A principios de los años sesenta, los Beatles ya eran conocidos en el ambiente musical de Liverpool. Marcaban una tendencia importante a la cabeza de los innumerables grupos juveniles de rock, pero sin trascender más allá de su ciudad natal. Su fundador, Lennon, de espíritu inquieto, esperaba “que algo pasara”. Y así fue. Un hecho fortuito dio lugar a su descubrimiento por parte de un importante personaje, quién los catapultó a la fama. El camino, no obstante, no fue fácil.
BRIAN EPSTEIN.
El primer representante de los Beatles fue Brian Samuel Epstein (Liverpool,1934- Londres,1967), un hombre de negocios británico. Su familia, de origen judío y una de las más destacadas de Liverpool, poseía allí una tienda de muebles. Sin embargo, su padre le dejó a cargo de un comercio de venta de discos llamada North East Music Stores (NEMS). Estaban en auge los ritmos “skiffle” y el “beat” y eran innumerables los grupos que lo practicaban. Epstein se jactaba de conocer a todos los de la ciudad de Liverpool.
El 31 de octubre de 1961, alrededor a las tres de la tarde, entró al local un joven llamado Raymond Jones. En su libro “Los Beatles”, Peter Brown y Steven Gaines brindan detalles del hecho. “Busco un disco –explicó Jones –llamado My Bonnie (Mi niña) y lo han grabado en Alemania. ¿Lo tienen?”. Epstein preguntó de quien era y Jones replicó: “Usted no habrá oído hablar de ellos. Es un grupo llamado los Beatles”.
Epstein quedó desconcertado. No los conocía, pero tras una breve averiguación, siempre según Brown y Gaines, descubrió que se trataba de un disco sencillo grabado en Hamburgo (Alemania) por Tony Sheridan, cantante de corta fama, quién pidió a los Beatles que lo acompañaran en sus actuaciones en dicha ciudad con el nombre
de Beat Brothers. Epstein también averiguó que los Beatles tocaban en el Club Cavern todos los días a la hora del almuerzo, así que el ocho de noviembre 1961 decidió ir a verlos. Concurrió de saco y corbata, con un aspecto serio y formal que desentonaba con el ambiente del local. Los tres túneles de ladrillo constituían un club subterráneo donde se amontonaban unos doscientos jóvenes bailando, gritando y tomando sopa y comiendo sándwiches que la cocina del club ofrecía como merienda, mientras escuchaban el rock and roll que se interpretaba a gran volumen.
Era en el escenario donde estaba la ebullición que llamó la atención de Epstein. Cuatro jóvenes vestidos de chaquetas y pantalones de cuero tocaban música de rock and roll, masticando chicle, haciendo bromas y arrojando comida entre ellos. Se fijó en la manera de comportarse del más alto y más delgado de los músicos, el que más brincaba, saltaba y gritaba. Era el primer vocalista y se llamaba John Lennon.
De vuelta a su tienda, Epstein no hablaba de otra cosa que de los Beatles, aunque se dio cuenta que él y ellos no tenían nada en común. A pesar de todo, decidió ser su representante.
Los convocó a su despacho el 3 de diciembre de 1961 a las cuatro y media de la tarde. Les ofrecería un contrato de grabación con una empresa discográfica de Londres. Pero pasó la hora fijada y los Beatles no aparecieron. Recién una hora más tarde llegó Lennon, muy alegre, porque había pasado por unos cuantos bares. Después llegaron Harrison y Best (el baterista fundador) pero faltaba MCartney. Muy irritado, Epstein pidió a Harrison que lo llamara por teléfono. Harrison informó: “Paul se está bañando”. Epstein dijo: “Pero esto es un bochorno”. “Pero Paul es muy limpio”, replicó Harrison. Ya en sus inicios, el muy serio señor Epstein se dio cuenta que los Beatles podrían ser magníficos músicos, pero incorregibles en su trato debido a su informalidad, buen humor y su manera de tomarse todo en broma.
Epstein consultó a algunos abogados para saber cómo redactar un contrato, pero nadie quiso ayudarlo. No obstante, seis semanas después, logró redactar uno y los Beatles lo firmaron, pero en realidad no era válido porque McCartney y Harrison tenían menos de veintiún años y necesitaban la firma de un tutor para hacerlo legal. Y Brown y Gaines concluyen: “Y en todo el acaloramiento de firmar este documento, Brian Epstein olvidó poner su propia firma”. Y se puso a trabajar como representante. El grupo estaba compuesto por John
Lennon, guitarra y voz. Paul McCartney, bajo y voz. George Harrison,
guitarra y voz y Pete Best, baterista.
LA PRIMERA GRABACIÒN DE PRUEBA.
