¡AY «MAMITA», DE QUE NOS SALVAMOS! Por Sebastián Castro

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El 1ero de marzo de 2019 asistimos con estupor al primer gran concierto electoral, por la paz, la tolerancia y el progreso. Me hizo acordar al revolucionario asesinado por sus pares socialistas, Camilo Cienfuegos, -¿cómo vamos Camilo? Le preguntaba Fidel a su “amigo”. -Vamos bien. Respondía Cienfuegos. La frase se hizo famosa después que el dictador caribeño lo asesinara a sangre fría en un evento oscuro nunca aclarado.

Pasaron 60 años, y en otro evento, esta vez mediático-proselitista nos volvieron a repetir el mensaje. Sin hacerlo explícito, pero con la complicidad de un auditorio repleto y para la tribuna. El mensaje fue el mismo. – ¿Cómo vamos Danilo? -Vamos bien.

Fue sin dudas una muy triste puesta en escena, donde todo lo que prometió se cumplió o se cumpliría (porque aún quedaba un año de gobierno). En su discurso, se destinó tiempo para hablar de unas tablets, intentó explicar el aumento de empleados públicos y su mejora salarial en cuanto según sus edulcorados números aumentó significativamente, olvidando que el país no nació hace 15 años y las conquistas sociales no son patrimonio de la izquierda. En todo caso, pueden o no haberse profundizado, pero no lo sabremos nunca. Sería otra discusión inútil llevada al campo de lo contrafáctico. Lugar al que le gustaba llegar al gobierno de Tabaré Vázquez cada vez que intentaba instalar el “cuco” de años pasados, tristes y oscuros. Si de algo podemos estar seguros es en la cantidad de mentiras que escupió su verborragia simplona, que al tono suave y pausado de su voz intentaba enamorar a sus fieles seguidores. Fue sin dudas su obra maestra. Olvidarse de sus primeros dos gobiernos, donde se profundizó la crisis institucional, educativa y económica y centrarse en estos últimos 4 años y en un acto deliberado de arrogancia decirles a sus fieles seguidores que lo malo no sucede en los gobiernos de izquierda. Y si sucede no es tan grave y si es grave algún día lo solucionamos y si no tiene solución seguramente ya nos ha pasado con algún matiz similar en gobiernos de derecha. En fin, “no somos tan malos». Faltó aclarar que la falta de empuje y desarrollo que nos condenó a una recesión sostenida y un índice de desocupación alarmante tuvo su génesis 5 años antes en el desastroso gobierno de Mujica. Tampoco habló de su fallida reforma del Código Penal, y apuntó solamente contra la oposición argumentando que “la habían votado todos los partidos”. Pidió una campaña tranquila y sin agravios y se olvidó de sus expresiones de sarcasmo cuando hablaba de Luis “pompita de jabón” Lacalle. O su ministra Muñoz hablando sobre el líder de “Todos” y diciendo públicamente que “no sabe sacar ni un boleto”.

Sobre los “horrores” de su gestión apenas dijo: “tenemos problemas, pero despacito por las piedras”.

Debieron llamar a Fonsi para que les expliqué cómo se baila este “despacito” que ya tenía 14 años de retrocesos, endeudamiento público, generaciones de estudiantes comprometidos con un futuro incierto y falta de transparencia por donde se mire.

Tampoco explicó porque Carolina Cosse gastó 11 millones de dólares en un satélite que duró menos de un año. Era mejor hablar del Datacenter y la fibra óptica. Aunque olvidó mencionar que UTE tuvo que arrendar parte del data center porque no era rentable.

Tampoco recordó su promesa de bajar un 30% menos las rapiñas.

Menos hablaría aquel día del dinero que el Bandes le debe a Conaprole a punto de quebrar, mientras el régimen bolivariano nos usa para mover dinero a cuentas en Europa, porque sólo le quedaba un país que le permitía tales fraudulentas maniobras, nosotros.

En fin. Supongo que la oposición hoy no recuerda este discurso. Supongo que su memoria selectiva no le permite recordar el circo romano que se montó en el Antel Arena, con entrada reservada para militantes de izquierda, pero transmitido a todo el país.

Un espectáculo que omitió hablar del problema del agua en el mismo escenario que costó una fortuna y fue cuestionado por la misma fuerza política de izquierda como un «costo de oportunidad» equivocado.

Todo esto a menos de un año de las últimas elecciones y con la necesidad proselitista de juntar los votos que se escapaban por todos lados.

Con el diario del lunes la construcción del estadio multipropósito fue como mínimo un gasto prescindible que aún debemos. Dinero que bien pudo haber servido para comenzar al menos las obras de la represa de Casupá.

Quizás estos no serán los mejores 5 años de tu vida… pero la opción que nos quedaba era tener los 5 peores. La frase más recurrente que me viene a la mente es sin dudas está: «Mamita», de que nos salvamos.

2 COMENTARIOS

  1. Excelente artículo Sebastián. La realidad y la verdad jamás serán contaminadas por la mentira siempre y cuando sigamos haciendo uso de nuestra libertad de pensamiento, de nuestra razón e inteligencia y no seamos esclavos de dogmas, fanatismos y fundamentalismos que abundan. El artículo refleja la verdad, sin lugar a dudas.

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