo de principios del siglo XX y de hecho era deseable, al menos desde lo afectivo, para un enorme sector popular de ingresos medios y medio bajos.

Tal vez la diferencia mayor entre las estructuras de la coalición de izquierdas y los partidos tradicionales blanco y colorado durante este período esté en el enfoque de la actividad política que se ve, para la izquierda radical, como un ejercicio de manipulación de masas en lugar de verlo como el libre juego de las voluntades soberanas, visión típicamente liberal, digna de Herrera y Batlle y Ordoñez.

Se trata en el caso de los partidos tradicionales, de una concepción elevada del ser humano típica del período fundacional de los mismos, dominado por el iluminismo y la revolución norteamericana o, por el contrario, en el caso del Frente,  de una visión deprimida y pobre digna de Marx, Lenin, de la revolución Bolchevique y de la revolución castrista de 1959.

La izquierda de Valenti proclama ayudar a las víctimas del sistema capitalista, colectivizándolos para que sean un poco menos pobres y al mismo tiempo un poco menos libres también. Ya no serán nunca más dueños de sus ideas, sino que deberán repetir dogmas de luchas de clase y de abusos de las patronales, so pena de ser desterrados a los Gulag siberianos de Solzhenitsyn[v].  Eso en Uruguay se llama perder un examen universitario y no recibirse jamás, por ejemplo. También se llama aprender a depender y nunca ser dueño de la propia autoestima que llamamos dignidad del hombre libre.

Haciendo un ejercicio de autocrítica, los partidos tradicionales tal vez se alejaron de la gente no partidizada y de las necesidades reales de los vecinos de los barrios carenciados. Seguramente faltó un mayor ejercicio de democracia directa y ante esa carencia, la oferta frentista fue más cercana a sus aspiraciones. El modelo de Federales contra Unitarios o Blancos contra Colorados, permitió que los partidos fueran representantes de elites dirigentes que no se amalgamaron con un pueblo que ya, en 2005,  era más educado e ideologizado y que estaba siendo adoctrinado por los comités y en los sindicatos y las escuelas y liceos , desde 1960 y antes. Aun durante el gobierno militar, el frente amplio generó escuelas de resistencia anti sistémica en los centros estudiantiles, en los sindicatos, como lo hace hasta hoy, en el caso del IAVA, por ejemplo. Hubo ingenuidad en 2005, 2010 y 2015. Solo se comenzó a despertar después de ANCAP y Sendic. Recién allí empezamos a entender, los electores al menos, que estábamos ante un cambio de modelo de país que es a largo plazo y no tiene marcha atrás. La izquierda es hambre y empobrecimiento nacional, eso está claro ahora.

La izquierda carga en su hermosa rosaleda con espinas grandes y pequeñas que duelen bastante, cuando no se ven solo por fotos.  Correspondería analizar las razones del fracaso del Frente Amplio en las elecciones de octubre de 2019. El hecho marca un contraste con la región. Luego de tres gobiernos con mayorías, luego de quince años de votar leyes y reglamentos sin considerar en absoluto la opinión de los partidos minoritarios, el partido gobernante de izquierda pierde la cuarta elección envuelto en una serie de fracasos que implican desde la pérdida de PLUNA y el salvataje in extremis de ANCAP, al relevo del vicepresidente y la condena con prisión del ministro de economía Fernando Lorenzo. Luego del mayor viento de cola de la economía uruguaya, el país cuadruplicó su deuda externa, hizo el mayor ajuste fiscal de la historia en 2015 a 2017 e inviabilizó, de hecho, al pequeño y mediano empresario, bajo el peso del IRPF y el IVA juntos.  Triste caso donde un eximio profesor de economía, encumbrado al papel de ministro de economía y finanzas, don Danilo Astori, grava el gasto y el ahorro a la vez, con tasas superiores al 20 por ciento cada uno y lleva la tasa general al entorno del 50 por ciento, sin contrapartida de servicios públicos de excelencia asegurada, sino muy deficitarios y llenos de amigos en los cargos. Solo la presión fiscal que dejaron los cinco años de la debacle de Mujica podía llevar a Astori y cometer tal atropello teórico a la economía científica universal. Es un caso de abuso de poder que merecerá, seguramente, más análisis de la academia en los años venideros.

Pero a pesar de esta debacle, el Frente Amplio, con ese desempeño vergonzante conserva cerca de la mitad del electorado en la capital y un 40 por ciento en el interior del país. El frente amplio hace el mismo juego de todas las izquierdas latinoamericanas desde Lula a López Obrador,  en el sentido de capitalizar la disconformidad, avivar la llama del odio, del encono, de la indignación social. He allí su verdadera arma letal. En eso no son gramcianos sino leninistas radicales, marxistas ortodoxos, mal que le pese a Valenti.Se trata de una forma de hacer política buscando culpables en lugar de resolviendo problemas con responsabilidad y patriotismo. Hay una parte del electorado que se siente identificada con esta mecánica de sacarse la rabia echándole la culpa al otro. Hace unos días un político argentino se refirió al tema[vi] diciendo, que el candidato que está primero en las encuestas con vistas a las elecciones de fin de año, Javier Milei, no es en realidad un liberal como se autoproclama, sino un populista más.