Brian Epstein consiguió la primera prueba en Decca Records, una empresa de grabación musical de Inglaterra con sede en Londres. A mediados de los cincuenta, estaba a la vanguardia en el mercado de la música popular, apuntando a la audiencia adolescente al editar discos de rock´n roll. Allí trabajaba el productor Mike Smith. La prueba se llevó a cabo gracias a las gestiones de Epstein, con el prestigio que le otorgaba ser el dueño de NEMS, en ese momento una de las tiendas de discos más importante de Inglaterra. Convenció a Smith para que ver un show de los Beatles en The Cavern. El productor quedó impresionado con la vigorosa, entusiasta y pulida presentación, que a esa altura ya contaba con actuaciones en escenarios más complejos y difíciles, como las de la ciudad de Hamburgo (Alemania), donde alcanzaron a estar diez horas por dìa entreteniendo a clientes en locales de mala muerte.
La prueba se fijó para el día de Año Nuevo de 1962.Los Beatles pensaban que era un simple trámite, pero no fue así. Se sintieron intimidados por el mal trato de Mike Smith, quien llegó tarde y criticó sus equipos de amplificación. “Dejen afuera esas cosas”, ordenó.
Con el repertorio elegido por Epstein, este quiso demostrar la versatilidad del grupo, pero la selección mostró ser un “incomprensible híbrido”: rocks clásicos, boleros, piezas del cancionero popular y unas pocas composiciones de Lennon y McCartney. Curiosamente, incluía una versión de “Bésame Mucho”
(de la compositora mexicana Consuelito Velázquez.).
En total cantaron catorce canciones en sesenta minutos. Según Brown y Gaines, se les quebraba la voz y cantaron desafinados todos los temas. La interpretación fue temerosa y rígida. El peor fue el baterista Pete Best, mecánico y torpe en la batería. Hasta el día de hoy, quién escucha el CD o disco titulado “The Decca tapes”, se escucha a un grupo desconectado, sin brillo, sin personalidad y carente de ideas.
La empresa Decca los rechazó sin vacilar y en su lugar eligieron
al grupo Brian Poole and The Tremeloes. Mike Smith se comunicó con Epstein días después y le hizo saber su decisión: “No nos gusta su música. Los grupos con guitarras eléctricas están en vías de extinción. Los Beatles no tienen futuro en el mundo del espectáculo.
Mejor dedíquese a vender discos.” Brian se quedó atónito. Los Beatles se enfurecieron con Epstein por haber presentado un repertorio demasiado clásico.
El rechazo de Decca está considerado como una de las peores decisiones comerciales del siglo XX. Hasta 1968, los Beatles habían vendido quinientos millones de discos. En la década de los sesenta, Mike Smith se hizo famoso como “el hombre que rechazó a los Beatles”. Refiriéndose a él, McCartney comentó tiempo después:
“Él se lo perdió”. Luego, Decca en parte enmendó su error al contratar a los Rolling Stones.
Mike Smith
LA SEGUNDA PRUEBA.
En los meses posteriores, Epstein hizo cientos de llamadas telefónicas, escribió gran cantidad de cartas y realizó muchas entrevistas personales. Se dio cuenta que no era fácil ser representantes de un grupo de rock, más aún siendo este de Liverpool y no de Londres. Por fin consiguió una segunda prueba en la EMI, una gran empresa británica, famosa por la fabricación de televisores y equipos electrónicos. En abril de 1962 Epstein consiguió una entrevista con George Martin (1926-2016), productor musical, arreglista, compositor director de orquesta, ingeniero de sonido y músico británico. Ingresó a EMI en 1950.Al principio su tarea era grabar música clásica y barroca. En cierto momento le hicieron saber de Brian Epstein y los Beatles y que tal vez el grupo podría interesarle. A pesar de no haber tenido mucho éxito con la música Pop, organizó una reunión para el 13 de febrero de 1962 con Brian Epstein. Había escuchado una cinta en Decca y le pareció que el grupo de era “poco prometedor”, pero le gustó un detalle: las voces de Lennon y Mccartney. De todas formas, pensó que EMI “no tenía nada que perder”.
George Martin
Los estudios EMI se encontraban en una imponente mansión de Abbey Road, una calle residencial arbolada en el exclusivo barrio de Saint John’s Wood, Londres. (Aún permanecen allí, pero con el nombre de la calle)
Estudios Abbey Road
Los Beatles se presentaron a Martin el 6 de junio de 1962 y grabaron cuatro canciones. El veredicto no fue prometedor y no le gustó como tocaba la batería Pete Best. No obstante, Martin le gustó el buen humor, el desenfado y la simpatía de los Beatles. Les preguntó si había algo que no les gustara y Harrison respondió con desparpajo:
“Para empezar, no me gusta su corbata”. Como McCartney y Lennon se sumaron con chistes e informalidades, Martin pensó que debería firmar un contrato con ellos “por su ingenio”. (La informalidad y buen humor de los Beatles se mostraría durante toda su carrera).
