¡EL PEOR VICIO DEL HOMBRE, LA PEREZA! Por Joise Morillo

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¡El hombre nuevo del socialismo tiene como estigma; perder la libertad!
El hombre, al perder la libertad, decía Homero, pierde la mitad de su espíritu. Parte de esa poca voluntad de ser libre compete a un estado de conformismo, considerado como un estado de confort ficticio, abonado por la poca voluntad de luchar (pereza) por alcanzar la libertad.
“El hombre tiene pereza, en general, de pensar todo lo pensable y se contenta con fragmentos de ideas, se niega a una coherencia absoluta.
No lleva hasta el final el esfuerzo de entender. Y, precisamente porque no lo hace, toma, en relación a su capacidad de inteligencia, una absurda posición de orgullo. Compara lo poco que entendió con lo menos que otros entendieron, jamás con lo mucho que los más raros pudieron percibir.” (Agostinho Da Silva)
Si, ese es, el mediocre -el anti-genio- actualmente hay innumerables ejemplos de los mismos, pero hay dos muy antiguos, uno ilustre y épico, otro narcisista dañino, son: Diógenes de Sinope y Cilón de Megara, respectivamente, el primero se creía dotado de más raciocinio que todo el mundo, de él hay varias anécdotas, entre ellas decidir vivir como los perros. El segundo al no poder ser del grupo pitagórico, como era rico, se dedicó a la política hasta llegar a ser gobernante de Megara mediante lo cual, le hizo imposible la vida a los pitagóricos. La peor casta es la de los caprichosos que no logran doblegar a sus objetivos, como Cilón y o muchos dictadores tiranos y gente común, adoptan, incluso, escenas de victimados siendo sublime mente, agresores o victimarios.
La AMD les determina egocéntricos. Caprichosos, solipsistas etc. Lo peor es que, ¡como los locos, están desubicados de la realidad y no lo saben! Están errados y, por supuesto, nunca reconocen o captan lo bueno y bello de las cosas, se limitan a lo superficial y no lo onírico o conceptual veras y próspero. Viven un teatro donde ellos son: los dueños, los protagonistas de la obra, los guionistas y tramoyeros a la vez de lo cual sacan el fruto de su fantasía, «la decepción del público» que pagó un alto costo por la entrada a su patética obra. En eso radica su pereza mental vivir la vida para sí mismo y desconsiderar las virtudes ajenas, Mezquindad. El peor defecto que los acompaña es: sus sesgos esotéricos, además son: fetichistas, fanáticos, vengativos e hipócritas.
Albert Einstein decía: «El inconveniente de las personas y los países es “la pereza” para encontrar salidas y soluciones. (…) Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo.
En vez de esto trabajemos duro. “Acabemos de una vez con la crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla».
Simón Bolívar respecto a la libertad dijo de la pereza:
“Observaréis muchos sistemas de manejar hombres, mas todos para oprimirlos; y si la costumbre de mirar al género humano conducido por pastores de pueblos no disminuyese el horror de tan chocante espectáculo, nos pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la superficie del globo como viles rebaños destinados a alimentar a sus crueles conductores. La naturaleza, a la verdad, nos dota al nacer del incentivo de la libertad; más sea «pereza», sea propensión inherente a la humanidad, lo cierto es que ella reposa tranquila, aunque ligada con las trabas que le imponen. Al contemplarla en este estado de prostitución, parece que tenemos razón para persuadimos de que los más de los hombres tienen por verdadera aquella humillante máxima, que más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía.”
La pereza física produce malos pensamientos es un fraude al intelecto General, con esta característica; el individuo humano crea toda clase de vicios para acortar todo esfuerzo para conseguir sufragar necesidades; que, las más de las veces, son producto de la vanidad exacerbada, lo cual origina vileza de conducta. El perezoso tanto de pensamiento como de actividad física es vil.
A un mundo vil ha convertido el socialismo marxista donde ha clavado sus garras, no es raro oír a una madre o a un joven cubano decir que no vale la pena trabajar por un sueldo miserable. El socialismo ha convertido la ambición natural del individuo en un conformismo victimizado que les convierte en los nuevos esclavos, dependientes de una libreta de abastecimiento. O sea, es un nuevo tipo esclavitud que descalifica toda suposición del valor de su “hombre nuevo”. Algún propósito de confirmar la máxima profética de: “saber os hará libres”, en Venezuela se ha transformado en saber no vale la pena. Esta nueva esclavitud ha generado una nueva clase de pereza, la pereza mental. Y, ¡no es que el individuo deja de pensar! Sino que todo su pensamiento se funda en gastar lo menos de lo que llamamos tiempo para producir.
Por ende, lo escueto que piensa es improductivo. Incluso, a la postre, para sí mismo.

Joise Morillo
[email protected]
Venezuela – USA

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