Es decir, aquel que consigue votos a cambio de favores, de limosnas, de migajas. En el caso de Milei las limosnas que ofrece consisten en canalizar el odio a la clase política, expresarse como antisistema y echar las culpas de todo a los políticos como casta. Tal juego no es más que una forma de lucha de clases, es la tesis versus la antítesis, que producirá la síntesis en la doctrina del marxismo clásico.

Mejor discutamos como solucionar los asuntos complejos a los que nos enfrentamos. Solucionar entre todos y haciéndonos todos responsables de nuestra cuota parte. Seamos gobernantes y ciudadanos responsables, virtuosos y honestos, en lugar de ganadores de elecciones irresponsables, deseosos de conservar sillones y acomodar correligionarios.

En el caso uruguayo esa forma de recaudar votos populistas, que ha hecho crecer al frente, comenzó hacia fines de los ochenta del siglo veinte, cuando el frente amplio ganó la capital y ya no la soltó hasta hoy. Espoleando el odio sumó a Canelones desde hace varios períodos y , teniendo esos dos bastiones de población, que significan el 55 por ciento de la población total a pesar de todo este esfuerzo de penetración cultural, perdió la elección de 2019. ¡Salud a la inteligencia social del pueblo uruguayo!

La ciudadanía dio un ejemplo de civismo y respeto del sistema al rechazar la corrupción creciente y la prédica que culpabiliza de todo al oponente y no reconoce errores propios. De hecho, el frente ha manifestado por boca de sus referentes, la necesidad de hacer una autocrítica, pero en lugar de eso se ha radicalizado y la gente comenzó a rechazar cada vez más esa opción, que resulta profundamente contraria a nuestras esencias pacificadoras.Respecto a las razones para ese crecimiento de la izquierda que fue continuo hasta 2015, podemos concluir que se apeló a la manipulación social mediante la culpabilización del adversario, azuzando el odio. Al parecer no han aprendido mucho de republicanismo , ni de responsabilidad.


[i] https://www.uypress.net/Columnistas/Esteban-Valenti-uc128422

[ii] https://isadoralibros.com.uy/products/gramsci-su-influencia-en-uruguay-juan-pedro-arocena

[iii] https://archivo.juventudes.org/lino-del-fra/antonio-gramsci-los-a%C3%B1os-de-c%C3%A1rcel

[iv] https://www.akal.com/libro/cuadernos-de-la-carcel-i_52466/

[v] https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/soljenitsin.htm

[vi] https://www.youtube.com/shorts/wVvNKJWZKng

7 COMENTARIOS

  1. En verdad toda consideración que omita el peso superlativo de la Generación del 45 y su masiva cooptación de cátedras , academias, medios de prensa etc desde fines de los años cincuenta se está olvidando de su importancia para moldear una opinión pública…

  2. Estimada Mercedes, mucho agradezco su comentario que me ayuda a hacer foco en las verdaderas causas raíces de esta infiltración que nos aflige tanto. Ya me avoco a profundizar en ese tema de la generación del 45.Podría usted ser tan amable de recomendar alguna lectura al respecto?. Gracias por su incansable labor de defensa republicana.
    Pluma Blanca

  3. Tiene razón en parte Valenti,el FA se acercó a la gente con o sin Gramsci y los Partidos Tradicionales se quedaron en sus comodidades idolatrando la macroeconomía y con tibios programas y acciones de gobierno.
    Echarle la culpa o llenar de aptitudes aun para hacer el mal , al contrario ,es agrandarlo y quedar frizado . La Democracia Representativa real ya no existe y todos sus vicios, todos ya los saben y practican. Capaz hay que inventar algo nuevo y distinto . Adaptado a nuestras épocas

  4. Muchas Gracias por sus aportes Gustavo Formento, sin duda alguna la ciudadanía democrática y republicana sabrá buscar caminos para apartarse de las mafias, la burocracia y la corrupción partidista del Frente Amplio.
    Pluma Blanca

  5. Estimada Sra. Aida Mattos Rodríguez, mucho agradezco su comentario. Nuestro afán es difundir ideas desde la mayor objetividad posible, reconociendo nuestra subjetividad inherente, lo que nos fuerza a escribir desde la humildad y aceptar todos los puntos de vista que, desde ya valoramos enormemente.

  6. Estimado Sr. Cavanna muchas gracias por su comentario, siempre es un aliciente contar con la consideración de nuestros lectores. Valenti busca que el partido nacional adopte los métodos de la revolución cultural para que deje de combatirlos y se aparte de la tradición liberal republicana que nos hizo grandes. Por otro lado, sí, necesitamos ser más atentos y menos ingenuos, la batalla cultural no es una mera contienda ni una guerra material, es algo diferente y mucho más peligroso.

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