George Martin los sometió a una prueba minuciosa y profesional.
Escuchó a cada músico por separado y luego los hizo tocar juntos.
No quedó impresionado con los temas compuestos por ellos, pero alegremente y con total desenfado, Lennon le dijo que para para su primer disco sencillo habían decidido grabar una de sus propias canciones, “Love me do”, que habían compuesto en la parte trasera de un camión mientras iban a una actuación. Siempre según Brown y Gaines, Martín aborreció la canción y dijo que la letra era “tan estúpida como una letra de felicitaciones barata”. Pero hizo otro comentario, aún más trascendente, y que resultaría crucial para la futura integración del grupo. Criticó en particular la pesada y “poco inventiva” actuación de Pete Best en la batería. Su estruendoso toque pudo haber funcionado bien en el Club Cavern, pero no en un estudio de grabación.
Al terminar la prueba, George Martin no prometió nada seguro, solo un “quizás” y eso si sacaban del grupo a Pete Best y lo conservaban para actuaciones en vivo, pero “si querían un contrato para grabar, deberían emplear un baterista de grabaciones de estudio”. Es interesante lo que especulan Brown y Gaines al respecto de los dichos del productor: “En la mente de Lennon, McCartney y Harrison, Pete Best ya estaba sentenciado cuando hicieron el viaje de retorno a Liverpool”. Lo echarían del grupo.
Y así ocurrió. El 16 de agosto de 1962, Brian Epstein se encargó de despedir a Pete Best. Le dijo: “Los muchachos ya no te quieren en el grupo. Piensan que no eres lo bastante bueno como baterista”. En conclusión, se ganó un lugar en la historia como “el más infortunado de todos los que podrían haber sido algo y no fue”. En los dos años siguientes, los Beatles acumularían ganancias por cuarenta millones de dólares. Pete Best se hizo panadero y ganaba ocho libras a la semana. Y se casó con una joven llamada Kathy, que trabajaba en el mostrador de un comercio vendiendo bizcochos, McCartney, el único sobreviviente de la formación original, nunca habló sobre el asunto. Solo Harrison dijo en una ocasión: “Le debemos una disculpa a Pete Best”.
El baterista despedido, en un intento por aclarar un tanto las cosas, sumido en una profunda depresión, declaró tiempo después: “Es una zona oscura. Hubo quién dijo que yo era demasiado popular, que iba a la mía, que no me sometía a cambios de imagen, que fue por rechazar a Brian Epstein. De hecho, lo más duro para mí fue ver que ninguno de ellos vino a hablar conmigo. Era como si todo estuviera decidido de antemano”.
Pete Best
El despido de Pete Best causó gran revuelo en Liverpool, con protestas de sus admiradoras. Pero el problema más urgente era conseguir otro baterista. Surgió el nombre de Ringo Starr (su verdadero nombre era Richard Starkey). Tenía veintidós años y hasta ese momento su vida había sido una sucesión de desgracias. Nunca aprendió a leer y escribir y lo poco que sabía se lo enseñó una niña amiga de su barrio. Pasó dos años en un hospital y salió muy débil y enfermizo. Los Beatles lo conocían no solo de Liverpool, sino también de sus actuaciones en Hamburgo (Alemania).
Tocaba en un grupo muy popular, The Hurricanes. Era modesto, muy sencillo y se llevaba muy bien con ellos. Harrison logró ubicarlo por teléfono y le dijo que se le ofrecía el puesto como baterista de los Beatles. En realidad, era inverosímil como candidato a participar en el papel que cumpliría en el futuro. Pero así fue. El propio Ringo comentó después: “¿Que hace un pelagatos como yo con toda esa gente”?
Y de esa forma se cumplió el proceso descrito por Lennon años más tarde: “Soy el fundador de los Beatles. Yo traje a Paul, Paul trajo a George y George trajo a Ringo”.
Richard Starkey (Ringo Starr)
“LOVE ME DO”. LA PRIMERA CANCIÒN.
El 12 de setiembre de 1962 los Beatles llegaron a los estudios EMI.
La sesión se haría en el estudio 2, que luego, durante toda su carrera, sería “el estudio de los Beatles”, Uno de los ingenieros de grabación era el joven Geoff Emerick, luego permanente su colaborador hasta 1969 y que lograría maravillas en la grabación de sus canciones.
Geoff Emerick.
