“Dignidad arriba, regocijo abajo”, frase acuñada por Aparicio Saravia que refleja un sentir nacional sobre lo que la política debería de poner como fin primero, la felicidad del pueblo. Es por eso que cada vez está más vigente que nunca la sentencia del último caudillo, y bien pudo decirla en sus tiempos Batlle y Ordóñez, Wilson o Seregni.
El trabajo realizado por la Junta Departamental de Maldonado, y en particular por la Comisión de Presupuesto, Hacienda y Adjudicaciones, para la aprobación del Fideicomiso Financiero para el Realojamiento de Asentamiento Kennedy, es reflejada no desde el análisis del resultado (31/31), sino que desde el discurso de unión por sobre los cálculos electorales (fideicomisos de Rocha, Canelones y Montevideo, entre otros).
Eso me hizo reflexionar y recordar la “Teoría de Juegos”, donde tenemos dos opciones, “la suma cero” aquella donde hay perdedores y vencedores, y por otro lado, la “suma positiva”, aquella donde todos ganan. De esa teoría, que en verdad no describe una práctica social particular, sino parte de
la conducta humana.
De ese punto de partida, teoriza Robert Wright, quien ha defendido que la evolución de las culturas es una búsqueda continua de soluciones de suma positiva a los inevitables problemas que surgen de la convivencia. El talento político es encontrar soluciones win-win, de suma positiva, en la que todos los participantes logren satisfacer parte de sus aspiraciones legítimas. Buscarlas sistemáticamente sería el núcleo de un programa político creativo.
Lo realizado hace unas semanas en el plenario de la Junta Departamental, fue justamente un programa político creativo, y debemos celebrarlo como tal.
El B° y/o asentamiento Presidente John F. Kennedy tiene 61 años de existencia, desde el año 1961. Pasaron 16 años de gobiernos Colorados, 23 años del Partido Nacional, 10 años del Frente Amplio y 12 años de gobiernos Cívico-Militares.
Pero el 6 de abril de 2022, la ciudadanía de Maldonado y sus legítimos representantes democráticos han dado una respuesta a Kennedy, lejos ya de ese Plan Marshall para América Latina de fondos para infraestructura, pero metafóricamente este expediente es una Alianza para el Progreso.
Alianza, entre el Gobierno Departamental con el erario público, su buena administración por parte del oficialismo, y su control por la oposición, el Estado Nacional, como se ha dicho a través de la Garantía Soberana por el Ministerio de Economía y Finanzas, República Afisa como administradora de los fondos y la Comisión Andina de Fomento y el BROU que apuestan por la inversión en el bienestar social.
Es también Progreso, en particular de los vecinos de Maldonado que mejoraran su calidad de vida, siendo el objetivo, “entregarle un título de propiedad a cada familia, construir la infraestructura básica para el barrio e integrarlos a la ciudad. Asegurar su sustentabilidad estimulando la estructura barrial, implantando servicios de educación, salud y otros”.
Este proyecto, no será letra muerta. Se plasmará en al menos unas 500 soluciones habitacionales, en acceso a la electricidad y agua, a la urbanización de los espacios y el acceso a los servicios públicos de salud a través de comodatos con distintas dependencias del Estado Nacional (CAIF, ANEP, ASSE, entre otros).
En definitiva, es justicia histórica lo que se realizará durante los próximos 3 años. Deberemos de escapar del discurso fácil de “se es pobre porque quiere”, de “van al asentamiento por sinvergüenzas” y sentir regocijo por lo que se finalizará esta noche y comenzará desde mañana.
Esa noche del 6 de abril, se dejaron las banderías políticas, fueron todos “demócratas”. Al decir de JFK, “Nuestros problemas son hechos por el hombre; por lo tanto, pueden ser resueltos por el hombre”, somos testigos y artífices de esta frase.