CANDOMBE, LA HERENCIA QUE VINO EN LOS BARCOS. Por Marcelo Martín Olivera

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El candombe es un ritmo nacido en las tierras africanas y fue traído por los esclavos a modo de recuerdo inmaterial de sus años de libertad. Los conquistadores jamás imaginaron que dentro de tanto dolor y tanto sufrimiento los negros traían la fuerza de su pueblo en forma de música.

Nace de la necesidad de comunicarse con los dioses, fue traído como un símbolo de rebeldía y vive hasta el día de hoy como un recuerdo de la sangre africana arrancada de su orígen. Quizás sea esa la explicación por la cual muchas personas lo aman y otras directamente no lo entienden, detrás del ritmo de los tambores se entrelazan las historias de esos negros rebeldes que solo deseaban la libertad, aún lejos de casa. Ese ritmo es el canto rebelde de aquellos traídos cuál mercancía humana, aquellos que fueron desnudados y castigados a latigazos por desobedecer órdenes en una lengua que no entendían.

Los negros escapaban de sus dueños, y en el caso de Brasil, vivían en quilombos dónde eran libres. Hasta el día de hoy esa palabra es usada como símbolo de lo pecaminoso o del escándalo. Pero en realidad ese ruido era la libertad de esos esclavos que dejaban atrás las cadenas de sus dueños.

Con palabras, con costumbres o con ritmos, los negros se metían en la América de aquellos tiempos y en el Montevideo colonial los negros tenían afuera de la Ciudadela su momento para recordar a sus ancestros. Se abrían paso en la cultura al ritmo del chico, el repique y el piano, gritaban sus penas, invocaban la misericordia de sus divinidades y pedían ser tratados como humanos.

Así aparecían las primeras sociedades de negros y lubolos que encuentran raíces en los icónicos barrios Sur y Palermo. Justamente en esos lugares existían conventillos como el Medio mundo que son la cuna de las culturas entrelazadas, en esos lugares donde la pobreza se daba la mano con la esperanza es que los negros encuentran en los inmigrantes europeos un punto de enlace. Eran todos distintos, pero compartían una historia de desarraigo y de pesares.

En el caso de Durazno, mi ciudad, nace el candombe en el barrio Bertonasco, más precisamente en el icónico Conventillo de Bertonasco del cual solo nos queda el recuerdo. Al igual que en Montevideo, ahí se daban la mano los vecinos y el tambor, ahí se compartían panes y dolores por igual. Justamente en uno de los lugares más humildes de la ciudad de Don Fructuoso Rivera, nace la herencia de nuestros negros que vive cada día en nosotros y repica en los tambores.

El candombe es mucho más que lonjas y alegría, es el grito desesperado de los negros esclavos que sigue llegando a nosotros. Pero ahora no gritan libertad, se les apagó la voz pidiendo eso. Ahora gritan agradecidos por no dejarlos en el olvido y mientras haya un tambor sonando, su legado permanecerá intacto.

1 COMENTARIO

  1. Cuánto respeto y sensibilidad en un tema que muchas veces se simplifica en un «me gusta» o «suena todo a lo mismo».
    Muchas gracias por recordar los orígenes con tanta humildad.

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