Como ya hemos dicho, eran totalmente desconocidos fuera de Liverpool. “Mi primera impresión de los Beatles no fue nada memorable”, declaró Emerick años después. “Son desaliñados y llevan chaquetas de cuero y se peinan hacia delante”. ”Tienen una actitud muy rockera”. Emerick tal vez no quiso decir que más bien tenían aspecto de vándalos. “Mi recuerdo principal de aquella primera noche –concluye Emerick- fue la cantidad de bromas que se hacían entre ellos. John y Paul parecían los más animados, rebosaban confianza y eran claramente buenos amigos. George y Ringo parecían tomarse las cosas mucho más en serio, o tal vez estaban más nerviosos”.
“El cantante solista y segunda guitarra (Lennon), era el más inquieto, hablaba deprisa y en voz alta. Era el más divertido”.
“El baterista (Ringo) era el más bajito de todos, casi minúsculo, parecía algo abatido y no tenía nada que decir”.
“El guitarra solista (Harrison) era muy joven y muy delgado. Lo más intrigante era que tenía un ojo morado. Según supe después, era producto de una pelea que había tenido en un club de Liverpool durante una actuación del grupo”.
“Y luego estaba el bajista. (McCartney). Era el de trato más agradable. Aunque no alzaba la voz como Lennon, tuve la clara impresión de que era el líder del grupo”.
Y concluye Emerick: “En retrospectiva, es curioso que la gente considere a Lennon como líder del grupo (a pesar de ser el fundador).
A lo largo de todos los años en que trabajé con ellos, siempre pensé que McCartney, el de voz suave, era el verdadero líder del grupo, y que nadie hacía nada a no ser que el diera su aprobación”
La primera canción que George Martin les hizo grabar no era de ellos, sino una compuesta por el compositor británico Mitch Murray.
titulada “How Do You Do It” Sin ningún rodeo, Lennon le dijo al productor: “Mira George, perdona que te lo diga, pero esta canción nos parece una m…”. Queremos grabar nuestro propio material”. McCartney, con mucha más educación, dijo: “Tenemos una canción mucho mejor. Si no te importa, nos gustaría probarla”. George Martin aceptó. Parecía levemente divertido. Los Beatles le resultaban insolentes, pero pensó que era así como habían llegado hasta allí.
Mitch Murray.
Así entonces grabaron Love me do. Martin hizo tocar a Ringo, pero le pareció un mal baterista y decidió emplear a Andy White, un destacado baterista de grabaciones de estudio. A Ringo le hicieron tocar una pandereta y luego unas maracas. Quedó muy apesadumbrado. Durante toda su carrera, Starr mostró un permanente resentimiento contra Martin por no haberlo incluido en la primera grabación del grupo.
Andy White
La letra de la canción la había escrito McCartney cuando tenía dieciséis años. Estaba realzada por la frase musical repetida por Lennon usando una armónica (la había robado en una tienda de Arnhem, Holanda, durante uno de sus viajes a Alemania).
Ninguno de los Beatles sabía leer ni escribir música. No tenían conocimiento ni dominio de ningún instrumento, salvo los que ya tocaban. No sabían nada de cómo se hacían grabaciones. Pero tuvieron la suerte al encontrar un productor como George Martin, quién en lo posterior supo descubrir y explotar sus capacidades, en particular sus armonías vocales, factor que los hizo el mejor grupo de rock de todos los tiempos.
Segùn Brown y Gaines,”Love me do” se publicò el 4 de octubre de 1962.Brian Epstein esperaba que la compañía de grabación ofreciese publicidad y respaldo,pero eso no ocurrió.Incluso cuando George Martin anunció en una reunión de directiva de EMI acerca de la distribución de un disco de los Beatles,los demás funcionarios se echaron a reir.Pensaron que se trataba de una broma.
“Love me do” fue publicada…y olvidada.Epstein pidió diez mil copias para distribuirlas en NEMS.Todos los parientes y amigos de los Beatles escribieron cartas solicitando la difusión del tema en las radios.Tambièn lo hicieron todos los empleados y familiares de la empresa.Despuès de cientos de pedidos,Radio Luxemburgo,una emisora del tipo pirata que emitìa desde Luxemburgo para las Islas Británicas accedió a irradiarla. Luego la BBC de Londres comenzó a pasarla una o dos veces por día.
A mediados de diciembre, había trepado al número diecisiete de la lista de éxitos.” ¿Podría ser algo más importante que esto?” decía con orgullo Epstein. Todos estaban deslumbrados. Y era apenas el principio. El éxito fue atronador y las ganancias, cuantiosas.
Años después, eso quedó demostrado en un episodio común. En 1967 estaban grabando la canción Un día en la vida, canción emblemática y una de sus obras maestras. McCartney le dijo a George Martin: “Para esta canción necesitamos una orquesta sinfónica”. Martin le preguntó si tenía idea del costo de contratar una orquesta sinfónica de cuarenta músicos. McCartney contestó: “No tengo idea. Pero si conozco la cantidad de dinero que esta empresa gana con nuestros discos”.
Le consiguieron la orquesta y la dirigió el propio McCartney.