DIRECTO Y SENSATO. Por Alfredo Oliú

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El pasado lunes 18 de abril el Presidente de la República comunicó a la ciudadanía en conferencia de prensa las nuevas medidas que adopta el gobierno para paliar la crisis económica que estamos viviendo a nivel mundial. Básicamente el hilo conductor del razonamiento expuesto por el Presidente es el siguiente: habiendo cesado parte de la asistencia brindada por el Estado algunos sectores afectados económicamente por la pandemia y siendo que el motor de la economía no se detuvo y avanzó, la recaudación aumentó. Por otro lado, existe una presión inflacionaria al alza lo cual, entre otras cosas, provoca una pérdida del poder adquisitivo. Por tales motivos el Poder Ejecutivo convoca a los Consejos de Salarios con la intención de evaluar el adelanto de un ajuste de los salarios por inflación. En cuanto a las jubilaciones y pensiones se establece un aumento del tres por ciento y para los trabajadores del sector público un aumento del dos por ciento a partir del 1º. de julio que se suma a los ya otorgados a principio de año. De esa forma el gobierno pretende adelantarse de alguna manera a la inflación prevista.

Las medidas anunciadas poseen una múltiple significación. Cuando uno escucha una y otra vez que el “neoliberalismo” es un monstruo que nos devora y que este gobierno es “neoliberal” pues no es así. Yo no soy economista. Lo mío es simplemente una opinión. Pero no dudo en afirmar que las medidas anunciadas están muy lejos de ser una muestra de liberalismo o “neoliberalismo”. Que si lo fuera, no tiene nada de malo pero no lo son. Y en caso que efectivamente este gobierno fuera tan liberal, con las medidas anunciadas demuestra no ser dogmático. Por supuesto tenemos al PITCNT que proclama a los cuatro vientos “es insuficiente” pero admito que esta vez no hicieron referencia a La Tahona. Y por otro lado tenemos a algunos analistas que señalan las medidas tomadas como “inflacionarias”. El equilibrio entre ingresos y gastos, eso es lo que debe controlar el gobierno. Cuantificados los gastos que genera el impacto de las medidas tomadas y, combatiendo la inflación con otras medidas, no tengo la menor duda: este gobierno se ha ganado la confianza de la ciudadanía en conducir con pulso firme el barco en la tormenta. No son ni existen recetas mágicas. Tampoco son las únicas medidas a tomar ni ahora ni para un futuro cercano. Es un mecanismo válido para evitar el deterioro del salario real. He oído y leído que con estas medidas se pone lo político por encima de lo económico. Por supuesto que es así. Es que si no fuera así ser Ministro de Economía sería muy sencillo: bastaría simplemente decir que no a todo gasto nuevo y se acabó la historia. Ahí los números dan no tengan duda. O se puede hacer como hizo Astori: una andanada de nuevos impuestos bajo el eufemismo de “reforma tributaria” o “adecuación” como lo llamó en una segunda andanada. En este caso se busca reducir el impacto de la inflación sobre los asalariados, los jubilados y los pensionistas. Eso es política económica, eso mismo precisamente.

En cambio tenemos que soportar a la administración municipal en Montevideo que nos dice en los hechos: o se hace como yo quiero o no se hace. Tuvimos que soportar a Carolina Cosse victimizándose porque no logró un acuerdo con la oposición en Montevideo. Sra Intendenta, si no se hacen las obras de saneamiento en Montevideo es porque Ud y su bancada no quieren. El mismo día que fracasa su intención de imponer a su modo el préstamo solicitado al BID la bancada de ediles del Partido Nacional presenta en la Junta Departamental una moción para llevar a cabo obras de saneamiento. ¿Cuál fue la respuesta de los ediles del Frente Amplio? Se levantaron y se fueron de sala. Los ediles a los que tanto agradeció la Intendenta casi entre sollozos hicieron eso. Como bien señaló Laura Raffo: “Lo que pasa es que la inversión en las familias más vulnerables no es la inversión que más se ve”.

Es una lástima que en esta semana en la que conmemoramos el Desembarco de los Treinta y Tres Orientales bajo el lema “Libertad o Muerte” pintado en la bandera que fuera robada y nunca apareció, esta semana en la que se le otorga el Premio Cervantes máximo galardón de la literatura hispanohablante a la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi, tengamos que ver estas escenas inconducentes. Al fin y al cabo,  me quedo con la forma en la que actuó nuestro Presidente: directo y sensato.

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